La fe toma decisiones concisas cuando la palabra de Dios llega de manera precisa al corazón. De allí fluye un manantial de fortaleza y firmeza extraordinaria, que sólo proviene de Cristo. Un creyente débil nunca impresionará a su entorno. Necesita ser saturado del poder de Dios. Hay muchos creyentes debilitados en la fe, actuando como sobrevivientes, enfocados en sus limitaciones, y así son vistos por otros.
Dios te está llamando a vivir la fe vigorosamente y de manera victoriosa. En tu debilidad, las fuerzas de Dios se erigen activas y visibles. En tu peor día, en tu hora crítica, en tu momento más bajo, no importa donde estés, si estás con Dios, andarás sobre toda potestad, principado y señorío. ¡Y si Dios está contigo, todo lo puedes en Cristo!