Nos recibió un día antes de la puesta en circulación de su más reciente libro, titulado: “En la Universidad”, a pesar de los aprestos para el acto que le esperaba y de que también daba los toques finales para el inicio de la Conferencia Iberoaméricana de Justicia Constitucional, que desde el día de este miércoles se realiza en Santo Domingo, un evento que le llena de satisfacción por la importancia que reviste para el país.
Sin embargo, nada de esto impidió que nos prestara las mayores atenciones. Traer a nuestro encuentro su historia de vida, lo llevó a revivir recuerdos que por momentos le dibujaban una amplia sonrisa, pero otros marcaban en su rostro una profunda tristeza.
Al recordar al niño, lo define como muy tranquilo, todo lo contrario a su etapa de adolescencia, eso sí, siempre amante de la lectura, lo que parecía garantizar que se encaminaría hacia la educación superior. Su paso a la vida de adulto estuvo marcado por el rudo golpe de perder a su padre, un hombre que dejó grabado en su alma el sello del amor a la dominicanidad, de la responsabilidad, de la ética y del amor al trabajo. “Para mí, la muerte de mi padre es la experiencia más dolorosa de mi vida”. En el plano profesional, ha desempeñado varias posiciones importantes, tanto en el sector público como en el privado. Actualmente, es juez del Tribunal Constitucional, una función que le llena de orgullo. Cuando concluya su rol de magistrado del TC, aspira poder contribuir con la constitución de una mejor sociedad y de un mejor país.
1. Capitaleño
Nací en Santo Domingo, soy capitaleño, aunque las familias paterna y materna son del Cibao, de Santiago. Tuve una infancia normal, yo diría que feliz y tranquila, sin mayores contratiempos, una familia muy estable, que solo se separó con la muerte de mi padre a muy temprana edad. Murió muy joven, tenía 57 años de edad. Tengo dos hermanas, Ana y Jacqueline, yo soy el mayor.
2. El recuerdo de su padre
Mi padre, Justo Castellanos Díaz, era periodista, desde muy joven estuvo dedicado a la promoción del deporte, como disciplina educativa, no al deporte como espectáculo. Fue dirigente deportivo, de los primeros dirigentes del Comité Olímpico Dominicano. Ejerció en el periodismo deportivo y, por todas estas razones, cuando se creó la Secretaría de Estado de Deportes, sin tener militancia política en ningún partido, el Presidente Balaguer lo designó Ministro de Deportes. De mi padre recibí una fuerte formación en el plano ético, una permanente dedicación a la formación ética mía y de mis hermanas. Si tengo que mencionar dos cosas que recibí de él y que me han marcado a mí y mis hermanas, fueron esa dedicación a nuestra formación ética y su intenso amor a la República Dominicana, su orgullo patrio. Él poseía un sentimiento muy marcado de orgullo por lo dominicano, por las realizaciones nacionales y por nuestra historia. Mi madre, Idalia, fue una mujer que se dedicó a dirigir la parte doméstica, dirigió la casa en la que nosotros nos criamos, siempre acompañó a nuestro padre en todo ese trabajo normativo que él hizo con nosotros.
3. Tranquilo
Yo era un niño tranquilo. Desde niño hacía mucho deporte, jugué mucho baloncesto. Era un niño normal, jugaba mucho con mis amigos en las calles de la Zona Colonial, donde crecí. No era que no hacíamos travesuras, pero todo dentro de lo normal, nada que ameritara un castigo severo. La época más traviesa no fue la de la infancia, sino la de la adolescencia, ahí yo calenté la calle. Pero yo diría que es algo normal y natural. Es una época en que los padres quieren cuidar a uno, no quieren que uno salga tanto, que no corra tantos riesgos en las noches, pero nada del otro mundo. Siempre fui buen estudiante, aunque en esa época, del paso de la adolescencia a la adultez, el rendimiento académico bajó un poco, pero en general fui buen estudiante, en la primaria y en la secundaria, aunque en la última parte el rendimiento bajó un poco y también en los inicios de la universidad, pero ya luego retomé el camino original.
4. Articulista
Una marca, también de la formación hogareña, la constituyó la lucha social. En casa se hablaba mucho de los problemas sociales y políticos, eso me marcó también muy joven. Recuerdo que comencé a escribir en los periódicos, siendo muy jovencito. Mi primer artículo lo publiqué a los 18 años, en el periódico El Nacional. Fue un artículo dedicado al problema de las drogas; te estoy hablando de los años 80, cuando el problema no era tan grave como ahora, es decir, que desde muy temprano tenía preocupaciones de tipo social, que más tarde se tradujeron en preocupaciones de tipo político y que lo expresé de diversas formas, entre ellas en mis escritos en los periódicos. Duré varios años escribiendo, hasta que comencé a involucrarme en la vida universitaria. La propia dinámica universitaria me fue absorbiendo y me dejaba poco tiempo para escribir.
