Me siento orgulloso y satisfecho en ser dominicano, gracias a los ingentes sacrificios de Duarte, Sánchez y Mella, nuestros gloriosos Padres de la Patria y los buenos dominicanos que el 16 de julio de 1838 fundaron la gloriosa Trinitaria y se comprometieron repartirse de tres en tres debiendo traer consigo tres personas para apoyar la ilustre idea de Duarte de luchar por nuestra independencia nacional.
Pero también me siento profundamente orgulloso de tener como mi patria chica a la histórica, culta y aguerrida ciudad de Salcedo, en honor a Francisco A. Salcedo que aunque no era nativo de la antigua Juana Núñez, nombre con que anteriormente se llamaba a este municipio, supo luchar con valor por nuestra Independencia en la Línea Noroeste y aunque el Congreso Nacional le asignó el nombre de Provincia Hermanas Mirabal manteniendo el nombre de Salcedo al municipio cabecera de la provincia.
Acaba de morir doña Dedé, bautizada por el fino poeta Tony Raful como la última de las Mariposas, pues aunque su vida no fue segada por la tiranía trujillista, parece que Dios, Nuestro Señor, le preservó la vida, para que como ella respondía a los estudiantes que visitaban el museo dedicado a sus hermanas y al valeroso héroe nacional Dr. Manolo Tavárez Justo, ella quedó viva para poder narrar el valor y el sacrificio de sus hermanas a las generaciones que venían detrás así como para preservar el núcleo familiar y poder criar a los hijos de sus hermanas que como la valiosa Minerva Tavárez Mirabal (Minú), quedó muy niña pudiendo convertirse en su madre, llenando con mucho dolor la falta de sus padres Minerva y Manolo, cuyo ejemplo de singular patriotismo debemos emular los dominicanos principalmente, los hijos de Salcedo, cuyo sacrificio apoyamos todos sus coterráneos, unos físicamente y otros calladamente.
Por mi edad no tuve el honor de tratarme con las hermanas Minerva, Patria y María Teresa, pero recuerdo a Minerva cuando visitaba a nuestra inolvidable educadora y maestra María Teresa Brito, quien vivía al frente de mi casa recordada junto a la Señorita Gómez, como madres y formadoras de todos los salcedenses que estudiamos en la segunda parte del siglo XX.
Cuando fui designado por el Honorable Senado de la República Miembro de la Cámara de Cuentas, recibí una llamada de doña Dedé y todavía repercute en mi memoria sus gratas palabras cuando me manifestó: “Nicolás, nuestro pueblo que te admira y te quiere, se siente muy contento con tu designación y ha manifestado públicamente que contigo ha llegado un hombre serio, capacitado y honesto a la Cámara de Cuentas de la República Dominicana”.
Mientras desempeñaba el cargo de Inspector de Educación en el municipio de Gaspar Hernández, al leer el titular de los periódicos que llegaron el 25 de noviembre, informando sobre el supuesto accidente de las heroínas salcedenses no titubeé en manifestar a mi esposa Esperanza “mataron a las hermanas Mirabal”, lamentando también la muerte de nuestro amigo Rufino de la Cruz, quien manejaba el jeep que había tenido el “supuesto accidente” quien compartía los ideales por los cuales luchaban estas patriotas y quien era nuestro amigo, pues cuando viajaba en su jeep de Moca a Gaspar Hernández en algunas ocasiones nos honraba con su visita y nos dispensaba el honor de acompañarnos en el almuerzo.
Doña Dedé ha muerto físicamente pero su figura con su valor, humildad y consejos prevalecerá eternamente en el espíritu de los dominicanos pero prevalecerá por siempre en todos los que nos sentimos ser hijos de nuestro querido pueblo de Salcedo.
Los medios de comunicación masiva del país se han hecho eco de la muerte de nuestra excelente doña Dedé Mirabal, y al mismo tiempo ha renovado el recuerdo de sus hermanas Minerva, Patria, y María Teresa, y de nuestro amigo Rufino de la Cruz.
Los principales periódicos, incluyendo elCaribe, que recoge mi entrega de hoy, han reportado las condolencias presentadas a sus familiares, incluyendo a nuestro valioso presidente Lic. Danilo Medina, principalmente a nuestro distinguido y querido compueblano Dr. Jaime David Fernández Mirabal, ex–Vicepresidente Constitucional de la República.
El editorial de uno de esos periódicos se inició con este párrafo:
“Doña Dedé Mirabal, la “mariposa” sobreviviente
del crimen de las Hermanas Mirabal, acaba de
rendir su último aliento de vida, pero se ha ganado
una paz que aquel martirologio le había negado a su
espíritu y a su corazón durante más de medio siglo”. l