Sabana Piedras

Conocí en mi nuevo domicilio de Sabana Piedras en mi cumpleaños 44 a Juan, hombre delgado y ágil, conversador, presto a servir al prójimo, grandioso como trabajador, siempre con consortes juveniles. Hicimos buenas migas porque relató memorias…

Conocí en mi nuevo domicilio de Sabana Piedras en mi cumpleaños 44 a Juan, hombre delgado y ágil, conversador, presto a servir al prójimo, grandioso como trabajador, siempre con consortes juveniles. Hicimos buenas migas porque relató memorias de su adolescencia durante el gobierno de Horacio Vásquez, que cesó nueve años antes de mi nacimiento, que me obligó a buscar ratificación, en mi biblioteca personal, todavía desordenada en habitación de mi nueva morada. Llegó a mi casa durante el diario espectáculo del ocaso solar que en ese paraje es impresionante visión de cada día, llevando obsequios de frutas y vegetales y promesa de buen vecino, poniéndose a la orden en cuanto pudiere ayudar.

Mi percepción inicial de Juan como atrevido y aprovechado la borró desde el inicio de su conversación, contándome eventos históricos en que estuvo envuelto, que incluyen responsabilidades en una casa de concubinas de Petán Trujillo y en otra casa en la confluencia del Haina con Guananito como salón de orgías y fiestas del tirano. Se maravilló de que un cibaeño llegare a vivir allí, y no perdió tiempo en averiguar. Así cuestiona mi decisión de vivir en un sitio tan corrupto e inseguro. Respondí que trabajaba en Básima y que mi casa, en SDE, no me permitía ejecutar el trabajo, pues el gasto diario era mayor que el ingreso diario.

Cuestionando a Juan sobre el significado de su concepto de corrupción, logré extender mi percepción sobre tal fenómeno. Hasta ese momento, mi concepto tenía como sujeto de corrupción a autoridades. Pero para Juan los corruptos eran los mortales normales, la gente común, mujeres y hombres y adolescentes y niños. Conversamos sobre el tema muchas veces y durante mucho tiempo, lo que me llevó a conservar la definición intuitiva de Juan sobre la corrupción, como violación a normas sacras o preceptos sociales o constitucionales sobre la conducta de los humanos de cualquier edad o género (interpretación mía).

Pero, la corrupción tiene liderazgo que se esconde tras dádivas a legisladores, a miembros del gabinete ejecutivo y de la judicatura; a oficiales de las entidades de control -a todas- para que las decisiones institucionales los favorezcan, sin importar a ninguno de los económicamente beneficiados la pobreza de la nación entera.

Cuando la RD permitió legislativa o administrativamente un margen comercial al detalle de 35%, en EUA, A&P y Safeways usaban margen de 2%. Aquí, un camionero compra árboles frutales cargados, y paga al dueño la centésima parte de lo que ha de recibir cuando venda las frutas en la ciudad. Así el consumidor dominicano paga precios de nación desarrollada, mientras el pobre campesino recibe ingresos de nación inviable.

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