Nicolás Almánzar es un sobreviviente. Hace once años sufrió un accidente cerebrovascular que le impidió la movilidad por unos tres meses. Nadie pensaba que lograría recuperarse, pero su fuerza de voluntad y su inquebrantable fe, le dieronla fuerza necesaria, no solo para rebasar la difícil situación de salud por la que atravesaba, sino que poco a poco volvió a su vida habitual y con mayor entusiasmo. En este diálogo recuerda sus días en Salcedo, valora el aporte realizado por sus maestros en su formación estudiantil, narra cómo desde muy joven tomó conciencia de la importancia que tiene el desarrollo de un buen sistema educativo para los pueblos. Nicolás recuerda sus inicios en las aulas como profesor, cuenta cómo llegó a la conclusión de que la alfabetización y educación para adultos es tan fundamental como la enseñanza para niños, basado en que “En las manos del adulto está el desarrollo de los pueblos”.
1. Orígenes
Nací en Salcedo, en 1935. Soy hijo de una familia humilde y honrada. Mis padres ya murieron. Mi padre me enseñó que uno tenía que respetar a los mayores y que había que respetar los recursos y las propiedades que no eran de uno. Esa enseñanza fue y sigue siendo vital para mí. Siendo ministro nunca le puse la mano a un centavo que no fuera mío. Fui estudiante libre porque estudiaba y trabaja al mismo tiempo. Fui monaguillo y maestro y llegué a ser secretario del colegio de profesionales. Fui fundador del club de mi pueblo. Mis maestros, todos, fueron personas muy honorables, todos eran maestros de vocación. Recuerdo a la señorita Gómez, que fue una matriarca en mi pueblo y María Teresa Brito, que era una enciclopedia andante, tú le preguntabas cualquier cosa y ella lo sabía.
2. Mi pueblo
Tengo hermosos recuerdos de mi pueblo, antes Salcedo, hoy Hermanas Mirabal. Por ejemplo, tuve el honor de conocer a las hermanas Mirabal, aunque yo era muy niño no me llegué a tratar con ellas, pero sí comparto el respeto y cariño de este pueblo por esas heroínas, por ser de las precursoras de la libertad del pueblo dominicano.
3. Canillita
Cuando era niño en mi natal Salcedo, fui canillita del periódico elCaribe cuando se fundó el 14 de abril de 1948. Recuerdo que no podía con tres periódicos juntos, yo era un muchachito de 13 años. Eso para mí es un honor. En educación he recorrido todas las posiciones hasta llegar a ser ministro y he fundado más de una universidad. En la Secretaría de Educación fui director general para adultos, de 1969 hasta 1975, y ahí tuve la experiencia sobre alfabetización de adultos. Caminé por América Latina y eso me permitió conocer la experiencia, en materia de educación de adultos, de Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Perú y la de Ecuador.
4. El maestro
Me inicié en el magisterio educando adultos, con un sueldo de 5 pesos con 48 centavos y con eso me alcanzaba para comprar mis libros y estudiar en el bachillerato. Siempre me gustó ser abogado, pero me entusiasmé y seguí en la educación; de tal manera que en 1970 me gradué de doctor en Derecho en la UASD, luego me hice abogado en los tribunales de la República, pero desde los 15 años me di cuenta que mi vocación era seguir siendo maestro, siempre seguí vinculado a la educación. Luego, fundé la Universidad de la Tercera Edad y ahí estaré hasta que muera.
5. Un aprendizaje
Conocí a Félix Adams, el apóstol en cuanto a la educación para adultos. Él fue quien me orientó para fundar esta universidad. Él fue un luchador a favor de la educación para los adultos porque se discriminaba, se pensaba que solo era importante la educación para los niños. Es cierto que la educación para niños es una prioridad que no se puede abandonar, pero en las manos del adulto está el desarrollo de los pueblos. Por eso a esta universidad yo le llamo la universidad del siglo XXI.
