La salud: El mayor tesoro

No en vano es célebre, de generación en generación, la expresión que reza: ´´Salud, dinero y amor´´, cuando se quiere expresar a una persona las mejores intenciones que tenemos para ella.  

No en vano es célebre, de generación en generación, la expresión que reza: ´´Salud, dinero y amor´´, cuando se quiere expresar a una persona las mejores intenciones que tenemos para ella.  
Y es así, tal cual,  en ese mismo orden. Aunque más de uno colocaría el amor en el segundo puesto,  (personalmente los pondría de la mano), lo que no está, no ha estado ni estará en discusión jamás, es la posición que debe ocupar la salud.

Sin ella no tenemos energía para vivir el día a día.

Pero es tan triste saber que le damos el valor que tiene solo cuando la estamos perdiendo y que nos pasamos la vida prestando oídos sordos a sus constantes llamados de alerta.

Seamos sinceros, cada vez que sentimos un dolor, falta de aire, nos sofocamos (aún sin haber siquiera dado un paso) perdemos el apetito, dejamos de dormir y otros trastornos más, siempre le buscamos una justificación… ¿La razón? Evadir a toda costa acudir al médico.

Es increíble la cantidad de excusas y justificaciones que argüimos para no entrar en el consultorio de un médico; pero no crean que se trata solo del temor de que el facultativo descubra que padecemos de alguna enfermedad.

No. Y eso es lo más increíble, pues se trata de no querer interrumpir nuestra agenda y, sobre todo, la tontería de pensar que sentarse en una sala de espera es la manera más estúpida de perder el tiempo. Créanlo, aunque parezca mentira.

Es así.
Esta es una cultura con la que tenemos que romper, debemos hacer votos por la medicina preventiva, hacer de  los chequeos de rutina una regla en nuestras vidas, sin esperar a que nuestro cuerpo proteste, hastiado por los abusos que constantemente comentemos contra él.

 Al principio hablaba del lugar que deben ocupar la salud y el amor en nuestras vidas y ciertamente deben ir uno al lado del otro, pues si no nos amamos lo suficiente no nos cuidaremos lo suficiente. Si no reconocemos lo importante que somos para nosotros y aquellos que nos aman, jamás sabremos prestarnos la atención, mimos y cuidados que merecemos.

Es nuestra responsabilidad mantener nuestro cuerpo y nuestra mente saludables y en equilibrio. l

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