Pandilla sembró el luto y terror en Guachupita

Cuando la disputa por la distribución de drogas enfrentó entre sí a la delincuencia de la parte alta del Distrito Nacional, no quedó una calle del barrio Los Pinos, en Guachupita, que no fuera salpicada por la sangre de las pandillas.

Cuando la disputa por la distribución de drogas enfrentó entre sí a la delincuencia de la parte alta del Distrito Nacional, no quedó una calle del barrio Los Pinos, en Guachupita, que no fuera salpicada por la sangre de las pandillas.

“Los Discípulos de Vantroi”, nombre con que fue bautizada la banda, operaron durante seis años (2004-2010), y su impronta de terror y criminalidad fue de 34 personas muertas, incluyendo cinco militares y policías; 22 heridos y un rosario interminable de robos, atracos, ejecuciones y secuestros.

Pero “Los Pinos de Guachupita”, como también se les conoció a sus integrantes, protagonizaron los más encarnizados enfrentamientos a tiros con agentes antidrogas e incluso se batieron a tiros con los miembros de bandas rivales.

La temible banda sometió a sus designios el polígono comprendido entre Los Guandules, La Ciénaga y Los Pinos, y todo el que osó enfrentrarla, al menos denunciarla, se sumó al inventario de sus muertos.

Tanto era su poder, que cuando Denny Bautista Vásquez, alias “El jefe”,  fue aprehendido y enviado a la cárcel de La Victoria, desde el presidio controlaba y dirigía los crímenes que cometían sus “discípulos” a través de llamadas por celulares cuyo lenguaje era un verdadero código para evadir las interceptaciones de las autoridades.

Miguel Angel Matos, alias “Bitifey”, muerto el 16 de diciembre de 2010, asumió el liderazgo del grupo por instrucciones de “El Jefe”, desplazando a Sergio Humberto Mota Reynoso, alias Vantroi, apodo de quien la pandilla tomó su nombre tras el pandillero caer preso en La Victoria, apenas dos semanas de su deportación desde México, en el 2003, donde perteneció a grupos del crimen organizado.

Cuando los desmanes del grupo desbordaron la frontera de su radio de acción, “Los Discípulos de Vantroi” en ocasiones eran contratados por el narcotráfico para la comisión de asesinatos. Fue así como muchos de los vándalos se convirtieron en sicarios, ejecutando crímenes en La Romana, Higüey, Cotuí, Villa Altagracia, La Vega y Puerto Plata.

El final de sus días implicó una operación policial en Cotuí en donde cayó abatido “Bitifey” tras el grupo darle muerte al ciudadano holandés Walter de Laat durante un asalto.

El golpe final

En la última acción del grupo, que fue el enfrentamiento en Cotuí, el 16 de diciembre de 2010, no sólo fue abatido “Bitifey”, el jefe operacional de “Los Discípulos de Vantroi”, sino también  Leudy Batista y uno sólo conocido por los motes de “Cutupo” o “Cutupey”, además del holandés atracado, Walter de Laat, quien murió posteriormente en el hospital Inmaculada Concepción, de ese municipio. El arsenal de armas decomisado debajo de una cama de la vivienda donde fue sorprendido el grupo, consistía en un fusil Fal, dos metralletas Uzi, una escopeta calibre 12 marca Maverick, tres pistolas calibre 9 milímetros y tres revólveres calibre 38. Entre las víctimas de “Los Discípulos de Van Troi” figuran el capitán Ramón Wilamo Belén (FAD), el primer teniente PN, Pedro González Martínez, sargento Joseph Villanueva Tejada (FAD), cabo Alejandro Jacobo Hernández (PN), raso Francisco Mora Carrasco (EN), raso Ronald Eliezer Geraldino Martínez (MdeG) y los civiles Elvin Ramírez, Nicolás Polanco Pérez, Vícor Medina Domínguez, Randy Peña Aria;, Jonathan García Santana, Francis Manuel Marte, Angel Francisco Oritz Hernández, Julio Castillo Ramírez, Milcíades Segura Olivero, Samyl Areche Castillo, Dawrin Manuel Luna; Freddy Joreimy Medina Vargas, Carlos Vicente Rivas, René Alfonso Holguín Alvarez, Ramón Leonardo Paulino Valdez; Juan Díaz Soriano, Wilson Medina Burrag (cubano), Walter Carlos Martínez y Elvin Noel Domínguez.

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