Continuando con el tema trabajado en el artículo publicado el 5 de enero 2016, queremos reafirmar que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuenta con los mecanismos para superar las dificultades y aprender de sus errores. Ha establecido sus métodos de trabajo, su mística y su disciplina, los cuales incluyen el reconocimiento por la calidad del trabajo realizado, la crítica y la autocrítica, que contribuyen a la superación personal y al reconocimiento de los errores para corregirlos y no repetirlos.
En situaciones difíciles, el PLD debe apelar a esas herramientas de las cuales dispone desde su fundación, cuando fue creado por un conjunto de dirigentes políticos encabezados por su líder de ayer, hoy, mañana y siempre, el Profesor Juan Bosch. Concretamente, esos métodos fueron aprobados en la Conferencia Salvador Allende, celebrada en mayo 1974, seis meses después de la fundación del Partido, la que sirvió de marco para crear las primeras estructuras peledeístas y sus Círculos de Estudios.
En la Base Teórica de los Métodos de Trabajo del PLD, publicado en la Colección de Estudios Sociales”, Segunda Edición, 2005, Bosch explica que esos métodos se apoyan en los esfuerzos concentrados y la unificación de criterios con vistas a mejorar las tareas prácticas y educativas, así como hacer respetar la posición de la mayoría dentro de una democracia participativa.
Sostenía que la unidad del Partido dependía mucho de sus métodos de trabajo y de su correcta aplicación; de manera que, mediante su estructura organizativa y de su Programa de Formación Política, las y los peledeístas obtuvieran una formación que les permitiera diferenciarse de los militantes políticos de otras organizaciones, distintivo que era aplicado, además, al resultado del trabajo político, a las estructuras partidarias y a los órganos de formación y participación.
Planteaba el fundador del PLD que para evitar que cada peledeísta decidiera y actuara por su cuenta, lo que significa que un día acabaría anteponiendo sus interés individuales a los intereses del Partido y el pueblo, había que crear métodos de trabajo para todos los peledeístas, de forma que un militante de una zona recóndita del sur y otro de la zona norte, pensaran y actuaran igual y se reconocieran y respetaran entre sí.
Ahora bien, ¿por qué planteamos estos temas? Lo hacemos porque en estos momentos la organización ha sido afectada por una serie de episodios durante el desarrollo de su recién concluido proceso electoral interno, hechos de por sí aislados, que sin embargo, por la tradición disciplinaria de los peledeístas, no dejaron de crear preocupación, al tiempo que fueron aprovechados por los adversarios peledeístas para “pescar en río revuelto”.
Esos episodios circunstanciales, pudieron ser evitados con la sola aplicación de los métodos de trabajo, los cuales comenzaron a ser olvidados y abandonados desde que el PLD, a finales del pasado siglo, se abrió para que ingresaran a sus filas todos los que simpatizaran por sus símbolos y quisiera hacer vida política a su interior, pasando así, de un partido de cuadros a un partido de masas. En ese orden, los peledeístas debemos reconocer autocríticamente y recordar siempre que: “Un partido no es lo que sean sus masas, sino lo que sean sus dirigentes.”
De ahí, como responsable de la Secretaría de Formación Política del PLD y miembro de su Comisión Electoral, he venido planteando, que nuestra organización vuelva a sus orígenes en cuanto a la aplicación de sus métodos, mística y disciplina. Esta es una tarea pendiente aprobada en el “VIII Congreso Ordinario Comandante Norge Botello”, finalizado en enero 2014, que decidió retomar la formación política, a través de un proyecto educativo renovado y adaptado a los nuevos tiempos, para la transformación del PLD en un Partido de masas, pero dirigido por cuadros políticos que permitan mantener la mística y la disciplina partidaria.
De la formación de los nuevos cuadros peledeístas, de los líderes del presente y del futuro, en correspondencia con los principios y valores que dieron origen al PLD, depende, en gran medida, que nuestro Partido pueda cumplir estratégicamente con su gran misión histórica.
La complejidad del mundo de hoy, caracterizado por profundos y acelerados procesos de cambios, la rápida producción de conocimientos, el impacto de las tecnologías de la información y las comunicaciones, el deterioro indetenible del medio ambiente, así como el incremento de la desigualdad social y la pobreza, entre otros problemas (a lo que se adiciona el progresivo deterioro del Sistema de Partidos Políticos en América Latina) demandan con urgencia que los dirigentes políticos tengan una clara visión sobre la responsabilidad que como ciudadanos y ciudadanas les corresponden para afrontar con eficacia los diversos y desafiantes retos presentes y del futuro. Esta situación no excluye al PLD.
La importancia de la educación partidaria y el debido comportamiento que deben observar los y las peledeístas dentro y fuera del PLD constituyen la garantía de la permanencia, firmeza, confianza, credibilidad y prestigio de la organización que fundara el Profesor Juan Bosch.