Esta semana el presidente Medina recibió la visita del subsecretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental, Juan González. Sin duda para todos que esa posición la ostente un descendiente latino no sólo es un honor, sino una señal de que nuestros amigos del norte nos van tomando en cuenta.
Una visita de esta importancia pocos días antes de las elecciones debe mover a varias lecturas.
Lo primero es su queja con el trato hacia el embajador Brewster. A pesar del choque cultural de su llegada, el diplomático ha sido bien recibido por los dominicanos. Los choques no han sido por sus preferencias sexuales, sino más bien por querer implementar un modelo para el cual muchos dominicanos no estamos listos, pero tampoco lo están los norteamericanos.
Me imagino que, como funcionario bien informado, debe haber oído las opiniones conservadoras del precandidato republicano Ted Cruz sobre el conflicto que se ha generado porque Carolina del Norte no acepta que una persona utilice el baño no de acuerdo a su sexo sino a su preferencia sexual.
Decía Cruz, con toda razón, que esto se presta a que depravados se aprovechen de esta nueva modalidad y pretendan abusar de niñas o de mujeres bajo el manto del respeto debido a personas con preferencias del sexo opuesto.
Esto lo expongo sólo como ejemplo de que queremos ir de un extremo a otro. Respeto merecemos todos, no importa nuestra preferencia. Respeto merece un país para que no se le imponga para lo que no está listo y posiblemente nunca lo esté.
¿Habrá tratado el señor González la idea de cambiar nuestra constitución, para permitir matrimonios del mismo sexo y quitar el derecho a los padres de educar según sus mejores convicciones a sus hijos?
Me pregunto, qué querrá decir González cuando afirma que su iglesia lo decepcionó. ¿Será que pretende que para la próxima carta de los obispos se le entregue previamente el borrador para que él lo corrija?
Asistí, en mayo del pasado año, a la prédica que cada domingo hace el expresidente Jimmy Carter en la Iglesia Bautista Maranatha, en su pueblo natal de Plains, Georgia, donde nos hablaba del respeto y el valor de la familia. No sé si en este caso el señor González dirá que le falló su iglesia.
¿Qué diría Carter, quien ha participado como observador por la OEA cuando un país determinado quiere imponer observadores? Para eso están los organismos internacionales y regionales para, como conjunto, observar cómo se llevan a cabo los procesos electorales y se invitan a todos los embajadores como observadores.
También vino a darnos instrucciones sobre el tema haitiano, no conforme con lo mucho que hemos hecho por el vecino país. No sé si sabe González, que mientras dejamos morir a un héroe nacional como Claudio Caamaño por falta de atención médica, todos los días atendemos parturientas del vecino país y que invertimos más de una cuarta parte de nuestro magro presupuesto de salud en atender a los haitianos.
No sé si habrá oído cómo el señor Trump se refiere a los inmigrantes. Recomiendo al canciller Navarro que visite al presidente Obama para protestar sobre esas declaraciones y el trato que le dio a Jorge Ramos, el cual fue sacado a empujones por la seguridad del millonario candidato.
Víctor Bautista escribía en su columna “Vía Contraria”, que somos un país con debilidades institucionales, que sin duda aprovechan otras naciones para echarnos en cara lo que ellos no hacen en sus propios países.
Pero esas mismas debilidades son aprovechadas por entes locales para de rodillas sucumbir a presiones internacionales. Unos por desidia; otros, porque les resulta un gran negocio y otros porque erróneamente entienden que con esto reciben el beneplácito de otras naciones.
Los dominicanos sabemos cómo defendernos, recordemos que esta semana celebramos un aniversario más de la Revolución de Abril, donde supimos defender los intereses del país. También, un aniversario de la muerte de nuestro Freddy Beras Goico, quien tanta falta hace en estos momentos, como una voz sin miedo, que sabía ir de la ira al llanto por defender nuestros valores.