Miguelistas fallaron ante el fallo

La semana pasada, fui testigo de uno de esos episodios que nos restriegan el descaro de quienes insisten en mancillar los logros institucionales relativamente…

La semana pasada, fui testigo de uno de esos episodios que nos restriegan el descaro de quienes insisten en mancillar los logros institucionales relativamente alcanzados en este pedazo de isla.

Y ocurrió precisamente en la sede de una instancia que aspira a ganarse el respeto y la credibilidad de la ciudadanía: el Tribunal Superior Electoral (TSE).

En la audiencia donde los jueces de esta corte conocían la petición de nulidad a la suspensión de Miguel Vargas como presidente del Partido Revolucionario Dominicano, después de difundido el dictamen, los periodistas recibieron una nota de prensa donde esta facción partidaria reconocía como un hecho sin precedentes la disposición del Tribunal Superior Electoral, que obviamente los favorecía.

El documento en cuestión fue puesto en manos de los reporteros inmediatamente después de leído el dispositivo final de la sentencia. En al menos dos de sus párrafos, los adeptos de Miguel resaltaban igualmente que un dictamen de esta naturaleza fortalecía la institucionalidad democrática de los partidos políticos.

El documento fue redactado como si sus autores supieran de antemano que el fallo pronunciado por el TSE les daría ganancia de causa. Habrá quienes, en un intento por neutralizar mis planteamientos, traigan a colación una práctica común en los partidos finales de eventos deportivos de gran envergadura, donde los fanáticos de los equipos rivales llevan camisetas y gorras alusivas al equipo campeón, pero no las sacan hasta no ver decretado a un ganador.

Pero resulta que jugar a la aventura frente a una decisión que afecta la vida institucional de uno de los principales partidos políticos del país, es una conducta que si bien no cuestiona la honorabilidad de los jueces del Tribunal Superior Electoral atenta contra el principio de discrecionalidad en un Estado constitucional.

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