Nunca odio hacia LeBron

Una cosa es adversar a un  jugador y otra odiarlo. La distancia entre ambos conceptos es tanta como la de Asia al Caribe.

Una cosa es adversar a un  jugador y otra odiarlo. La distancia entre ambos conceptos es tanta como la de Asia al Caribe. Los grandes nacieron para ser venerados por millones de seguidores que cumplen esa función con una disciplina militar.

También están los que con el mismo fervor van en contra de ese atleta que simplemente es maravilloso. Sufren mucho, de eso no hay dudas. Y les faltan penas como hojas en palo porque los fenómenos son imparables hasta que les llega el momento de irse.

No soy seguidor de Miami ni tampoco de James. Mis sentimientos se encuentran en Los Ángeles desde que a principios de los ´80 fui testigo del “ShowTime” de los Lakers.  Respeto a todo el que siempre vaya en contra de James y del Heat, pero  no me parece prudente odiar a uno de los mejores talentos que se han visto en la historia.

Eso es un absurdo.

James es asombroso. Querer echar por el suelo su juego es sembrar en lo yermo.
Hay que ser mordaz en su momento, pero a la vez tener la capacidad de reconocer cuando se debe. Esto no se trata de lo que diga el corazón o la conciencia, guerra eterna de cada ser humano, estamos hablando de que el criterio dice que si es bueno se aplaude, no importa el color, y si es malo se critica, independientemente de donde emane. No hay que amarlo ni reverenciarlo. Simplemente respetarlo. En ese grupo me incluyo hace rato.

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