Reflexionando sobre el nuevo año

I.- La existencia y desaparición del ser humano1.- Sin dificultad podemos tener conocimiento preciso del momento de nuestro nacimiento, no así cuando vamos a dejar de existir por muerte natural. Solamente si decidimos ponerle…

I.- La existencia y desaparición del ser humano
1.- Sin dificultad podemos tener conocimiento preciso del momento de nuestro nacimiento, no así cuando vamos a dejar de existir por muerte natural. Solamente si decidimos ponerle fin a la vida, sabemos la fecha y lugar para salir de la lista de los vivos.

2.- La vida eterna no existe, el momento del descanso final indefectiblemente ha de llegar. Lo vitalicio, el aliento de por vida es pura ilusión; solamente aquellos que se imaginan lo irrealizable, y disfrutan lo inexistente, se forman la falsa idea de que vivirán para siempre, para la eternidad.

3.- Particularmente yo, dejaré de vivir cuando me llegue la hora, no precipitando mi partida; quiero mantenerme vigoroso, lúcido, accionando, en función permanente, lleno de dinamismo.

4.- Pero estoy consciente de que el afán de vivir no depende de mí, sino de factores que escapan a la pretensión de tener una extensa permanencia como ser viviente; el mucho empeño por la subsistencia no basta para conservarla, porque ella cede ante la llegada inexorable de la desaparición física.

5.- No sé si soy avistado o tonto, listo o estúpido, pero de lo que no tengo la menor duda es que mi estancia en la vida terrenal es provisional, pasajera; he vivido convencido de que mi situación es transitoria, y por mucha alegría que me motiva vivir, estoy preparado para el final, la conclusión del trajinar, de ese ir y venir, de la brega que he mantenido durante mi vida.

II.- Creo en realizaciones para el nuevo año

6.- He tenido la dicha de poder narrar lo que ha sido mi vida desde el momento de mi nacimiento hasta ahora, pero no sé si continuaré haciéndolo en lo adelante, porque sé de lo que hago hoy, no de lo que haré mañana, próximamente con la llegada de un nuevo año, conforme el calendario gregoriano.

7.- Debemos estar preparados para las acciones que llevaremos a cabo en lo adelante, algunas de las cuales pueden ser las mismas o diferentes a las ya ejecutadas en el pasado. Por lo regular, lo nuevo permite realizaciones que constituyen ideas producidas al instante, en el momento que se convierten en producción intelectual creadora.

8.- El nuevo año puede servirle a una persona para elaborar planes de índole personal, familiar o laboral, idear cómo ha de actuar, planificar acciones a tomar, trazarse la línea que ha de seguir conforme sus convicciones en el plano político y social.

9.- Lo nuevo motiva darle riendas sueltas al pensamiento; la novedad sirve para enriquecer los conocimientos; lo reciente nos enseña que el mundo cambia acorde con el desarrollo del cerebro humano.

10.- Lo nuevo hay que recibirlo con alegría, con el deseo de vivir; animado de la buena voluntad, confiando que siempre estaremos jubilosos, regocijados por lo que llega junto con la felicidad; con la dicha de disfrutar la novedad, lo reciente que son los días y meses por venir en el año 2016.

11.- Debemos estar preparados, listos para las primicias, las innovaciones que han de llegar; recibirlas como merecen, las queremos y necesitamos; valorarlas en sentido positivo para el bien de todo el pueblo dominicano que bien requiere de lo moderno y original; aceptar lo que viene con parabienes y con grata acogida; que el acogimiento sirva para demostrar que olvidamos lo negativo del 2015, para darle una bonita bienvenida al 2016.

12.- Quitemos de nuestras mentes las cosas feas, indignas y deshonestas, para sólo mantener las bonitas y merecedoras de ser guardadas en nuestros corazones; fortalezcamos lo decoroso y noble, la hidalguía, lo eminente, insigne y generoso, pues sólo así demostramos estar liberados de las cosas desagradables ocurridas el pasado año 2015.

13.- Lo nuevo hay que recibirlo con un espíritu limpio, la conciencia nítida y el alma pura, para que el 2016, sea transparente e inmaculado, dejando atrás lo sinuoso, oscuro y opaco; y todas las cosas feas que sólo se mueven como el nocherniego, dando los pasos lúgubres de los malvados, de los dañinos preñados de taras que reflejan inconductas propias de sociedades en decadencia.

14.- No aceptemos tranquilamente lo inevitable e irrealizable; el fatalismo es una tesis propia del derrotista. Aquellos que creemos en el esfuerzo humano no anidamos ideas frustratorias, porque sólo creemos que el porvenir es de los que luchan con el objetivo de vencer.

15.- Creer en la fatalidad quita el deseo de llegar a la meta propuesta; jamás debemos de estar al lado de los fatalistas que creen en la imposibilidad de cambiar el destino de las cosas. La desesperanza marchita y guía al pesimismo que sólo es abrazado por los que piensan hacia atrás, en lo funesto y sombrío.

III.- Soy realista, no iluso

16.- Cuando el ser humano sabe lo que real y efectivamente quiere, no procede como diletante, apasionado insensato o perturbado habitual, sino que se mueve en firme para llevar a cabo su empeño con decisión y total resolución, sin titubeos.

17.- Sé en el medio social donde nací y me he desarrollado, razón por la cual tengo la posibilidad de conocer algo de las debilidades, firmezas, virtudes y defectos ligados a las personas que componen hoy la sociedad dominicana; además de que no soy un iluso para no saber el nivel de agrietamiento que padece el orden actual, que se refleja en todo el tejido social del país.
18.- No vivo de ilusiones, sino que trato de vivir con los pies sobre la tierra; y de algo deben servirme 77 años de vida. Por tanto, al expresar lo que quiero traiga el nuevo año al país, no estoy procediendo como un soñador, sacándome una espina de la mente, manifestando un desahogo, ni actuando igual que un entusiasmado excedido de ánimo trasnochado.

