La Plaza de la Cultura de Bonao surge como una iniciativa de la Fundación Bonao para la Cultura Incorporada, una institución creada en 1987 por el maestro de las artes plásticas dominicanas, Cándido Bidó, como un legado a su pueblo natal.
La Plaza de la Cultura está compuesta por un Centro de Arte, que está integrado por cinco escuelas, la de bellas artes, la de artes visuales, la de teatro, la de danza, clásica y moderna; la de música, con instrumentación, educación de la voz y la Escuela de Educación Especial. En estos momentos, la Escuela de Música se encuentra inmersa en la conformación de la Orquesta Sinfónica Juvenil, un proyecto de instrumentos de cuerda bajo el acuerdo de la Fundación Falcondo y la Plaza de la Cultura. La Fundación Falcondo es la que auspicia el pago y la compra de los instrumentos.
“Nosotros tenemos dos escuelas trabajando simultáneamente, una escuela que admite niños desde los cuatro años de edad, y una escuela de adultos que recibe desde los 14 años y que no pone límite en la edad”, explica Julio César Valentín, director ejecutivo de la Plaza y de la Fundación Bonao para la Cultura.
La Fundación Bonao para la Cultura tiene como objetivo darle la estructura operacional a la plaza. De allí emanan todas las directrices que se ejecutan en el proyecto, y ésta, a su vez, está compuesta por una junta directiva, la cual integran José Luis Bidó, quien la preside, Pedro Federo, secretario de Organización Interna, Alberto Pena Vargas, secretario de Actas y correspondencia y Marcelino Abreu, tesorero.
Tanto la fundación como la plaza surgieron del sueño del maestro Cándido Bidó de devolverle a su pueblo una entidad cultural y artística, para que los residentes de Bonao no tuvieran que desplazarse a ninguna otra comunidad para formarse en el campo de las bellas artes. “Entonces, Bidó vino a su pueblo después de haber triunfado en Santo Domingo e internacionalmente, convoca a un grupo de munícipes y crea la Fundación Bonao para Cultura, y una vez creada la fundación, iniciaron las gestiones para la creación de lo que es la Plaza para la Cultura de Bonao”, explica Valentín.
Agrega que los terrenos donde fue edificada la plaza fueron una donación del Ayuntamiento Municipal de Bonao, por quien en ese momento era su síndico Alfonso Fermín, fallecido, y la Iglesia Católica. Ambas entidades cedieron los terrenos para que se edificara la plaza, porque en ese terreno era que estaba construida la primera iglesia de la comunidad.
El primer edificio fue edificado en 1992. Además de la compañía minera, de la Fundación Falcondo, otras entidades han colaborado con el proyecto. Es así como surge un grupo de colaboradores que realizan actividades para que la entidad fuera una realidad. “Somos una realidad, gracias, primero, a la Falconbridge y su Fundación Falcondo, segundo, al Estado dominicano y tercero a un grupo de entidades y personas que han aportado para apoyar esta iniciativa”, manifestó.
Una de esas personas fue Fernando E. López Vargas, quien antes de morir donó su fortuna a cinco entidades, entre ellas la Fundación Bonao, y gracias a ese aporte se pudo construir la primera planta del museo. El congreso Nacional, el Ministerio de Cultura, en su momento Codete, el Grupo León, el Grupo Empresarial Aguayo, también han tendido la mano a esta institución, así como personas particulares, como un grupo de personas nativas de Bonao, denominados Bonaenses Ausentes, residentes en la capital y otras zonas del país, que se reunieron para colaborar con el proyecto. “Hoy, somos Plaza de la Cultura gracias a los esfuerzos de gente de buena voluntad, de bonaenses, de instituciones que han creído y siguen creyendo en el proyecto”, explicó Julio César Valentín, director ejecutivo de la Plaza y de la Fundación Bonao para la Cultura.
Las visitas
La plaza cuenta con un calendario de visitas muy activo. Las visitas guiadas son solicitadas a la dirección, por personas e instituciones desde diferentes localidades del país. Llaman y coordinan con cuatro días de anticipación y son recibidos en las instalaciones con un programa especial para ese día. Valentín explica que las reservaciones son importantes porque si se trata de personas extranjeras, que no hablan español, se les solicita un intérprete para que asista el día de su visita.
La principal motivación es llevar el arte hasta a las personas que no pueden llegar a la Plaza de la Cultura. “Hay un momentos en que nos trasladamos a Maimón a realizar un taller de pintura para niños de esa localidad o son presentadas exposiciones con los trabajos de los alumnos de la plaza, presentaciones de danza y teatro, conferencias sobre temas dominicanos. De esta manera, personas humildes y de escaso nivel educativo, entran en contacto con el arte y la cultura y los padres que están apoyando a sus hijos pueden apreciar su trabajo”, dijo.
El centro de arte
El centro de arte tiene una unidad difusiva, ya no formativa, que tiene como finalidad la difusión en las diferentes comunidades de Bonao, lo que se realiza en la entidad con compañías teatrales y un grupo de danza moderna, clásica, a través de una serie de exposiciones pictóricas que se llevan a los diferentes barrios y localidades de la provincia Monseñor Nouel.
El Museo Cándido Bidó
La plaza también está integrada por el Museo Cándido Bidó, un edificio de cuatro niveles. El sótano es una especie de bóveda de obras de arte; en el primer nivel se encuentra la exposición permanente retrospectiva del Maestro Cándido Bidó, con obras de las diferentes etapas significativas de su trayectoria, desde la época del 60 hasta sus últimos trabajos. Ese espacio es, también, escenario de exposiciones de los principales maestros de la plástica dominicana.
Reabrirán los talleres artesanales
El proyecto contempla la reapertura, porque ya existieron en una ocasión, de los talleres artesanales, los cuales rememoran la parte industrial de un proyecto que se desarrolló en Bonao denominado Bonarte. La idea, según explica Valentín, es retomar un poco la experiencia de algunos de esos artesanos y relanzar, no solo el proyecto artesanal, sino también el barro, como materia prima fundamental, al igual que otros elementos artesanales que podrían implementarse en los talleres.
“La intención de reabrir el taller artesanal es abrir un nicho a aquellas personas que quizás no tienen la condición para ser artistas, pero sí tienen habilidad artesanal y que pudieran encajar ahí y ganarse la vida con este oficio”, afirma Valentín.
El taller artesanal estará orientado en dos vertientes; una formativa, la de formar los artesanos, y al mismo tiempo producir en ese taller un material que pudiera ser vendido a los visitantes que llegan a la provincia y que entienden que pueden hacer sus compras de artesanías, hacer sus pedidos por encargo y también por las series que produzcan los artesanos.