De recuerdos y olvidos

En estos días, cuando ya ha pasado abril; con el recuerdo de una guerra civil que se transformó, por obra de la geopolítica, en una gesta patriótica, el calendario enfila hacia la mitad del año en junio. Entonces sé que oiremos de nuevo los…

Recuerdos y olvidos

Adolescente hace sesenta años cuando era el bel canto mi triunfo precioso, una canción napolitana, “Non t’ scordar di me”,…

En estos días, cuando ya ha pasado abril; con el recuerdo de una guerra civil que se transformó, por obra de la geopolítica, en una gesta patriótica, el calendario enfila hacia la mitad del año en junio. Entonces sé que oiremos de nuevo los discursos celebrando el sacrificio de tantos buenos y verdaderos dominicanos y dominicanas que quisieron hacer posible el sueño de un mejor país y que, por obra de los políticos de ahora, ha resultado en una democracia que sólo sirve para votar cada cuatro años y hablar sin que nadie te oiga.

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Adolescente hace sesenta años cuando era el bel canto mi triunfo precioso, una canción napolitana, “Non t’ scordar di me”, que pensaba en nuestro español tan castizo como el de la madre patria, como “no te acuerdes de mi”, descubrí, en la biblioteca de La Concepción, con su traducción como “no te olvides de mi”, la dualidad semántica.

Esta semana recibí del entrañable amigo de aquella época, César Arturo Abréu Fernández, escrito suyo que enlaza el patriotismo de Duarte y el revolucionario de Manolo, personalidades de altas cumbres de la nacionalidad dominicana. Y en trastrueque mnemotécnico, aunque respondí el mensaje, olvidé recordar.

Esta mañana, debajo de mi cama, encontré notas mías garabateadas en viejo cuaderno con el estilo Palmer que usaba durante mi adolescencia, pero en lenguaje prohibido de la época, en que se lee, “transcurre naturalmente, llena de vivencias nuevas día tras día, desde el trauma de nacer hasta el éxtasis del primer orgasmo, luego por el laberinto de lo aprendido para aprehender, efectividad y eficacia, costos y dispendios, odios y amores, sinsabores y triunfos, disciplina y anomía, y muchos otros conceptos binarios que han sido entregados como verdades de la bipolar deidad a nuestra cultura, que solo ha sido capaz de entender así su mundo”, pero tampoco pude recordar.

Uso la pantalla de mi computador como recordatorio de asuntos urgentes, entre los cuales tiene alta prioridad mi escrito de la semana, cuyo tópico reviso al final de cada día. Hoy tuve que levantarme a las cuatro de la mañana por el ruido producido por el colapso de mi inversor. Hube de esperar unas horas que llegara EDEESTE para re-iniciar mi computador cargado con Win8, durante el cual se borró la historia y la memoria de los últimos diez días. Así, un nuevo evento del olvido de los recuerdos. El último recuerdo de mi computador me decía, “Revisar Durkheim y Merton sobre anomía y su relación con el concepto de Estado Fallido –Tiene que ver con irresponsable llamado a desobediencia cívica.

Así mejor recordar que Hipólito Mejía por ser atendido por alto porcentaje ciudadano tiene liderazgo de suma importancia nacional, que si bien entiende, orientará por senderos de civismo, a pesar de declaraciones populistas suyas para reclamar un triunfo que le niega la más elemental lógica.

Porque, admirado Hipólito Mejía, aun cuando creas que tu adversario elegido, Leonel Fernández, haya producido el peor de los gobiernos nacionales, no es su futuro lo que importa, sino el de la nación dominicana, de la República Dominicana. Tu invitación a desobediencia civil, lleva al Estado anómico, poco distante del Estado fallido.

¿Es eso lo que quieres?

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