Sembremos más valores

Los padres que tienen esperanzas en que sus hijos sean productivos en el mañana, profesionales en cualquier área, hagan el esfuerzo por inyectarles valores a sus vástagos. Si Dios le concedió el talento para un deporte, en especial…

Los padres que tienen esperanzas en que sus hijos sean productivos en el mañana, profesionales en cualquier área, hagan el esfuerzo por inyectarles valores a sus vástagos.

Si Dios le concedió el talento para un deporte, en especial el béisbol, pues con más razón siembre esa semilla de las costumbres, de lo que en verdad importa en la vida.

Estamos en una época donde, lamentablemente, abundan los malos ejemplos que indican que el cúmulo de riqueza supera la honestidad, esos que imponen los lujos al hecho de ser un buen ciudadano, lo que hace un daño enorme.

Pero, como una vez leí, lo triste no es que los malos actúen, sino que los buenos se queden de brazos cruzados, cuales seres indolentes que dejan hacer, dejan pasar, cuando la reacción debe ser en sentido contrario y con mayor intensidad.

Quien recibió la bendición de tener un hijo pelotero y a la vez la vida le cambia inmediatamente firma o asciende a Grandes Ligas, cuide ese obsequio divino con un mayor apego a su cría, duplique las conversaciones, bajo ninguna razón ceda su espacio como papá, como madre, por más papeletas que el hoy estelar haya llevado a la casa, siempre recuérdele que usted lo ve como el recién nacido aquel que necesitaba de su ayuda para moverse porque solo no podía.

A fin de cuentas esos somos los hijos: un regalo para que los padres nos forjen por el sendero del bien. Por eso es que cuando llega la madurez se agradecen las pelas recibidas, porque las mismas fueron una vía de aprendizaje, aunque duro y con sabor amargo, pero de resultados incuestionables.

El dinero compra muchas cosas y, en un amplio porcentaje, las negativas, las que acaban vidas.

Es un imán para las malas compañías y ahí sí se complica. Arriban los gusanos que solo quieren sacar provecho a toda costa. La historia registra muchas fortunas que se han evaporado en un santiamén por esos “amigotes” del momento. Hay que trabajar incansablemente para instaurar una cultura de principios en cada familia.

Hay que hablar con los hijos. Escuchar a los hijos.

Evitemos más desgracias de jóvenes que pueden aportar al país desde cualquier latitud.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas