Adrie Esther Mercedes Paulino es egresada de la UNPHU, de la facultad de Artes, donde se graduó de diseñadora de interiores. Ahí no solo aprendió sobre diseño de muebles y demás, también recibió clases de dibujo y pintura de la mano de artistas como Prats Ventós, escultor y pintor; Benjamín Paiewosky, arquitecto y pintor, con los cuales empezó a nutrirse. No obstante, ahí no quedó su inquietud. Luego de graduarse, siguió tomando clases con Marianela Jiménez, pero en ese momento tuvo que parar los estudios de pintura por el trabajo. Sin embargo, siempre se mantuvo en actividades artísticas, participando en exposiciones y concursos. Adrie es una maestra de arte consagrada a sus alumnos, a quienes con amor y paciencia ayuda a desarrollar su talento.
Cuéntenos, ¿cuándo comenzó a vincularse con el arte?
La pasión por las artes plásticas comenzó muy temprano. En el colegio participaba siempre en actividades artísticas e inclusive cuando tenía como doce años hacía suvenires de cumpleaños infantiles, dibujaba todos los muñequitos de entonces y los vendía, era como algo de no parar.
¿Desde cuándo imparte clases de pintura?
Hace aproximadamente doce años imparto clases de pintura, pero antes impartía clases de diseño.
¿Desde qué edad es recomendable que los niños comiencen a estudiar artes plásticas?
Yo diría que más o menos de 5 a 6 años, aunque hay niños más precoces, pero ya a esa edad se les puede enseñar las mezclas de colores y cómo conseguir las formas de una manera más sencilla, siempre dándoles toda libertad aun con pautas, e inclusive entienden muy bien los diferentes estilos.
¿Quiénes son mejores alumnos, los niños o las niñas?
Aunque a través de la historia hemos visto que siempre habían más pintores que pintoras, yo diría que eso se debía a los tabúes que se les imponía a las féminas, pero pese a eso aparecieron mujeres capaz de romper ese hielo, y hoy día no es raro ver que hay más chicas en las clases de artes, por lo menos en mi escuela. No me atrevo a decir que los niños son mejores que las niñas ni viceversa, solo que las chicas ahora son más libres de expresarse y tienen la misma capacidad intelectual que los chicos, no solamente en el arte también, en otras áreas.
¿Cómo reasume su experiencia como profesora de pintura?
Tomando los años que tengo impartiendo clases de arte, he podido deducir que los niños son capaces de crear y al mismo tiempo de involucrar sus sentimientos en lo que hacen. También he tenido niños especiales, que muchos padres lo han traído donde mí con fines de terapia, pero esos niños también son capaces de hacer cosas maravillosas aun dentro de sus condiciones, y a veces sorprenden.
¿Cuándo surge y cómo se llama su escuela?
Mi escuela surgió con la petición de una madre y me puse a consideración, pensé que lo aprendido no podía quedarse ahí, tenía que sacarlo para beneficio de otros, por lo que me puse a impartir clases y el provecho de la enseñanza ha sido satisfactorio. Pasé mucho tiempo en algo informal, pero luego comencé a llevar los trabajos de los niños a concursos, donde tuve que formalizar el status de mi escuela, con el nombre de Artes y Manualidades Mercenico, donde también tengo un negocio de ventas de pinturas y manualidades.
Ahora trabaja en una exposición, háblenos de eso, ¿cuántos niños expondrán?
Recientemente tuvimos una exposición. Es una forma de motivar a los niños, de que sepan que sus trabajos tienen mucho valor, que no se queden solo ahí, que sigan hacia delante, que no sea simplemente tomar clases y ya. Ahora expondrán unos 10 niños. Pero en otras exposiciones he tenido también adultos.
¿Los padres apoyan el trabajo de los niños?
Siempre trato que los padres apoyen el trabajo de sus hijos, que no sean clases como para matar el tiempo, porque algunos lo ven así, que si sus hijos tienen talento para la pintura traten de darles empuje. Hay niños que estuvieron en mi escuela que ya son adultos, que han tomado profesiones afines al arte o siguen sus estudios de artes. Cuando un padre ve que sus hijos tienen talento deben incentivarlos .Sé quizás que muchos no tienen la posibilidad económica, pero uno debe luchar contra viento y marea para poder llegar donde uno quiere, pese a las adversidades.