5. Padre y esposo
He tenido dos matrimonios. Del primer matrimonio tengo dos hijos: Laura y Pedro, que me llenan de satisfacción y de orgullo, son dos muchachos muy buenos, mejores que yo a esa edad, leen más que yo, son mejores estudiantes. Laura es graduada de Publicidad, se ganó una beca y está en Taiwán estudiando, y Pedro está estudiando Derecho, es un magnífico estudiante y un muchacho muy bueno. Entonces, de mi segundo matrimonio con Claudia Padilla, tengo otra parejita, que son María y Diego, que me llenan de mucha satisfacción y alegría, todavía están en el colegio, pero en su nivel son muy buenos estudiantes, dos niños muy aplicados y muy cariñosos. Este año cumplí 10 años de casado con Claudia.
6. Abogado y maestro
Estudié en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, ahí cursé la carrera de Derecho. He realizado estudios de postgrado en otras universidades cubanas y españolas. Ya en el ejercicio de la profesión estuve desempeñándome como profesor de Derecho en Unibe. En la Universidad Apec nunca di clases, estuve trabajando como gestor universitario como le dicen ahora, es decir, como funcionario universitario, hice una larga carrera como director de la Escuela de Derecho, luego como decano de la Escuela de Derecho, después como Vicerrector Académico y finalmente como Rector, en total fueron 13 años, en dos etapas, una primera época de dos años y una tercera de 11 años, pero hice ese trayecto de director de la escuela de Derecho hasta la rectoría. La mayor parte la pasé en la Vicerrectoría Académica, donde estuve seis años, y en la Rectoría estuve por espacio de cinco años, hasta que fui escogido para las funciones del Tribunal Constitucional y tuve que renunciar, pues las funciones son incompatibles, salvo con las funciones docentes, que no era mi caso, porque no era profesor en Unapec, sino que tenía funciones ejecutivas allí.
7. Tristeza
Lo más triste que me ha sucedido es la muerte de mi padre, él murió de cáncer, muy joven, tenía 57 años. Murió de la edad que casi yo tengo ahora. En esos momentos yo estaba comenzando mi vida profesional y de adulto. Pocos días después de su muerte nació mi primera hija, Laura, es decir que no llegó a conocer nietos. Esa es la experiencia más dolorosa. Fue muy difícil recuperarme, no caí en una situación de crisis, pero fue muy difícil. El paso del tiempo, el crecimiento de la familia, la llegada de los hijos, van ayudando en ese proceso.
8. En la alegría y en la tristeza
Cuando uno pierde a sus padres, los extraña, tanto en los momentos de alegría como en los de tristeza, porque mis mayores alegrías yo he querido compartirlas con mi padre y no he podido; y en los momentos más difíciles, en los cuales he tenido que tomar decisiones importantes, también he querido que él esté y que me dé un consejo, porque sé que sería un consejo sano, desinteresado y sincero, pero eso me ha faltado. Yo te diría que esa ausencia es muy difícil, tanto para la felicidad como para la tristeza y las dificultades. Cuando estuve en el Departamento de Prevención de la Corrupción, lo necesité mucho, y no lo tuve.
9. La cucaracha
Una vez, yo iba manejando, con los vidrios abajo, un carro viejo que yo tenía, era de noche y choqué con un carro que tenía delante porque de repente se metió una cucaracha enorme y se me paró en la cara, y en el reperpero choqué y el dueño del otro carro se desmontó a reclamarme y yo le expliqué lo que me había pasado.
10. Horas felices
Lo que me ha dado más felicidad en la vida es el nacimiento de mis cuatro hijos y la relación con mi esposa. Cuando fui elegido como Rector de la universidad, me dio mucha felicidad, fue la primera vez que la universidad utilizó un mecanismo de elección abierto. Yo participé con más de 30 candidatos en un proceso de selección. La escogencia, en un esquema parecido para el Tribunal Constitucional, me dio mucha satisfacción también. Creo que yo he sido una persona bendecida y privilegiada, no me canso de reconocerlo y de agradecerle a Dios.
Designaciones inesperadas
En mi más reciente libro, “En la Universidad”, yo cuento algunas de las experiencias más importantes de mi vida. Por ejemplo, mi participación en el Departamento de Prevención de la Corrupción y en la Universidad Apec, fueron totalmente imprevistas para mí. Nunca me imaginé que cuando fui a la Procuraduría General de la República, a trabajar de la mano de Abel Rodríguez del Orbe, terminaría teniendo participación en la conformación y en la dirección de un departamento importante en la Administración Pública, como fue el Departamento de Prevención de la Corrupción. Jamás pensé que tendría una participación como la que tuve y mucho menos que eso me iba a dar la proyección que finalmente me dio. Lo mismo me pasó en la Universidad Apec, jamás pensé, cuando regresé a la universidad, en el año 2000, cuando me llamaron para ofrecerme el decanato de Derecho, que un año después se iba a presentar la oportunidad de la Vicerrectoría Académica, y mucho menos que iba a terminar siendo Rector de la universidad. En ese tiempo estaba tratando de establecerme con mi oficina de abogados. Eso me sorprendió, porque no estaba en mi proyecto de vida, pero fue muy satisfactorio.
Tarea pendiente
“Desde que salí del Departamento de Prevención de la Corrupción, he dicho que es necesario repensar el trabajo y las funciones de esa institución”.
Imprevistos
“La forma en que yo he afrontado las situaciones inesperadas que se me han presentado en la vida, me hace sentir satisfecho y orgulloso”.
Aspiración
“Cuando salga del TC no sé qué me depararán Dios y la vida, pero tengo interés en aportar al desarrollo de la sociedad dominicana”.