San Fernando de Monte Cristi.- De aquella ciudad de sol y sal, primera de los primeros adelantos: primer acueducto, primer ferrocarril y primer teléfono; que fue capaz incluso de desviar el cauce del río Yaque del Norte, cuando el cataclismo de 1802, hoy sólo perdura el morro que un maravillado Cristóbal Colón, el 4 de enero de 1493, bautizó como el “Monte de Cristo”.
Monte Cristi aún no despierta del sueño de un pasado de progreso y prosperidad que durante el siglo XIX marcó el ritmo de una activa economía, donde se establecieron canarios, ingleses, franceses, alemanes, italianos e isleños. La inolvidable Casa Jiménez, propiedad del expresidente Manuel Jiménez (1899 y 1911), donde el apóstol José Martí vino a buscar al libertador de Cuba, Máximo Gómez, se convirtió en el primer mercado de importación (cueros de vaca, campeche y guatapanal) y exportación de productos del país (maquinarias, tejidos, lozas, zinc y zapatos).
De aquel Monte Cristi hoy sólo quedan los recuerdos y las añoranzas de romper con el maleficio que la ha llevado convertirse en la cenicienta de la Línea Noroeste, muy por debajo del floreciente desarrollo que experimenta Dajabón; hace apenas tres décadas, una aldea colindante con Haití.
Apolinar Jiménez, gobernador de la provincia, nativo de Castañuelas, apuesta a que pronto, aunque no sabe cuándo, Monte Cristi se sacuda del letargo y comience a rencontrarse con su pasado.
“Sólo con la capacidad que podamos desarrollar estaremos en condiciones de volver a lo que éramos antes. El Gobierno está cumpliendo con las obras prometidas, pero los montecristeños necesitamos sacudirnos si queremos levantarnos”, sostiene.
Y de inmediato enumera la reconstrucción de que todos los tramos carreteros, incluyendo los casi 30 kilómetros de la recta que une a Monte Cristi con Dajabón.
Pero los montecristeños se quejan de los barrios de la ciudad no hayan sido tomados en cuenta en el programa de asfaltado, y atribuyen la reparación de carreteras a circunstancias coyunturales de campaña.
“Las calles de los barrios, como el sector Cristo Rey, uno de los más antiguos y céntricos de la ciudad, son caminos polvorientos o lodazales, según sea la época de lluvia o sequía”, opina Manuel Rodríguez, a quien su padre trajo desde Santiago cuando todavía la ciudad daba síntomas de vida.
Olga Lobetty Morel, historiadora de la ciudad, considera que el potencial turístico de la región será el renacimiento del esplendor: “Somos el quinto polo turístico, contamos con hermosas playas y una inigualable bahía, y con los recursos humanos y naturales que nos hicieron un pueblo económicamente activo y culturalmente exquisito”, acotó.
Las carencias de ahora, sin embargo, son las calamidades de siglos, porque Monte Cristi en 1606 ya había sido también devastada.
Reacciones
Tenemos una paz y una tranquilidad que constituyen nuestras principales riquezas”.
Olga Lobetty Morel
Historiadora
Monte Cristi padece el olvido y la indiferencia de los gobiernos, a quienes poco les importamos”.
Manuel Rodríguez
Comerciante
Creo que, poco a poco, vamos reencontrándonos y que podemos recuperar el espacio perdido en el tiempo”.
Apolinar Jiménez
Gobernador