“Cuando llegue ese día, volverás a ser polvo, porque polvo fuiste, y el espíritu volverá a Dios, pues él fue quien lo dio”, Eclesiastés 9:7.
Por muy tarde que nos parezca, un día seremos requeridos por el Señor; creamos lo que creamos o no creamos en absoluto, sucederá. Habremos de rendir cuentas por cada acción e intención, en Su tribunal todo es tomado en cuenta, y las cuentas se contabilizan en obras de amor.
Dios te dio “el espíritu”, ¿…para qué lo usaste? Mientras tanto la Tierra gira y el reloj la persigue disciplinadamente. He aquí que lo que llamamos “tarde” es dejar pasar el ahora y lo que llamamos “futuro” es el polvo convertido en barro, tú. ¡Ama, capitaliza el hoy para la eternidad!