Los Heat finalmente le pusieron la fresa al pastel y saboreó la miel del triunfo ayer con bombos y platillos en una eufórica celebración que se extendió por las calles de Miami. La fiesta culminó en la American Airlines Arena, el hogar donde el Miami Heat se hizo campeón de la NBA por segunda vez en seis años.
Tras un emotivo desfile que atrajo a decenas de miles de admiradores del equipo, la fiesta en la Arena fue el ápice de un esfuerzo conjunto de dos años, desde que LeBron James y Chris Bosh vinieron a Miami a unirse con Dwyane Wade y prometieron la copa dorada que ha energizado a la ciudadanía.
Fue una promesa cumplida que se celebró en un ambiente sumamente festivo animado por DJ’s, donde los eufóricos asistentes a la Arena saltaron y bailaron sobre las gradas con varitas y pulseras luminosas. Algunos llevaron carteles con mensajes personales para sus héroes. El lugar se transformó en una suerte de discoteca.
Entre el derroche de emociones, los 15 miembros del Miami Heat entraron al escenario y fueron presentados uno por uno. “El mundo exterior no apoyó a este equipo. Descartaron al equipo”, el coach Erik Spoelstra dijo a la audiencia. “Pero nunca calcularon que este equipo era muy unido, como una familia”.
“Hoy es un día de fiesta”, precisó.
La fiesta comenzó con un desfile de dos millas poco antes de las 11 a.m. Los admiradores del Heat divisaron a sus héroes cabalgar, junto a sus familias, entrenadores y la mascota Burnie, en un autobús de dos pisos.
Bajo una lluvia de confeti multicolor, la caravana pasó por la Calle Ocho y la Avenida Brickell y Biscayne Boulevard. Los jugadores ondean las manos en señal de gratitud y los admiradores vitorean entusiasmados. Los rostros más conocidos estuvieron abordo: Los Tres Reyes James, Wade y Bosch. Los acompañaban Spoelstra y su jefe, Pat Riley.
En total, ocho autobuses de dos pisos, siete vehículos de 18 ruedas, diez convertibles blancos, cuatro pick-up y un camión de bomberos formaron parte del desfile. l Elnuevoherald.com