Con la dulzura que le caracteriza, con voz suave y pausada, Silvia de Pou, comenzó recordando sus días de infancia, cuando sorprendía a las amigas de su madre preparándoles delicias, que aún para la más diestra de ellas en el arte culinario, resultaban casi imposibles de hacer.
No pasó mucho tiempo para que la pasión por la cocina se convirtiera en algo más que un pasatiempo. Fue así como comenzó a preparar sus recetas en un programa de televisión, hasta que más tarde, inició su propio espacio denominado “Mujer 2000”, una revista que ofrecía diversos temas de interés para la familia.
En la casa, se esmeró por brindar amor y protección a la familia que levantó junto a su eterno amor, Eduardo Alberto Pou, con quien estuvo casada durante 48 años y de quien conserva hermosos recuerdos, así como la esperanza que le da su inquebrantable fe, de que un día volverán a estar juntos, felices e inseparables, como lo fueron durante toda su vida.
1. Infancia
Nací en Santo Domingo, mi padre se llamaba Fernando Henríquez Rosel y mi madre María Estela Pereyra de Henríquez. Éramos cinco hermanos, ya han fallecido dos. Tengo un recuerdo de mi niñez, de mi juventud, muy lindo. Provengo de una familia muy larga. Tengo unos recuerdos bellísimos. Soy nieta de Francisco Henríquez y Carvajal, tengo unos recuerdos bellísimos de él y de la celebración de su centenario. Mis abuelos me quisieron mucho y querían tenerme siempre en su casa de visita.
2. Una familia unida
De mi niñez tengo recuerdos muy lindos, de una familia muy bella. Somos una familia muy unida, lo fuimos no solo en la casa paterna, sino también en nuestra casa, con mis hijos y nietos. Éramos cinco hermanos, yo era la segunda, pero nos llevábamos muy bien. Llevé siempre una linda relación con mis compañeras del colegio, formé parte de las 15 primeras que se inscribieron en el Colegio Santo Domingo y sin nosotras hablar ni una palabra de inglés, ni las monjas una palabra de español, aprendimos unas de otras. Mantenemos esa relación de amistad del colegio, nos juntamos de vez en cuando.
3. Compañero de vida
Tuve un noviazgo muy lindo. Tuve un único novio desde que éramos dos niños. Nunca nos separamos, si peleábamos no nos acostábamos sin llamarnos por teléfono y esa misma actitud la mantuvimos después que nos casamos. Nuestro noviazgo duró nueve años y luego nos casamos; y se me fue a los trece días de haber cumplido los 48 años de casados. No celebramos los 50 años como yo había querido, pero sí celebramos los 50 años de novios, por si no llegaban. Mi esposo se llamaba Eduardo Alberto Pou. Tuvimos cinco hijos, que se han convertido en nueve con sus parejas, me han dado 13 nietos, una de ellas ya se casó y la otra se casa el 29 de agosto.
4. El arte culinario
La cocina me gustaba desde chiquita. En mi casa éramos tres hembras y dos varones. Las tres hembras cocinamos. Mi mamá jugaba canasta todas las tardes con sus amigas en la casa, yo me ponía a prepararles dulces y meriendas. Entonces, las amigas de mi mamá me decían que por qué yo no me ponía a hacer todas esas cosas para venderlas, pero yo no había pensado en eso. Fueron las amigas de mi mamá las que comenzaron a pedirme que les preparara postres y me los compraban. Así comencé a tener un pequeño negocio, pero solo entre las personas conocidas y los familiares. En eso me casé.
5. A la televisión
Una de mis primas, Gabriela Henríquez, cubana, ya que mi familia paterna, por mi abuela paterna, era cubana; porque mi abuelo fue embajador dominicano en Cuba por varios años, por eso yo hasta me bauticé allá. Ella vino de retirada para acá después de la caída de Fulgencio Batista en Cuba y puso en Rahintel un programa de televisión y me llamó por teléfono para preguntarme que si yo quería encargarme de la sección de cocina. Yo me sorprendí y le dije que por nada del mundo, pero ella insistió. Como mi marido y yo todo nos lo consultábamos, le pregunté y él me dijo que si yo me sentía con capacidad, que claro que sí, que él me apoyaba. Acepté. Ella me hizo esa pregunta en el entierro de Guarina, la esposa de Max Henríquez Ureña, que era primo de mi papá, y yo le dije: “bueno Guarina, desde el cielo tú me vas a ayudar”. Así fue. Entré en el programa, el primer día estaba tan nerviosa que estaba cortando unos ingredientes y me corté, pero después le fui cogiendo el piso.
6. Mujer 2000
Cuando quitaron el programa para colocar una telenovela, en Rahintel, ya yo quise seguir y antes de que lo quitaran ya yo estaba conversando para poner mi programa. Comencé con un programa en radio, en HIN, y de ahí, como ya sabía que iban a quitar el programa, solicité en Color Visión y desde que salimos de Rahintel, inmediatamente comencé en Color Visión. Es decir, que no estuve un día fuera de la televisión. Ahí conformé un programa muy variado, con diferentes temas. Ahí comenzaron muchas figuras que aún están en la televisión, Martha Olga García, Flavia García, el doctor César Mella, Euclides Gutiérrez. Es decir, muchas personalidades se iniciaron en Mujer 2000 y de ahí fueron a otros programas, y algunos tienen sus propios programas.
