Una de las frases más usadas en los deportes es “con ese equipo gana cualquiera” o “ese equipazo lo dirige cualquiera”.
Craso error.
Para conducir a estrellas también hay que estar a ese nivel o ser sencillamente bueno. Pocos están en capacidad de guiar un barco con muchas figuras.
Siempre he defendido la grandeza de Phil Jackson, el genio que en el baloncesto de la NBA pudo poner al unísono los temperamentos, totalmente disímiles, de los estelares que tuvo bajo su mando. Para los que llevan anotaciones, Michael Jordan no era de “los niños cantores de Viena”. Rellenaba a cualquiera. Dennis Rodman era un dolor de cabeza.
Luego tuvo que fajarse con una pareja de grandes dotes para el juego, pero cuál de los dos más tozudo: Shaq O´Neal y Kobe Bryant. Y en un momento no pudo con el dúo de intransigentes de los Lakers. No tengo dudas de que la ruptura entre ambos les costó al menos dos anillos más. No había para ellos en esa etapa en la liga.
Hemos visto fracasar escuadras con un talento inmenso. La historia registra pobres decisiones de un mánager que han hundido a clubes con etiqueta de invencibles.
Domar los egos es una tarea de envergadura. Máxime en estos tiempos en los que un jugador tiene tanto o más dinero en su cuenta bancaria que un accionista del equipo para no hacer mención del gerente o el dirigente.
Además, si eres el campeón la presión es doble. Eres la pieza que todos quieren cazar.
Apunte esto
Nelson Cruz debe concentrarse en la temporada y resolver con Baltimore para entonces pedir su dinero en la venidera temporada de agentes libres o demostrar que se merece una extensión…Si Brett Gardner vale 13 millones por temporada, no quiero que me digan de Carlos Gómez…Ayer estuvo de cumpleaños Satosky Terrero…Felicidades para ese hermano…Anteriormente lo estuvo Rolando Guante, ambos me prestigian con su amistad…Decir que usted tiene amigos, humanos y pecadores, pero que te quieren con tus defectos es un lujo…Gracias a Dios que tengo ese privilegio.
