Lea la entrevista “10 Momentos inolvidables” que hizo elCaribe a Fernando Echavarría

Fernando Echavarría llegó al mundo de la música por accidente. Su gran pasión era la arquitectura, profesión que estudió en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, pero que por problemas en la vista no pudo continuar. Después de graduarse se dedic

Fernando Echavarría llegó al mundo de la música por accidente. Su gran pasión era la arquitectura, profesión que estudió en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, pero que por problemas en la vista no pudo continuar. Después de graduarse se dedicó a la publicidad.

Aunque desde niño siempre escribía uno que otro tema, un día decide junto a sus amigos grabar las canciones. Él recuerda que siendo director creativo en Young & Rubicam Damaris, entraron a trabajar como creativos Víctor Víctor y José Antonio Rodríguez, es ahí donde hacen su primera travesura en el estudio de grabación de la empresa; después, estos lo invitaron a asistir a la televisión a cantar sus temas. 

1. Mi niñez
Mis días de niño fueron felices, tuve una niñez muy normal y alegre. Mi infancia transcurrió en los sectores de Don Bosco y San Carlos. De niño lo que más me gustaba era jugar pelota y me molestaba muchísimo cuando me llamaban para que fuera a la clase de piano Soy hijo único y eso me permitió disfrutar al máximo de mis padres y de mis abuelos. Mi abuelo materno era de origen irlandés y mi abuela puertorriqueña; mi mamá nació en los Estados Unidos, pero es más dominicana que cualquiera.

2. Mis padres 
De mi padre heredé la pasión por la música, la sensibilidad, la caballerosidad y su buen sentido del humor. Mi papá, Braulio Valentino Echavarría (Babín), fue un gran artista. A la gente le gustan mis canciones y dicen que escribo muy bonito, pero yo me considero un boy scout al lado de él, porque la verdadera metáfora como compositor se la debo a mi papá. De mi madre, Isabel Acosta, saqué la integridad, la tenacidad, la honestidad; ella es lo que más quiero, vive conmigo, es mi eterna compañera. 

3. Soy diabético 
Producto de mi extrema delgadez, cuando apenas  tenía cinco años, mis padres optan por llevarme a la ciudad de Nueva York al hospital Mondaina, donde diagnostican que padezco diabetes. Esta condición nunca ha sido un ‘handicap’ ni mucho menos ha coartado mi vida. Al contrario, he logrado llevar mi vida con normalidad. Que mi madre sea médico facilitó, a través de sus conocimientos, que fuera, y como lo es en la actualidad, una vida normal, y que yo tuviera un discernimiento claro de lo que yo padecía. La diabetes no es una enfermedad, es una deficiencia del páncreas, nadie se muere por la diabetes, se mueren por no llevar la dieta y entonces vienen las complicaciones.

4. Nacimiento de la Familia André 
El nombre de la Familia André nace a finales del año 82 cuando grabamos el primer LP. Yo no quería ponerle Fernando Echavarría y su grupo, como nos presentamos en televisión. Tenía un amigo de nombre Juan Carlos que vivía en casa y yo siempre acostumbraba a llamarlo André. Un día estábamos en un programa de Lope Balaguer que lo moderaba Olga Lara, al finalizar la presentación le preguntaron a cada uno su nombre y ellos, para mofarse de mí, decían dos: el suyo y André. Entonces Sommer Carbuccia, quien dirigía el programa, puso en la pantalla: invitado especial, Fernando Echavarría y la Familia André. 

5. Mis amigos
Para mí la amistad es un bastión. Un templo que está basado en el credo. Tengo la dicha de conservar muy buenos amigos de infancia. Muchas veces soy fuente de unión de mis amigos, ellos mismos entre sí no comparten una que otra idea, pero a través de mí compartimos todos. Desde hace ocho años, todos los miércoles, nos reunimos en la casa de mi madre para hablar los temas de la actualidad y recordar anécdotas, ver una película y escuchar música. Esté yo o no esté. Para mí el punto de partida es la amistad, porque yo soy un fiel amante de la máxima creación de Dios que es el hombre.

6. Una canción 
Como todas son mis hijas, todas para mí son importantes. Hay algunas que tienen un especial significado, como lo tiene “Pato robao” porque es parte de mi vida, esa es una historia real de lo que yo viví en San Pedro de Macorís y los nombres y apodos que menciono son reales. Yo estudiaba en la UASD, pero en ese tiempo la cerraron y me tuve que ir a San Pedro, junto con otros compañeros, a la Universidad Central del Este. Una noche algunos de mis compañeros me invitaron a comer pato, nos montamos en dos carros y salimos.

