La generación de nuevos empleos es uno de los ejes más importantes en la lucha por la disminución de la pobreza. Actualmente, la tasa de desempleo en el país ronda un 17% de la población, con el agravante de que más de la mitad de esa cifra está conformada por jóvenes profesionales recién graduados que no encuentran donde colocarse.
Recientemente, el Gobierno ha tomado dos acertadas iniciativas que incidirán en la solución de este mal social que afecta el desarrollo del país. Por una parte, en enero el Ministerio de Trabajo envió a las empresas un formulario en el que deben definir la inversión planificada para los próximos cuatro años y la cantidad de empleos nuevos que generarán. Por otra parte, el director de Impuestos Internos expresó su especial interés en regularizar las empresas informales.
Ahora, no hacemos nada con solicitar que se definan los planes de inversión si no creamos las condiciones necesarias para que el capital se arriesgue a nuevos proyectos.
Incentivar nuevas inversiones, tanto de capital nacional como extranjero, es un tema clave cuando hablamos de la generación de empleos. Son muchos los retos y trabas a superar en este aspecto.
Empecemos por garantizar que el marco jurídico que da apoyo a las inversiones sea estable y consistente, para evitar el cambio de las reglas del juego para favorecer a determinados sectores, en detrimento de otros, incluyendo al propio Estado, como ha ocurrido en ocasiones.
La obtención de los permisos necesarios en las instancias oficiales sigue siendo un proceso caro, tedioso y excesivamente largo. Los legisladores harán un gran servicio al país cuando se decidan a aprobar la ley del silencio administrativo, mediante la cual, luego del lapso de tiempo establecido, si no hay respuesta del organismo correspondiente, el permiso queda automáticamente aprobado.
El alto costo de la seguridad social es un factor que ha provocado que algunas empresas hayan decidido instalarse en otros países con menores costos sociales. Resulta extraordinariamente gravoso el hecho de que por cada peso que se paga al empleado, haya que pagar adicionalmente sesenta y cuatro centavos a la Tesorería de la Seguridad Social. Esto, incluso, tiene una incidencia negativa en los aumentos de salarios.
El tema de los transportes pasa desapercibido para muchos. Como isla, dependemos del transporte marítimo, cuyos costos representan un porcentaje considerable en los costos de las operaciones de las empresas, tanto importadoras como exportadoras.
No puede ser que los costos adicionales a los fletes representen un elevado porcentaje que hace que muchos productos tanto importados como de producción nacional lleguen al consumidor a precios muy elevados. Y esto sin considerar el daño que se le hace a las exportaciones, razones por las cuales muchas veces no somos competitivos frente a los demás países de la región.
Así como han mejorado nuestros procesos aduaneros lo tiene que hacer el transporte marítimo y el terrestre.
El tema de mejorar la calidad de nuestra mano de obra es vital, aplicar una ley de migración justa que no permita que la entrada ilegal de extranjeros deprima los salarios y disminuya las oportunidades de empleo. Por último, el tema del financiamiento, el cual debe ser no solo más accesible, sino a largo plazo, para así permitir madurar proyectos de generación de empleos que requieren de varios años y mejorar la calidad de los servicios, los cuales en muchas oportunidades nos vemos en la necesidad de pagar doble, ya que pagamos al Estado y a la vez tenemos que proveerlos los empresarios.
En fin, creo que ha llegado el momento de eliminar trabas, ver hacia adelante, porque la única forma de traer equilibrio y paz social es brindando oportunidades reales para todos los dominicanos.
Ha llegado el momento de eliminar trabas para generar más empleos.