7. Hora del adiós
Fueron pasando los años y Mujer 2000 se mantuvo por 37 años. Mi marido y mis hijos siempre me decían que dejara eso, que ya estaba bueno, pero yo les decía que no podía, que ya ese programa era parte de mi vida. Pero la biblia dice que todo tiene su tiempo y el Señor me envió su tiempo cuando yo tenía que salir. Tuve un cáncer, me tuve que ir fuera, fui operada cuatro veces y ahí tuve que dejar el programa. Le di gracias a Dios porque él me dio la forma de cómo hacerlo sin sentirme traumatizada por tener que hacerlo, pero más nunca he querido volver a un programa. Me han invitado a cocinar, pero yo les digo que ya dejé la televisión. En eso falleció mi esposo, después de yo haber dejado el programa. Mi esposo va a cumplir seis años de fallecido y ya yo no tenía fuerzas para seguir en la televisión.
8. Los libros
Mientras estuve en la televisión fueron surgiendo los libros. El primer tomo, surgió porque Pepe Bonilla, que era el dueño de Rahintel, me decía: “Silvia, por qué tu no escribes un libro, si tú todos los días haces tus recetas”. Así comencé. El primer periódico en el que yo escribí fue precisamente en El Caribe. Ahí comencé a publicar mis primeras recetas. Entonces, de la recopilación de esas recetas, surgió el primer tomo. Hoy son cuatro. De cada ejemplar tengo cinco mil libros. Cuando vi el éxito del primer tomo, mi esposo me decía que para qué iba a seguir escribiendo, pero seguí. De ese primer tomo vamos por la edición número 36. De ahí vino el segundo tomo. Así llegó el tercer tomo, el cual, cuando yo lo lancé había un concurso en París y no sé cómo se enteraron de la existencia de ese libro. Ellos me escribieron que querían que yo inscribiera mi libro, precisamente nosotros íbamos para Europa. Lo llevé a Madrid y de ahí se lo llevé a las personas del concurso. Gracias a Dios ganó como el mejor libro de recetas, en París, en el año 2000.
9. Dos generaciones
Para escribir el que es el cuarto tomo de mi libro, pasaron 12 años después del tercero, porque ya con todos los acontecimientos tristes que habían pasado, yo ya no tenía la fuerza para ponerme a hacerlo, a pesar de que tenía todas las recetas, inclusive, tengo recetas para un quinto tomo, aunque que ya no lo voy a hacer. Todos mis libros surgen de las recetas que yo hacía cada día en la televisión, es decir que todas son recetas probadas. Ese cuarto tomo, le decía a mi hija Alexandra que me ayudara, pero ella no estaba muy en eso, pero una de mis nietas, la segunda de mis nietas, Patricia Alexandra Castillo Pou, que a pesar de haberse graduado de Diseño de Interiores Arquitectónicos, Cum Laude y de haber hecho unos cursos en Argentina, cuando vino de Argentina, su madre tenía una compañía de eventos y ella le dijo que pusieran un Kathering y lo puso. Ella le puso Mujer 2000 Kathering. Poco a poco he ido introduciendo a mi nieta en el mundo del arte culinario. Le dije que yo quería que ella fuera la heredera de Mujer 2000 y de ahí surgió ese cuarto tomo que se llama Mujer 2000: Dos generaciones. Yo hice mi legado en ella. Tengo 10 nietas y tres nietos.
10. Hogareña
Yo grababa en mi casa. Mis hijos estaban chiquitos, nunca los abandoné. Cuando grababa en el estudio de televisión, lo hacía en el momento en que ellos estaban en la escuela, para cuando ellos llegaran ya yo estar aquí. Tuve cinco hijos y nunca ellos tuvieron una niñera. Yo fui la niñera de mis hijos, con la ayuda de mi marido, que me ayudaba principalmente en las noches. Cuando había un bebé me ayudaba mucho. Mis niños nunca tuvieron una niñera y ese es el orgullo mío y el orgullo de ellos. Ahora, la mujer tiene que hacerlo, porque tiene que estar más tiempo fuera trabajando, pero yo tuve la dicha de hacer mis trabajos en la casa, atender a mi marido y a mis hijos, que para mí eran lo primero.
Pérdida de un compañero de vida
“Los más difíciles fueron los primeros dos años de su partida, yo no salía a ninguna parte, no me arreglaba. Nosotros somos personas de iglesia, mi marido y yo comulgábamos todos los días, hacíamos la lectura juntos y por eso, tuve la gran dicha de tenerlo. Él se fue un sábado, pero el miércoles de esa semana tuvimos lectura los dos en la iglesia. Él tenía una tos muy fuerte y me dijo que realizaría la primera lectura, y yo le dije: “mi vida, tú estás tosiendo y esa lectura es muy larga”. Él me dijo: “no. Yo le pedía al Señor que me ayudara”. Se paró y leyó perfectamente. Eso fue miércoles, el viernes al mediodía lo tuve que internar y el sábado se me fue. Él era mi vida. Tuve la dicha de poder encontrar, con mis hermanas de la iglesia, un grupo que todavía, cada noche, viene y me acompaña hasta las 10 de la noche. Estamos aquí juntas hasta el momento de acostarme, que es el momento más difícil, porque en el día, con el afán, trato de notar menos su ausencia, pero ya en las noches es más difícil. Nosotros nunca dormimos separados. Nunca hubo una discusión que lo hiciera ir a dormir a otro lugar, ni yo tampoco me fui a dormir otro lado. Nunca nos fuimos de viaje por separado. Él fue mi vida y yo fui su vida también. Siempre me sentí muy amada.
Mujer 2000
“Mujer 2000 le abrió las puertas a otros programas de cocina y yo feliz, porque yo no fui eterna, hay otras muy buenas que están en televisión y yo me alegro”.
Libros
“Están escritos en un lenguaje sencillo para que las muchachas de las cocinas los pudieran entender, con ingredientes asequibles”.
Original
Nadie puede decir que tengo una receta de alguien; al contrario, hay muchas recetas mías en otros libros. Me agrada que me hayan tomado de referencia”.