Nos parqueamos frente a un patio y yo pregunté que para dónde íbamos y me dicen: a buscar los patos, hay que cogerlos en el patio. ¿Cómo que hay que cogerlos? Y me responden: sí hay que robárselos, están del otro lado para llevarlos donde los vamos a cocinar. Se desmotaron unos cuantos y trajeron ocho patos y nos fuimos a La Arena, un prostíbulo que estaba frente al muelle. Marino, era cocinero de un restaurante y fuimos a llevarle los patos para que los cocinara, pero era tan de madrugada que no tenían ingredientes para hacerlos, entonces terminamos bebiendo y los cocinamos al otro día. Al cabo de los años conocí a la señora que se los robamos.

7. Reconocimientos
He recibido muchos reconocimientos, pero hay uno que tiene un significado especial para mí, me lo han otorgado en dos ocasiones, es el Premio Luna de Colombia. La primera vez  que lo recibí el motivo fue por ser el artista internacional de más influencia en la música colombiana en los últimos 20 años. Según los críticos, soy modelo a seguir de muchos artistas de esa nación, incluyendo a Carlos Vives, quien lo ha manifestado en muchas ocasiones. El más reciente lo recibí el año pasado, por mis 30 años de trayectoria musical. Esos reconocimientos para mí son más que una bendición. 

8. Momentos difíciles
Ha habido muchos momentos difíciles, pero a la vez reconfortantes. La primera vez fue cuando el ciclón David, salí a la calle y caminando entre los escombros me caí, y eso me trajo un problema de desprendimiento de retina en los ojos y perdí la visión durante casi un año. Entonces, mi mamá me llevó a Puerto Rico, España y Miami donde me operaron y pude recobrar la vista. Con esta lección aprendí que nunca estuve equivocado con respecto a la amistad y desde ese momento la valoro mucho más. Ese apoyo moral y espiritual junto a mi amado Dios me ayudaron a salir de esa situación por primera vez. Luego, en el año 2001, volví a vivir un episodio semejante. Después de mi reencuentro con la música mi mamá tuvo un quebranto de salud y eso me provocó mucha presión y vuelvo a vivir el mismo episodio de la primera vez. En esta ocasión nueva vez la amistad se ancla en mí.

9. Mercedes y mis hijos
Estuve casado con Mercedes Marte y me divorcié hace seis años. A ella la quiero muchísimo, es la madre de mis hijos y una excelente y bella mujer. Como persona es adorable y muy buena. Nos divorciamos no por los puntos negativos en que se apoya cualquier pareja para divorciarse. A ella, después de Dios, le debo la gracia de ser padre que para mí lo es todo. Con ella procreé a Mariana y Ricardo Andrés y tengo tres más que son Daniela y Renzo, mis perros, y Mingo, mi gato. Mi hijo es sociólogo antropólogo, dirige en Japón dos centros especializados en esa área; mi hija estudió arte y museografía, trabaja en el Museo de Arte Moderno de Miami.  

10. Una lección 
La vida me dio una lección, y a partir de ahí pude poner un escudo de protección, sigo siendo igual, pero ya dosificado. Antes, en un principio, yo era un diez; ahora, cuando conozco a alguien espero que esa persona dé la mayor parte. Eso surgió a partir de la separación del primer grupo de la Familia André; éramos todos amigos, unos más íntimos que otros, pero muy buenos amigos. 

Esa separación estuvo apoyada en el ego  y en la vanidad, en sentimientos que a veces se convierten en mezquinos. En ese momento Víctor Víctor fue mi apoyo, él tenía una gran trayectoria y, basado en su ejemplo, me dio los consejos para superar lo que estaba sufriendo. Ellos se querían separar del grupo y yo no quería, en ese momento ví todo como un abandono. Pasó el tiempo y somos los mismos.

Me siento agradecido de Colombia 

Era el año 1988 y en Colombia se celebraba el Festival de Música del Caribe de Cartagena, donde participaban 20 países. Nos llamaron a través de la Secretaría de Turismo de ese país para que participáramos en ese festival; los temas de nosotros estaban súper pegados allá, pero no lo sabíamos. En ese tiempo no había Internet ni fax, entonces fuimos a ese show donde asistieron alrededor de 25 mil personas y nosotros resultamos ser los más populares. Eso fue emocionante, a partir de este festival explotó mi carrera artística. Desde esa fecha viajo a Colombia tres o cuatro veces al año a dar conciertos. Me siento sumamente agradecido para toda la vida de ese país y de su gente, es una tierra a la que amo casi igual que a mi tierra, a ella le debo parte de lo que soy. Donde yo voy y hay un colombiano, ya se me hizo la fiesta.

Mi gran inspiración
“Para mí la mujer es fuente de motivación para todo, tanto es así que la mayoría de mis temas tienen nombre de mujer: Nandé, María Elena, Marcela, Teresa…

Satisfacción 
“Me satisface poder conversar con el platanero y con el gran empresario, de igual forma cada uno cumple un rol como ser humano, para mí tienen el mismo valor ”.

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