6. El escritor
Existe un aforismo muy tradicional que dice que el hombre para ser hombre, debe tener un hijo, yo tengo; sembrar un árbol, he sembrado muchos y escribir un libro, y yo he escrito más de 10. La satisfacción es el bien que esos escritos le puedan hacer a los demás. Para mí es una inmensa satisfacción escribir y como te dije, mis libros me acompañarán hasta el último momento de mi vida. Escribir un libro es una satisfacción tan grande como tener un hijo. Los libros que he escrito para mí son como hijos. Siempre digo que el día que muera, estarán mis hijos biológicos, mi familia y, por supuesto, mis libros dándome el último adiós. El primero de ellos fue “Nociones de Latín”, que ya se agotó. Después escribí el libro “Educación Moral y Cívica”, para el cuarto del bachillerato, y fue premiado con el Premio Nacional de Didáctica Manuel de Jesús Peña Reinoso. Como director de la Escuela Política del Partido Reformista, escribí un libro sobre el origen de esa organización política.
7. Tesoro
Conservo como un tesoro, laminada, la entrevista que me hicieron a propósito del 60 aniversario del periódico elCaribe, porque cuando me iban a hacer la entrevista me preguntaron que si yo me tenía eso a menos y yo le dije que no, que al contrario. Una de las grandes satisfacciones que yo tengo es lo que he alcanzado en la vida. Ese reportaje lo tengo colocado en diferentes lugares de la universidad, porque para mí es un gran orgullo que conozcan mis orígenes.
8. Una gran prueba
Hace once años, lo que me dio fue para que mi familia me perdiera, pero la gran fe de nosotros y de mi familia en Dios, me salvó. Fue un derrame cerebral que me dio y después de eso, la gente no me lo cree, porque me ve bien y por lo bien que me siento. Yo estuve en silla de ruedas por tres meses y hoy en día vivo en actividad completa. Me recuperé, sigo mi tratamiento, tengo un estilo de vida saludable, camino 50 minutos diarios. Esa fue una prueba muy fuerte.
9. Tiempo difícil
Durante el tiempo que estuve postrado en silla de ruedas, recibí terapia para aprender a caminar. Me sentía mal, pero tenía una gran fe en mi recuperación.
Todos pensaron que me iba a morir, pero mi esposa y yo sabíamos que no sería así. Teníamos fe en Dios de que yo volvería a la normalidad.
10. Fundación de la UTE
Muchos amigos cuando les manifiesté que quería crear esta universidad dijeron que me estaba volviendo loco y ahora ellos mismos han dicho que fue una gran iniciativa, que la valoran como positiva y muy bien formados los profesionales que egresan de aquí. Me siento satisfecho con todo lo que he hecho en la vida.
La mejor herencia que les dejaré a mis herederos es mi comportamiento y los valores que he cultivado a través de mi vida. Últimamente la educación recibe un mejor trato, porque antes se creía que ésta era un gasto; ya se han dado cuenta que es una inversión. Me preocupa que el Ministerio de Educación no sepa cómo invertir todo el dinero que recibirá como resultado de haber obtenido que se le otorgue el 4 por ciento del PIB.
Pocos recursos, pero con mucha voluntad
A pesar de las adversidades y de las limitaciones económicas, nunca abandoné mis sueños porque desde siempre he sabido que en la preparación profesional está el futuro, por eso siempre seguí estudiando.
Realicé dos profesiones, he cursado estudios en diferentes universidades del país y del extranjero, pero también soy egresado de la mejor universidad, que es la de la vida, que es la que más me ha enseñado y la que mayores experiencias me ha dado.
Perdí a mi padre cuando estaba muy joven, aunque no era el hijo mayor me encargué de ponerme al frente de la familia, porque para entonces ya era maestro y ganaba un salario de 45 pesos y en la secundaria impartía clases de Religión, Moral y Latín y ahí ganaba 39 pesos con eso completaba y de esa manera podía ayudar en la casa y estar al frente de la familia para cubrir sus principales necesidades.
Mis hermanos me quieren y me respetan como si yo fuera su padre, ya han muerto algunos, pero para los que quedan vivo soy como un padre.