Stanley Javier: “Nunca he dejado de ser el hijo de Julián Javier

Stanley jugaba sólo por diversión, la pelota era un deporte más de los tantos que practicaba con sus amigos de infancia.

Stanley jugaba sólo por diversión, la pelota era un deporte más de los tantos que practicaba con sus amigos de infancia.Sin embargo, algunos amigos y compañeros de su padre notaron el talento que poseía para el deporte del guante, el bate y la pelota.

Un día, invitaron a su padre, Julián, para que lo viera jugar, y cuando lo vio, inmediatamente se dio cuenta de las condiciones que poseía. No dijo nada, dejó en sus manos y en las de su madre la decisión de encarar el béisbol como profesión.

Así comenzó su carrera, que duró 17 años, y como él mismo afirma, terminó cuando entendió que debía retirarse.

Quizás 37 años no eran muchos para retirarse de la pelota, pero eran justo el tiempo preciso para iniciar el camino hacia otras metas.

1. Francomacorisano
Nací en San Francisco de Macorís. Allí viví mi infancia y me crié. Mi infancia fue muy buena, porque en los pueblos se conoce todo el mundo, es como una sola familia. Nosotros jugábamos béisbol, baloncesto, soccer. Tuvimos una niñez muy buena. Otra ventaja fue que crecí con los mismos muchachos desde la primaria hasta el bachillerato e hicimos una hermandad que perdura hasta la fecha. Crecí ahí.

2. Formación de hogar
Tengo tres hermanas: Julieta, Susi y Linette, y mi hermano Julián, que es médico cardiólogo en los Estados Unidos. Soy hijo de Inés Negrín y Julián Javier. Cuando tienes un padre profesional en la pelota, casi no pasas tiempo con él; y por eso, mi madre fue padre y madre para nosotros. Ella fue la que se pasó todo el tiempo con nosotros. Ella fue la que nos educó, nos dio costumbre y se preocupó por nuestro futuro, porque mi papá se pasó la vida entera jugando y trabajando. En los cinco hermanos se ve esa educación impartida por gente trabajadora, responsable y preocupada.

3. Muchos amigos
Nos criamos con muchos muchachos, porque nosotros éramos cinco hermanos, pero en los pueblos tú vives en la casa de todos los amigos y ellos viven la casa tuya. Yo vivía con 25 muchachos en mi casa y así íbamos a la casa de otros, vivíamos metidos en la casa de los amigos. Cuando te crías con un papá famoso tú crees que todos los papás son famosos. Cuando a mí me decían: tú eres hijo de Julián, yo decía y por qué se asombran, ese es mi papá. La gente me decía que yo era hijo de Julián y que Julián era el dueño del estadio y donde quiera que yo iba me diferenciaban como el hijo de Julián Javier, una gloria del país. Pero para mí todos los padres eran como Julián Javier. Mientras uno es pequeño pasa eso, después que uno va creciendo es que se va dando cuenta de la magnitud de eso.

4. El hijo de Julián
Nunca he dejado de ser el hijo de Julián Javier. Ni en este momento, aunque soy muy independiente. Nosotros éramos dos peloteros, pero cuando tienes un padre con esa magnitud, va a ser muy difícil no ser el hijo de… pero a mí eso ni me pone ni me quita, me llena de orgullo, él es una gran persona, además de una gran figura. Mi carrera no fue ni más fácil ni más difícil por ser el hijo de Julián Javier, en lo que sí hay cierta ventaja es en que ya has vivido ese escenario, te pasaste desde chiquito en eso, vas a esos estadios y ves 50 mil personas y no te sorprendes. Creo que en esa parte te beneficia conocer esos espacios, pero cuando entonan el Himno Nacional, y comienza el juego, si tú no aparas, si tú no bateas, sencillamente te vas. Ahí no vale de quién eres hijo. Aunque sí tiene que ver con las consideraciones que te tienen los couches y las organizaciones. En eso te beneficia. Entiendo que esa no fue la diferencia para yo ser un Grandes Ligas. El otro día, hablaba con un amigo que me decía que siempre hay presión cuando eres hijo de una gloria, o de un empresario o de una persona que ha hecho algo fuera de lo común, y yo le dije que ciertamente nosotros teníamos mucha presión, porque tú eres hijo de fulano de tal y está manejando sus bienes, siempre serán los bienes de fulano de tal, pero si tú los pierdes, lo que van a decir es que los perdiste tú y si los llevas de uno a diez, nunca será tu mérito, será el mérito de tu papá. Entonces, si yo no hubiera llegado la gente iba a decir, ¡diache! pero ese tuvo todas las oportunidades de llegar; y si llegué, dirán que llegué porque soy el hijo de Julián Javier, ¡cómo no va a llegar! Uno no tiene las de ganar.

