“Soy un hombre que ha hecho de la locución una religión”

Cuando recibió la llamada de esta servidora para que ocupara estas páginas, no pudo ocultar su alegría.

Cuando recibió la llamada de esta servidora para que ocupara estas páginas, no pudo ocultar su alegría. Conocía muy bien el contenido de esta sección, y lo emocionaba saber que le tocaría remembrar su largo transitar por la vida; traer al presente a aquel niño que creció rodeado del arte y la cultura en el pequeño poblado de Pimentel y recordar cómo poco a poco fue convirtiéndose en un exquisito maestro de ceremonias y en la voz inconfundible de los desfiles militares, reviviendo con su narrativa impecable los pasajes más heroicos de los hombres de armas, que por sus hazañas ocupan un lugar cimero en la historia nacional. 

Para Osvaldo Cepeda y Cepeda “el locutor es como un diamante, originalmente es un carbón, pero pulido tiene bellísimos destellos”. Destellos que iluminan cualquier escenario donde le toca hacer uso de la palabra.

En esta entrevista, el hoy general de Brigada de la Fuerza Aérea Dominicana confiesa que con mucha dedicación y entrega, ha hecho de la locución una religión y de la maestría de ceremonia un sacerdocio.

1. Mi infancia en mi pueblo
Nací en el pequeño pueblo llamado Pimentel, municipio de la provincia Duarte. Fueron días agradables, musicales y sobre todo cultivables, porque la gente se empecinaba en que la generación de la época se superara. Esa etapa fue plácida para mí, haciendo teatro, nadando en los ríos, practicando deporte, incluyendo un maratón donde vinimos desde Pimentel a la capital, para solicitar el acueducto, y lo logramos.

2. Mis padres
Mis padres, Fefa y Rafael, oriundos de Santiago, eran maestros de gran tradición. Éramos dos hermanos, tan parecidos que hasta podíamos cambiarnos y hacernos pasar el uno por el otro. Mi hermano se llamaba Ubaldo. De mis progenitores atesoro la formación y los principios que me dieron. Recuerdo que eran excelentes oradores, sabían redactar y escribir muy bien.

3. La aviación
Había un campo de aviación que se llamaba Angelina, donde habían aviones del Ministerio de Agricultura, para fumigar, y este campo estaba cerca de una familia mía, siempre iba a ver los despegues y los aterrizajes, y cuando vine a ver me volví amigo de los pilotos y ellos se dieron cuenta de que había vocación en mí para esto.

Un día me llevaron donde un buen amigo para que yo lo recortara y acordamos que como premio me dejarían sentar en una avioneta y corretearla. Tenía 18 años y ya estaba listo para emprender mi vida.

4. La universidad

Estudié en la Universidad de Santo Domingo, Filología Moderna, esto es estudio de idiomas, y aprendizaje de algunas lenguas. Esto me dio la base para poder aprender varios idiomas; hablo chino, francés, inglés, portugués, italiano, y el español lo cultivo para no olvidarlo. También estudié locución, esto fue en mi pueblo y comencé a darme a conocer en todo el Cibao haciendo maestrías de ceremonias ocasionalmente y de animador, luego vine a la capital y estudié locución en la escuela Héctor J. Díaz Cruz, la  entonces Voz Dominicana.

5. Mi familia

Tengo una familia sumamente interesante,  porque ninguno de mis hijos son hermanos de padre y madre. Me quedan cuatro hermosos hijos, dos partieron a la morada del Señor, cada uno de ellos tiene una madre que viene de un país distinto (uno con una árabe, uno con una alemana, otro de una norteamericana) Para mí la mujer es un ser sumamente delicado, extraordinario, y, sobre todo, es un apoyo fundamental – el hombre soltero no es nada-. No entiendo cómo hay hombres que con la mano que acarician a una mujer, con esa misma la golpean; y con la palabra que la enamoran, con esa misma palabra la insultan.

6. Mi vida en los deportes
Empecé en Pimentel practicando la natación, cruzando a brazadas los  ríos Yuna, Camú y el Cuaba, el que adoraba. Después practicaba campo y pista  y béisbol, tanto así que me llevaban de refuerzo a otros pueblos. Todavía soy muy buen tirador, practicaba ese deporte con armas neumáticas de aire.

