Dios es el escudo de los débiles, pero es también su roca, sobre la que se pueden establecer. Es su refugio y fortaleza. Dios está con los agraviados, con los olvidados, con los desamparados.
Aun cuando personas bien intencionadas hacen buenas obras a favor de grupos vulnerables, ellas no son más que un instrumento del Señor para decir a aquellos: ‘Estoy contigo, te amo, tú eres mi hijo amado, no te olvido ni te dejo; no de desamparo’.
Es como si Dios tuviera una causa especial por los desprotegidos, incluyendo a los desprotegidos de alma, aquellos que sienten el frío, el hambre y la falta de vestido espiritual. Si estás en este grupo, puedes estar seguro de que Dios tiene algo especial contigo.
Yo doy fe de ello.
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