5. Las huellas del padre
Yo nunca pensé jugar pelota, nunca pensé ser Grandes Ligas, nunca pensé ser pelotero. Para mí fue una sorpresa. Yo iba día a día, disfrutaba jugar pelota, como disfrutaba el basquetbol. Yo entiendo que fui desarrollándome y recuerdo que un día me dijeron que yo tenía muchas condiciones, y mi papá siempre nos dejó hacer las cosas como nosotros quisiéramos hacerlas. A mi papá le dijeron que yo tenía muchas condiciones y me fue a ver. Cuando me vio, me apoyó. Me firmaron y con 16 años y de ahí comenzó todo, pero yo no sabía que iba a ser pelotero. A mí eso me cogió de sorpresa.

6. Dejar el pueblo
Creo que lo más difícil fue irme de San Francisco de Macorís. Yo siempre quería volver. Lo más difícil para mí fue dejar mi pueblo, mi gente. Recuerdo que en los primeros años que me firmaron yo no quería irme y me decían que yo era el pelotero más raro, porque cuando venía aquí ni hablaba de pelota, ni de prácticas, me la pasaba andando con los muchachos. Eso fue difícil, dejar ese nido tan cómodo en que uno se siente e irme a un mundo muy diferente. Mira cómo es la vida, al principio, fue todo tan fácil. Las cosas se me pusieron difíciles cuando subí a Grandes Ligas, porque yo entendía que era un juego donde uno iba al play a disfrutar, a gozar muchísimo. Pero al llegar a Grandes Ligas, las cosas se ponen ya no como un juego, porque en Ligas Menores el juego es más romántico, uno no tiene dinero, ni fama, tú juegas para desarrollarte y disfrutar. Pero en Grandes Ligas, piensas que ya es algo serio. Tratas de hacerlo mejor, te presionas muchísimo y ahí es que viene el problema.

7. Varias etapas
Siempre digo que tuve tres etapas en mi carrera. Los primeros cinco años en Ligas Menores, donde yo lo disfruté en grande. Lo que más disfruté en mi carrera fueron los cinco años de las Ligas Menores y la Liga Dominicana de Beisbol, lo disfruté mil veces más que las Grandes Ligas. Yo duré cinco años en las Ligas Menores y ahí era un juego más romántico y de más compañerismo. En Grandes Ligas es un juego con mucho más presión, hay mejores jugadores, y cuando tú coges esa presión el juego no te sale bien. Y en Grandes Ligas no me salía muy bien el juego, pero los últimos 12 años me salía demasiado bien, después que dejé de preocuparme. Mi carrera en total duró 17 años.

8. El retiro a su tiempo
Tenía 37 años cuando me retiré. La gente me dice que me retiré joven, que aún podía jugar. Yo entré y salí de la pelota de la misma manera, sin darme cuenta. Siempre he pensado que en la vida todo tiene su momento. Yo entendí que ya no era mi pasión. Ya había completado todo lo que me había propuesto, incluyendo lo más bonito, una familia. Cuando me retiro, para mí fue fácil en la parte emocional, porque yo estoy haciendo lo mismo que yo hacía cuando jugaba pelota. Cuando llegué a Santo Domingo me juntaba con los mismos amigos y con la misma gente. El retiro en la parte emocional fue muy fácil, quizás en la parte económica no, porque comienza a inventar, a hacer negocios y a uno lo engañan, le va mal. La parte económica no fue tan fácil, pero después llega un momento en que se le facilitan las cosas. El retiro fue a mi manera, como dice la canción, que es la canción mía. Me ofertaron dos años para seguir jugando y yo dije que no. Me fui en mis propios términos. Lo mejor que me pasó fue que yo me fuera, no que nadie me sacara.