7. Maestro de ceremonias
Yo he sido y sigo siendo un hombre que ha hecho de la locución una religión y de la maestría de ceremonia un sacerdocio. Así es como lo veo, he sido un sacerdote del ejercicio y, claro, para eso se precisa haberse entregado por completo para que uno sea religión y el otro sacerdocio, porque la locución y la maestría de ceremonias van de la mano.

8. Anécdota
Yo narré la llegada del Papa Juan Pablo II y, al ser yo aviador, me di cuenta de que el avión venía muy alto y  que no se iba a poder parar, entonces el aeroplano hizo toque y despegue y siguió para volver hacer el plano de aterrizaje. Entonces, eso lo describí y dije que el Papa pisó la tierra de Duarte (Juan Pablo I para nosotros) y fue a hacer una oración por todos ante la santísima Virgen de La Altagracia. Ese fue un momento algo difícil, imagínate, que no hubiera sido locutor y aviador quien estuviera narrando ¿qué iba a decir en ese momento?

9. El momento más difícil
Durante un show en la televisión, donde estuve presentando a una gran figura y gran amigo,  Leo Marini, cuando terminé sentí una alegría enorme y a seguidas un terrible dolor, y de ahí para la clínica Doctor Yunén.

Se me había declarado un cáncer en un riñón y me hicieron la primera de una serie de cirugías, me extirparon el riñón, me limpiaron el otro y los periódicos llegaron a publicar que me había dado un paro.

En ese instante sé lo que vi y sé que ya hice ese viaje, no lo apresuro porque sé que todos vamos a morir algún día, ya que el primer paso para llegar ahí es nacer.

10. Tengo una profunda fe
Saber que Dios existe, que mientras más se estudia más tienes que confiar en Él. Saber que Él creó todo esto sin importar el criterio que tú tengas de la creación, del universo, saber que Él lo empezó todo y de ahí es que viene el creer en lo que no ves, esto es la fé, confiar en él y buscar, de acuerdo a sus mandamientos,  y confiar plenamente en Él.

Recomiendo a todo el mundo que trate de vivir en paz para que sean como yo, que a esta edad soy un Señor con un rosto agradable y tengo siempre una mano extendida al amigo y un amor abierto para todos y un gran corazón para olvidar, que es lo mismo que perdonar.

Mi inolvidable amistad con Corporán

Ese amigo era muy especial, tanto así, que nuestra despedida fue más de broma que de otra cosa. Asistí  a la puesta en circulación de un libro del almirante Lajara, en la Cancillería y allí nos retrató este mismo medio y ahí está esa foto como recuerdo, entonces me enteré que le iban a hacer un homenaje y ni a mí ni a Tito Campusano nos invitaron, luego fui a su casa y le dije: caramba, me dicen que te van a hacer un homenaje y no me lo dejan saber, pero no te preocupes, que eso va a ser como los matrimonios tuyos, no fui a este, pero voy al próximo.

¡Caramba se me fue! Yo lo conocí, lo traté muy de cerca. Mantuvimos toda la vida una gran amistad, no creo que murió a destiempo, como dirían, él cumplió su tiempo.  Fue un gran luchador que emergió de los barrios. Fue en definitiva Rafael, un gladiador…salía todos los días a dar el cien por ciento de su trabajo. Y al fin y al cabo por algo debe de detenerse el corazón y se detuvo un gran corazón, como lo fue el de Rafael Corporán de los Santos.

Deportista
Siempre he sido un gran deportista. En Pimentel practicaba la natación, cruzando a brazadas los  ríos Yuna, Camú y el Cuaba”.

Profesión
Yo he sido y sigo siendo de la radio, televisión y el espectáculo en vivo, un hombre que ha hecho de la maestría de ceremonia un sacerdocio”

Salud
Me habían declarado un cáncer en un riñón y me hicieron una serie de cirugías. Ese día comprendí que todos, de algo tenemos que morir algún día”.

Hombre de fe
Saber que Dios lo empezó todo y creer en lo que no ves, esto es la fe, confiar en Él y vivir de acuerdo a sus mandamientos y confiar en Él”.

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