Una vez, una persona me dijo que el principal problema que teníamos los seres humanos, y que constituía la causa de que lleguemos a sufrir por los demás, es que siempre esperamos algo de los otros. Y en cierto modo es verdad, pensamos que todo lo hermoso es para siempre, que nunca acabará, que los tiempos buenos llegaron para quedarse y que nunca más tendremos que volver a vencer una tempestad. Creer que a quien le damos nuestro amor incondicional, sin reservas, jamás nos hará llorar, sufrir o dudar, es un terrible error; tan terrible, que cuando nos damos cuenta que lo hemos cometido, ya estamos en el fondo de un abismo. Pero de todo lo anterior, lo más penoso es creer que aquellos a quienes amamos, sienten por nosotros lo mismo, que nos respetan y nos guardan fidelidad aun cuando no estamos presentes.
Cuando un buen día, con razón o sin ella, se derrumba el mundo que nos parecía bello y perfecto, nos damos cuenta de cuán equivocados estábamos, y no es raro escucharnos decir: “eso jamás me lo esperaba, y menos de esa persona”, pero así son las cosas.
Mucha razón tenía el poeta, cuando dijo: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo más hermoso nos cuesta la vida”. Todo lo que nos pasa en la vida tiene un sentido, aunque nos lleve años entender por qué pasó tal o cual cosa, siempre llega la luz y encontramos respuesta a ese porqué. Mientras tanto, creo que lo mejor es renovarse, quitarse la piel, creer sólo en aquello que uno vea, valorar lo que nos dan y más si viene acompañado de sinceridad.
Por eso, desde hoy nada me sorprende, desde hoy no dejo en pie un solo pedestal en mi vida. Hoy aprendí que si vas a esperar algo de alguien, debes esperar lo inesperado.
Hoy debo admitir que la gente no es tan buena como se vende, ni tan mala como la pintan.
Aunque pienso que en realidad no somos ni buenos ni malos, es solo que si queremos, tratamos con mucho cariño; pero si no, nos portamos como la persona más cruel.
Lo bueno de cada cosa que parece mala, es que deja una enseñanza que nos hace más fuertes, más seguros, incluso, nos enseña a ayudar a otros cuando pasan por situaciones similares. Por eso, desde hoy, nada humano me será ajeno.