Santiago. Las lluvias dejadas por el paso de huracán Matthew, deterioraron la carretera turística Gregorio Luperón, sometida a un proceso de construcción y desagüe. Dirigentes comunitarios y del transporte denunciaron la paralización de los trabajos de reparación de la importante vía que comunica a Santiago con Puerto Plata. Actualmente una de las empresas constructoras ha avanzado hasta el kilómetro doce, con la construcción de aceras y contenes y la colocación de grandes tuberías de desagüe, lo que ha permitido impedir que continúen los deslizamientos de tierra en puntos críticos.
Los aguaceros caídos han erosionado parte de la capa asfáltica, lo que convierten dicha carretera en intransitable. Los trabajos de reparación de la vía que enlaza las provincias de Santiago con Puerto Plata hace más de dos meses que fueron abandonados por el Ministerio de Obras Públicas y varias empresas privadas, según denunciaron los afectados.
Reclamo
Daniel González, presidente de la junta de vecinos de la Cumbre, informó que los equipos pesados como tractores, palas mecánicas y gredars hace varios meses que fueron retirados del lugar, sin darles explicaciones a nadie. “Aquí estamos peor ahora que antes, ya que los baches se han convertido en verdaderas troneras y se han producido nuevos derrumbes en la montañas”, sostuvo González. Mientras Felipe Arias, chofer del transporte urbano, denunció que en menos de un mes ha tenido que comprar dos neumáticos nuevos debido a que se les explotaron tres al carro que utiliza para transportar pasajeros por la zona.
“Parece que nosotros no pagamos impuestos, porque el Gobierno viene y nos entretiene, pero luego se van como ahora y la carretera empeora”, expresó Santiago Álvarez, residente en Palo Quemado, otra de las secciones afectadas por el mal estado de la vía.
Muchos vivían de vender a turistas
La carretera tiene una extensión de unos 48 kilómetros, y en algunos de sus tramos se producen constantes deslizamientos de tierra y rocas desde las montañas. Hace ya varios años, residentes en las comunidades vivían de las ventas a los turistas que se desplazaban por esta vía en excursiones para disfrutar de la montaña y de su vegetación, pero la mayoría de esos negocios quebraron.