Fue un acto en el que no faltaron lágrimas y aplausos. Cada pergamino de reconocimiento a los graduandos era motivo de alegría y emociones indescriptibles. Pero el momento cumbre de lo experimentado en el Salón Independencia de las Fuerzas Armadas, fue cuando la estudiante Ramona Adames de León dio las gracias a nombre de los 355 hombre y mujeres que comenzaron de cero a leer y escribir.
Ramona leyó un corto mensaje, donde agradeció a las autoridades haberla sacado del “mundo de oscuridad” al que pertenecía antes de aprender a escribir y leer mensajes. La alegría de Ramona era inocultable. Se detenía por algún rato, y cuando reconocía los elementos que componían su breve discurso, entonces retomaba el ritmo de la lectura, hasta que finalmente terminó su prueba de fuego.
Antes de que terminara, fue ovacionada por sus compañeros y la plana mayor de las Fuerzas Armadas, encabezada por su ministro Sigfrido Pared Pérez. El jefe de la Policía, José Armando Polanco Gómez, también fue testigo de aquella experiencia. Ramona saludó con besos de mejilla a los mandos policiales y militares. Y se despidió pidiéndole a Pared Pérez que le firmara el discurso con el que demostró que sí sabe leer, para conservarlo como un recuerdo precioso de su sacrificio y esfuerzo para insertarse en el mundo del conocimiento.
El Programa Militar y Policial de Alfabetización para Adultos fue creado en el año 1968, mediante el decreto 210. En sus 44 años de existencia han sido alfabetizados 400 mil personas. Muchos incluso han seguido transitando el camino de la preparación académica, a través del programa de educación para adultos del Ministerio de Educación y en las escuelas laborales y vocacionales de las Fuerzas Armadas.
