Una de las críticas que la sociedad hace a los políticos es que llenan las instituciones de empleos innecesarios que luego tiene que pagar el contribuyente con impuestos, fruto de su trabajo, y que deterioran su calidad de vida.
Por múltiples razones, el sector empresarial no ha sido capaz de generar todos los empleos que requiere el país. A pesar de las críticas que reciben los empresarios de parte de muchos que no entienden que la apertura de mercado, sin que el país tuviera las condiciones adecuadas, ha limitado la generación de empleos privados. Y, peor aún, se han perdido muchos fruto de que otros países competidores tienen mejores condiciones económicas que nosotros.
Menores costo de servicios, fletes mucho más baratos, costo de combustibles menores, son parte de las ventajas de la competencia. Nuestra condición de isla, que nos obliga a tener inventarios mayores, agregando costos financieros, las normas bancarias muy rígidas, la falta de educación de nuestra mano de obra, fletes marítimos y terrestres elevados, poca inversión en investigación y desarrollo, entre muchos otros factores, nos limitan la competitividad.
Esto ha obligado a los gobiernos a desarrollar una política clientelista, aunque para algunos social, en un país donde no existe siquiera un seguro de desempleo. La realidad es que para la economía resulta una carga costosa, el aumento de la nómina del Estado, que solo en los últimos tiempos se ha elevado en cerca de veinte mil millones de pesos, pesa demasiado en nuestras finanzas.
Por otro lado, y lo vivimos a diario entre empleados del sector privado y del gobierno, observamos la desesperación de padres y madres que no tienen como llevar comida a la mesa de sus familias, lo que sin duda representa un drama humano.
Todo esto viene agravado con la inmensa inmigración de ciudadanos haitianos huyendo de su país, que atraviesa una situación económica catastrófica. Su entrada masiva reduce la cantidad de empleos disponibles para los dominicanos.
En este punto no podemos pasar por alto la responsabilidad del gobierno y los empresarios, que contratan ilegales para pagar menores salarios y obviar su responsabilidad con la seguridad social.
Sin embargo, a esto hay que buscarle una solución, que no es precisamente lanzar miles de dominicanos a la calle. Este año será ya de por sí difícil, el cierre de Falcondo, la fusión de dos bancos y de dos telefónicas sin duda dejará a muchos sin empleo, un panorama agravando ya la crítica situación que vivimos.
¿Qué hacer entonces? Las botellas, como hemos dado en llamar a los empleos innecesarios o improductivos, crean otro problema que va más allá del económico: acostumbrar a personas en edad productiva a recibir un salario sin trabajar. Hacer creer que es más fácil seguir a un líder político durante una campaña, y luego exigir como remuneración un empleo, que tener que rendir una jornada laboral diaria.
Este grupo es muy vulnerable, pues se expone a quedarse sin empleo cada vez que cambie un gobierno, pues llegan otros con compromisos iguales que los anteriores y facilitarán empleos a sus seguidores, creando inestabilidad laboral y perdiendo lo poco o lo mucho que los anteriores han podido aprender en la posición que lograron conseguir.
Esta situación debe corregirse con una salida creativa que generaría un mayor crecimiento a la economía, quitaría presión al gobierno y a los empresarios y generaría un crecimiento real del empleo y de la distribución de la riqueza.
Uno de los pilares de la actual administración es el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. Se podría, por medio del Ministerio de Administración Pública, crear una base de datos con todos aquellos empleados sin funciones, sus capacidades, su educación y ofrecer a estos empleados pagados por el gobierno, a las pequeñas y medianas empresas, con la condición que luego de un determinado tiempo estas no solo asuman el salario de estas personas, sino que estén obligadas a contratar un número determinado de empleados nuevos por cada empleado que el gobierno le facilitó para que pudieran desarrollarse.
Incluso, al Ministerio de Administración Pública esta lista podría servirle para que estas personas reciban entrenamiento en el Infotep (Instituto de Formación Técnica y Profesional). Si el caso es que algunos empleados no saben leer ni escribir, es posible aprovechar el programa Quisqueya Aprende Contigo, que tanta falta le hace a muchos.
El efecto en el desarrollo de la nación sería inmenso, estaríamos creando nuevos empresarios, empresarios en el sector formal, empleos productivos e inculcando en nuestros conciudadanos la importancia del trabajo y no de recibir gratis un salario que muchas veces tampoco es suficiente para las necesidades familiares.
Decía yo, con motivo del IX Maratón de Rehabilitación, que “incapacidad es lo que no nos atrevemos hacer, no lo que no podemos hacer”. Aquí tenemos una oportunidad de romper la incapacidad de generar más empleos productivos.