Antes de entrar en tema, quisiera tomarme el atrevimiento de confesar algo desde el punto de vista de una persona que ha sido afectada de manera directa o indirecta por esta “enfermedad”. Hace unos años atrás, tenía una amiga que era adicta a tener su celular en sus manos, no importaba donde estuviéramos, el aparato era el centro de atención. Así como en las películas, me dejaba hablando sola, y sin importarle nada, sacaba el celular y comenzaba a revisar el Instagram. Llegó el momento que decidí no volver a ver invitarla a salir, ya no quería sentirme completamente sola cuando estábamos cenando en algún restaurante.
Ahora entrando en el tema central, la tecnología nos consume, ya sea teléfono, computadora, tableta u otro ordenador de alta tecnología. Han pasado de ser una ayuda a ser un compañero cercano e indispensable en algunos casos.
Tener la capacidad de comprobar su correo, jugar y navegar por el derecho de Internet en tu bolsillo, es un salto que tiene su costo.
Según el portal Thecharlottepost.com la Nomofobia es el miedo patológico de permanecer fuera de contacto con la tecnología, es una afección relativamente moderna. Se trata básicamente de un efecto secundario de los cambios que el teléfono móvil se ha hecho a los hábitos humanos, comportamientos e incluso la forma en que percibimos la realidad.
Dr. Chuck Howard, psicólogo y presidente de los programas de psicología en la Universidad de Argosy, Denver, considera que puede ser más complejo que simplemente un problema.
“Nomofobia es el resultado de la gente cada vez más y más conectados electrónicamente al punto de que su red y las relaciones basadas en la tecnología se convierten en su comunidad de origen”, dijo Howard. “Perder esa conexión es esencialmente una forma de destierro electrónico. Tienen miedo de ser echados fuera de, o la pérdida de su” aldea social”.
El término fue acuñado originalmente de un estudio realizado en 2010 por YouGov, una organización de investigación con sede en Reino Unido que quería mirar las angustias sufridas por los usuarios de telefonía móvil.
Según el Dr. David Greenfield, profesor en la Universidad de Connecticut, si una persona no tiene este aparato ocurre una desregulación de la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que regula el centro de recompensa del cerebro, lo que significa que motiva a la gente a hacer cosas que ellos piensan que serán recompensados ??por hacerlo.
“Cada vez que reciba una notificación de su teléfono, hay una pequeña elevación en la dopamina que dice que usted puede ser que tenga algo que es convincente, ya que es un mensaje de texto de alguien que te gusta, un correo electrónico, o cualquier cosa”, dijo Greenfield a Business Insider. “La cosa es que usted no sabe lo que va a ser o cuando vas a conseguirlo, y eso es lo que obliga al cerebro a mantener el control. Es como la máquina de ranura más pequeña del mundo.”
“El estudio encontró que los hombres y las mujeres a menudo se sienten muy cansados ??cuando sus teléfonos móviles son apagados”. Según el portal chicagotribune.com
Si piensas que alguna de tus amigas padece de esto, éstas son las alertas:
Incapacidad para conversar cada vez que tiene el teléfono.
Obsesión con tener el aparato en mano y estar periódicamente revisando las redes sociales, correos electrónicos y mensajitos.
Estar constantemente pendiente a tener suficiente batería y andar con el cargador a todas partes.
Ser incapaz de ir al baño sin llevar el teléfono con usted.