9. Influyentes en la carrera
Mis padres fueron muy influyentes en el desarrollo de mi carrera. Tuve apoyo de mis padres, mis abuelos, mis hermanos y lo más importante que me pasó a mí fue que jugué en dos equipos ganadores. Siempre he sido muy competitivo, competitivo en buena lid. Me gustan hasta los “underdog”, es decir los que no son favoritos. Me gustan los equipos malos, porque es un desafío para tratar de convertirlos en buenos. Tuve mucha suerte con el equipo de Las Águilas, porque ahí encontré a Diloné, a Tony Peña, a Chilote Llenas, a Luis Polonia. Entonces, cuando tú juegas con un grupo de peloteros profesionales, te sientes bien. Eso fue en la pelota invernal. Entonces, cuando comencé en Grandes Ligas, encontré súper estrellas, que hacían las cosas bien y como tenían que hacerlas. Siempre observo mucho, más que oír, observo, y eso fue lo que más influyó en mí y me motivó a ser mejor.

10. El amor y la familia
Mi historia de amor es corta porque solo tuve una novia, Genoveva Brea, y me casé con ella. Pero esa historia comenzó tiempo atrás, porque mi papá y mi mamá se casaron en la casa de la que hoy es mi esposa; y el papá de ella dejó caer a mi mamá en el río, el día de la boda, porque ellos se casaron en el campo donde vivía mi abuelo, y allá el papá de mi esposa, ayudándola a cruzar el río, los dos se cayeron. Nosotros siempre relajamos diciendo que el matrimonio de nosotros fue arreglado. Ella es médico. Ella estaba estudiando, yo comencé mi carrera profesional, duramos cinco años de amores y hace unos días cumplimos 29 años de casados. Tengo tres hijas, Carla de 26 años, Marcel de 21 e Inés de 16.

Un nuevo comienzo

Me retiré hace 15 años para estar más tiempo con mis hijas. Entiendo que para los hijos de un jugador o de una persona que pasa mucho tiempo fuera, la madre es todo, y eso es mejor cuando tienes una esposa con muchos valores familiares. Mi esposa es médico y dejó la Medicina para criar a nuestras hijas. Eso te ayuda a que tu carrera sea más fácil. Es muy bueno tú poder decir: “yo estoy en Atlanta, pero yo sé que mis hijos están bien cuidados”.

La gente busca dinero y cosas materiales, pero la familia es todo. Sin una gran mujer al lado, no tienes nada. Hace dos años era el gerente de Las Águilas, pero entiendo que tuve dos años de buenas experiencias con ellos, pero ahora dirijo mi propio negocio. Tengo negocio de bienes raíces, desarrollo y asesoría. Todo al principio es difícil, pero yo tengo la suerte de que tuve un socio excelente y en la actualidad tengo un socio excelente. Entiendo que cuando tú tienes una buena sociedad es igual que un buen matrimonio, que hay peleas, pero sabes que vale la pena arreglarse.

Para mí la vida comercial ha sido como debe ser para todos, con buenos y malos momentos, pero al final entiendo que ha sido buena. No hago planes, vivo el día a día. Cuando era joven sí hacía planes, pero ya no.

Competitvo
Siempre he sido muy competitivo. Me gustan hasta los “underdog”, es decir los que no son favoritos,para tratar de convertirlos en buenos”.

Diferente
Duré cinco años en las Ligas Menores y ahí era un juego más romántico y de más compañerismo. En Grandes Ligas es un juego con más presión.

En su momento
La gente me dice que me retiré joven, que aún podía jugar. Yo entré y salí de la pelota de la misma manera, sin darme cuenta. Todo tiene su momento”.

“A mi manera”
El retiro fue a mi manera como dice la canción, que es la canción mía. Me ofertaron dos años para seguir jugando y yo dije que no”.

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