La lealtad es el cumplimiento de aquello que exigen las leyes de la fidelidad y el honor. Un hombre de bien debe ser leal a otras personas, a organizaciones (como la empresa para la cual trabaja) y a su nación.
La lealtad es una virtud que se desarrolla en la conciencia y que implica cumplir con un compromiso aún frente a circunstancias cambiantes o adversas. Se trata de una obligación que uno tiene con el prójimo. Esta es la definición que el diccionario concede a la palabra lealtad. Lo contrario de la lealtad es la traición, que supone la violación de un compromiso expreso o tácito”.
Lo traigo a colación porque hace días alguien me preguntó que cuál creía era la mayor virtud que podía poseer un ser humano, respondí casi de inmediato que la lealtad. Luego, me detuve a razonar en lo que había respondido, pensando que quizás existía otra virtud que la superara. Pensé en la solidaridad, sin embargo, existen situaciones en las cuales hasta el más indolente de los seres humanos no puede evitar solidarizarse e identificarse con el dolor ajeno, sin que necesariamente sea una persona solidaria. Seguí pensando, quizás la honestidad, la sinceridad, la franqueza, pensé en las circunstancias en que se pueden exhibir estas cualidades y , !qué va! Mientras más pensaba y analizaba, mi respuesta inicial seguía siendo la correcta, es más, llegué a la conclusión de que lealtad es la suma de todas las anteriores. Ser leal a aquel que nos ha brindado apoyo, posibilidad de crecimiento y que en determinado momento depositó en nosotros su confianza, es lo menos que podemos hacer. El desleal no conoce el agradecimiento, ni la solidaridad, ni mucho menos la honestidad. Es por eso que creo que nada enaltece más a un individuo que ser leal, sin importar lo que deje de ganar, ni lo que se arriesgue a perder.
Antes, en mi infancia, cuando pedía a Dios que me dotara de algunas herramientas para el diario vivir, pedía inteligencia y sabiduría, al paso de los años y ver a mi alrededor cómo se degradan las personas y dejan expuestas sus miserias humanas, me lleva a desear, con todo mi corazón, no solo ser leal a los demás, sino a ser leal a mí misma, porque quien traiciona a otros, al final se traiciona a sí mismo.