Cuando Dios llega a restaurar una vida hace el trabajo completo, su rescate conlleva la más alta excelencia y un resultado perfecto. Cuando la luz examinadora del Espíritu Santo alumbra nuestros pecados, ensombrece todo dolor, toda iniquidad oculta desaparece y sus vestigios son como turbias aguas que pasaron.
Dios perdona legítimamente y te digo: ciertamente olvidarás enojos, hábitos y serás abastecido de suficiente fortaleza para vencer cada tentación y el oleaje repentino de las inevitables consecuencias de pasadas acciones. Nunca olvides que Dios tiene el control y prometió acompañarte éste y cada día de tu vida, no llegará tarde a socorrerte porque nunca se ha ido de tu lado, hoy su consuelo te hace sentir que pase lo que pase, vale la pena vivir l