En educación hay una ciencia madre que se llama Antropopogía, que planea la educación del hombre y la mujer a través de toda su vida, de donde nace la tesis de la Educación Permanente que preconiza el moderno principio de que: “Las personas son sujeto y objeto de educación desde que nacen hasta que mueren”.
De la antropopogía nacen dos ciencias que tienen que ver esencialmente con la educación y formación del individuo a través de la vida. Una de ellas es la pedagogía, que traza el marco conceptual del proceso “enseñanza-aprendizaje” del niño y por extensión del adolescente. Este es un proceso profundamente vertical, porque el maestro lo es todo en razón de que el niño no tiene fundamentos para discutir con su preceptor y consecuencialmente no posee argumentos para contradecir lo que le enseña su maestro, por lo que en la antigüedad el pedagogo se definía como el “cuidador del niño”.
Sin embargo, la ciencia andragógica nos presenta un cuadro totalmente diferente de la pedagogía, pues la andragogía es la ciencia que traza el marco conceptual del proceso “orientación-aprendizaje”, pudiendo advertir que el proceso pedagógico es de “enseñanza” mientras que el proceso andragógico es de “orientación”.
En la metodología andragógica la educación es horizontal, donde el maestro, llamado facilitador, es quien facilita y coordina la enseñanza del adulto, quien por sus conocimientos adquiridos a través de la educación formal, llamada también educación sistematizada, porque se adquiere en las instituciones educativas no-formales como son los partidos políticos, los sindicatos, las juntas de vecinos, las cooperativas, las comunidades de base que promueven las iglesias cristianas, las personas ofrecen los conocimientos necesarios para actuar con experiencia y eficiencia en el desenvolvimiento de sus vidas y el trato con sus semejantes.
En la andragogía el facilitador (profesor) intercambia con sus participantes (estudiantes) los conocimientos que ambos tienen sobre la asignatura y el tema que posteriormente deberá evaluar el participante, no en la forma tradicionalmente conocida de pesadas y observadoras pruebas escritas, sino mediante el proceso de “Coevaluación”, que preconiza la Andragogía en la que sus actores principales son: el facilitador, el participante y sus otros compañeros de la facilitación o docencia.
En las últimas décadas, la ciencia andragógica ha ganado un tiempo y un espacio exitoso pues aunque la Universidad de la Tercera Edad (UTE) es la pionera en el país de esta ciencia innovadora, han surgido otras universidades que han adoptado la andragogía para el desarrollo de sus programas para personas adultas y la mayoría de nuestras universidades se han dado cuenta de que no es posible seguir aplicando el método pedagógico en la enseñanza de personas adultas, quienes por sus compromisos familiares y laborales no le es posible asistir diariamente a recibir la docencia, pues la andragogía ofrece la facilidad, no el facilismo, de la enseñanza semi-presencial, que permite asistir una o dos veces a la semana, sin menoscabo de la calidad profesional, lo que ha demostrado la UTE durante más de 23 años de existencia y sus 7,000 egresados, en diferentes carreras, que hoy se desenvuelven en la sociedad dominicana con gran capacidad y con una elevada ética y moral profesional.
En las universidades no convencionales donde se aplique la metodología andragógica no pueden trabajar facilitadores (profesores) que no hayan recibido con éxito los módulos de andragogía, los cuales reciben en el primer cuatrimestre los participantes (estudiantes) como una condición “sine qua non”, para poder recibir las asignaturas que forman parte del programa de estudios de la carrera seleccionada para cursar en esta universidad de excepción.