Nueva vez asistimos a un proceso electoral en el cual el control y la fiscalización de la campaña por parte de la JCE no serán relevantes. Esto lo decimos por dos razones, la primera, la falta de una ley de partidos y una nueva ley orgánica electoral que establezcan reglas de juego claras en la competencia electoral; y la otra, la poca disposición del órgano electoral de desempeñar su rol como ente regulador, conforme lo establece la Constitución dominicana y la vigente Ley Electoral No. 275-97. Esto preocupa, pues la forma en que se desarrollan las campañas es cada vez más determinante en los resultados electorales.
Ante la ausencia de una legislación idónea, se esperaba que la JCE asumiera un rol más proactivo en la dirección de garantizar transparencia en el financiamiento político y una mayor equidad en la competencia electoral. Sin embargo, a partir de una interpretación limitada del marco normativo, el órgano electoral ha renunciado a asumir sus funciones. Por un lado, a pesar de que no se ha abierto el periodo electoral, desde hace meses el país está inmerso en un intenso proselitismo electoral sin que la Junta Central Electoral haga nada al respecto. Por otro lado, cuando se le pide actuar, se declara incapaz alegando que aún no se ha realizado la proclama electoral. ¡Vaya subterfugio!
Lo correcto sería que la JCE se asegurara de que la campaña no inicie hasta que no se abra el período electoral. Al mismo tiempo, el órgano electoral debe convencerse de que puede intervenir en cualquier momento de la vida institucional del país, aun este no sea electoral. Sobre todo, si se trata de garantizar rendición de cuentas en el financiamiento político y de impedir favoritismo que generen exclusión y desigualdad en la participación política. En lo que se crean las condiciones para que esto suceda, entendemos que es acertada la propuesta de que desde ya se realice la proclama electoral.
Coincidimos con el miembro de la JCE Edy Olivares, en el sentido de que abierta la campaña electoral, no habría excusas para que el órgano electoral comience a desempeñar sus funciones como instancias de control y fiscalización del proceso electoral y del accionar de los partidos políticos. Que nadie se llame a engaños, hace tiempo que en este país estamos en campaña y lo que se requiera ahora es una JCE, no solo preocupada por la organización de los comicios de mayo del 2016, sino también dedicada a que por fin podamos tener una campaña electoral con un mínimo de equidad.