19.- No soy creyente de ideas irrealizables, animador de desastres, ni estimulador de presagios absurdos. Creo en lo que es posible alcanzar, en el triunfo, el éxito, y los logros; en el optimismo, lo victorioso; en el triunfador, en aquel que se prepara para cantar victoria por la conquista obtenida con limpieza y no con las malas artes.

20.- Me preparo para confiar que lo nuevo que viene es de trascendencia, no de insignificancia, de importancia, no de futilidad, de destacar, no de simplificar, de valorar, no de trivializar, de estimar, no de menospreciar. El naciente año debemos verlo y sentirlo flamante y con frescura; aceptarlo distinto, no ajado, maltratado, usado, que no es el mismo ya despedido, que el que llega es novel, real y efectivamente un año neonato.

21.- Los dominicanos y dominicanas que hemos vivido confiando en el pueblo y sus potencialidades para salir adelante, y no creemos en lo nefasto y triste, sino en lo alegre y propicio, en lo positivo y no en el pesimismo, debemos estar preparados para recibir el nuevo año con buenos augurios, esperanzadores vaticinios, confiados pronósticos, anunciando un hermoso porvenir, previendo lo sano y no lo nocivo; armando la conciencia de los mejores hombres y mujeres del país, de los que luchan por convicciones democráticas y transformaciones verdaderas.

22.- El nuevo año ha de servir de alborada para que comencemos a construir el nuevo amanecer, encender las primeras luces para reunirnos, unificarnos e integrarnos para cambiar verdaderamente; juntarnos en procura de adecentar la vida pública, congregarnos a los fines de crear nuevas instituciones y hacer el adecuado funcionamiento de las existentes; armonizar con franqueza, sumando, pensando en concordar para concertar lo que conviene a las masas populares, a los que en este país nunca, jamás han estado ni participado en las grandes decisiones del Estado dominicano.

IV.- Algunos de mis deseos en el curso del nuevo año

23.- El trayecto recorrido por un ente social puede ser corto o largo, lo mismo que agradable o desagradable, y la evocación de lo realizado traerle alegría o pesares. Pero por más que se quiera ocultar lo vivido, la verdad sale a relucir, y cada quien será recordado, no por lo que trata de envolver con falsedades, sino por lo que está fijo en la memoria, la reminiscencia estampada en lo que no puede ser borrado.

24.- En el curso de su vida, un individuo puede, dependiendo de su movilidad en el medio donde vive, mantenerse animado, con brillo o, simplemente, vivir como un simple ser insustancial, corriente, un anodino. Cada quien decide la forma como ha de desarrollarse socialmente.

25.- Con plena conciencia puedo decir que me siento física y mentalmente en condiciones de exponer libremente mi voluntad, desarrollar la intención de lo que es mi deliberado propósito por si en el curso del nuevo año se apaga mi vida, se extingue mi existencia como ser humano viviente.

26.- Así como puedo continuar con vida durante todo el año 2016, y llegar a cumplir 78 años de edad, también es posible que fallezca, porque nacer, desarrollarse y morir es un proceso normal y natural de los seres vivientes.

27.- Tengo la libre decisión de señalarles a mis descendientes cómo quiero ser recordado luego de mi partida, y también indicarles qué parte de mi accionar público deseo sea retenido. De igual manera puedo aspirar a que guarden silencio de lo por mí realizado.

28.- En mi caso específico, aunque he tenido la condición de hijo, esposo, padre de familia, abuelo y abogado; y he tenido incidencia en la vida pública nacional e internacional, por ninguna de estas calidades quiero ser recordado.

29.- En mi vida no he actuado procurando ser tomado en consideración por un acto o actividad, gesto o comportamiento; ni he vivido en busca de distinción, prestancia o excelencia; ni para recibir palmadas, alabanzas, elogios o que me pongan por las nubes.

30.- En lo personal he tratado de llevar una vida normal, sin deslumbrar para impresionar, ni asombrar para seducir; he querido comportarme natural, siendo habitual en mis actuaciones, para no pecar de extraño, de raro en mi propio medio social.

31.- De igual manera, la fanfarronería la detesto, no soporto la bravuconería y lo fantasmagórico lo veo como algo artificial; lo fastuoso, lo esplendoroso no me quita el sueño; disfruto las cosas materiales sin apegarme a ellas ni hacerme su subordinado.

32.- Quiero, al igual que para mis seres queridos, disfrutar de buena salud. Anhelo para el país cambios verdaderos en el orden material y espiritual, para que la vida del pueblo sea menos pesada de lo que ha sido hasta ahora. Sueño que en lo adelante el ambiente político nacional cambie para bien, comenzando con el adecentamiento de la vida pública.

33.- Ansío que las fuerzas democráticas del país den los pasos necesarios para la creación de un organismo unitario, con la suficiente cohesión y fuerza para, con posibilidades de éxitos, alcanzar el poder político del Estado, y así comenzar a construir una nueva sociedad sin desigualdad.

34.- En el curso de 2016, si es que muero, les hago saber a mis hijos, nietas y nietos, que el legado material que con mayor satisfacción dejo a la posteridad, y por lo único que quiero que me recuerden, es por mis 8 libros publicados, y los 63 inéditos, listos para su publicación, debidamente encuadernados; y los alrededor de 22,000 artículos escritos en distintos periódicos y revistas nacionales y extranjeras. Todo este material elaborado por mí, reposa en el Archivo General de la Nación, organismo al cual se lo doné en su totalidad, con libertad de hacer del mismo el uso que considere útil y conveniente para el pueblo dominicano.

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