La recta final

Ya faltan pocos días para terminar el proceso electoral. Como todos los anteriores caracterizados por un gasto inmenso para un país con tantas necesidades. Pero ese no será el tema principal de hoy.Hace unos días en este mismo diario…

Ya faltan pocos días para terminar el proceso electoral. Como todos los anteriores caracterizados por un gasto inmenso para un país con tantas necesidades. Pero ese no será el tema principal de hoy.

Hace unos días en este mismo diario una inteligente periodista escribía que estas eran unas elecciones sin entusiasmo. Para unos será por el hecho de que entienden que, de antemano, las mismas están definidas. Otros perciben que las alianzas, muchas difíciles de entender, confunden al electorado.

Sin duda son elecciones atípicas. Los eternos rivales de la política concurren unidos, pocos olvidamos el concepto del profesor Bosch contra el líder histórico del PRD, el doctor Peña Gómez. A nadie se le hubiese ocurrido pensar que el PRD y PLD concurrirían a las elecciones con una candidato presidencial común.

Es de tal manera que en las redes sociales circulan declaraciones de años atrás, en las que se difunde cómo pensaban unos de otros y nunca hubiésemos creído que, luego de palabras tan fuertes, concurrirían juntos en unas elecciones. Pero la política es como el empresariado: Los competidores de hoy son aliados del mañana siempre que convenga a sus intereses.

El PRM, desprendimiento del PRD aliado en esta oportunidad con una parte del Partido Reformista, antiguo socio del PRD con la famosa alianza rosada, crea sin dudas mucha confusión en las provincias donde el liderazgo local es fundamental y por más esfuerzo para colocar todas las fichas del ajedrez, es imposible complacer a todo el mundo.

Las guerras de encuestas como siempre dan ganadores a unos, perdedores a otros e incluso se discute en otras la remota posibilidad de una segunda vuelta.
El fantasma de la división del PLD ha desaparecido, pues como siempre han sido más hábiles que la oposición y a pesar de sus diferencias que existen logran al final hacer lo que tienen que hacer para retener el poder y debilitar al contrario.

Los partidos en vía de desarrollo, como siempre los he llamado utilizando un término económico, nunca logran unificarse y prefieren ser cabeza de ratón que cola de león.

Lo interesante es que cuando conversamos con cualquiera de ellos, candidatos excelentes, todos consideran que sacarán muchos votos. Sin embargo, terminan o perdiendo el reconocimiento o manteniéndolo porque logran un regidor, un diputado o en un caso excepcional un senador, pero en ningún caso individualmente ninguno llega al cinco por ciento para considerarse organización mayor.

Las elecciones generan una especie de paralización en los últimos meses de campaña. El partido en el poder posterga cualquier decisión necesaria que le pueda restar votos y la oposición presiona para que las tome para en caso de ganar las elecciones no arrancar con decisiones necesarias pero poco populares.

Lo importante en estos pocos días que quedan es que las pasiones no se desborden, que recordemos que el país no es del que gana ni del que pierde. Que es necesario que todos actuemos juntos para resolver los enormes problemas de la nación.

La Junta Central Electoral viene organizando un proceso complejo como este, en el que se disputan más de cuatro mil posiciones de forma ejemplar. Merece todo el apoyo de la ciudadanía y su presidente y miembros ya verdaderos expertos en elecciones las hacen cada vez más transparentes y tecnológicas.

Le toca a los partidos, a sus dirigentes estar a la altura de lo que esperamos los ciudadanos. Que todo concurra con respeto y altura, que no se den las acostumbradas denuncias de compra de votos y que en los medios de comunicación tal como lo ha anunciado la Junta Central Electoral, al final de la campaña, todos tengan la misma oportunidad de espacios en los medios como una forma de enriquecer la democracia.

Resta entonces a los votantes ejercer el sufragio y elegir aquellos que entiendan que representarán mejor los intereses del país.

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