Rafael (Tato) Bisonó: “El trabajo es difícil, para el que no le gusta lo que hace”

Rafael Vitelio Bisonó, a quien todos los que le conocen le llaman “Don Tato”, es un hombre exitoso, que sin embargo, conserva la humildad de los primeros años en los que comenzó a hacer camino en el mundo de la construcción de casas para familias&

Rafael Vitelio Bisonó, a quien todos los que le conocen le llaman “Don Tato”, es un hombre exitoso, que sin embargo, conserva la humildad de los primeros años en los que comenzó a hacer camino en el mundo de la construcción de casas para familias de escasos recursos.Esta semana, el Senado de la República le otorgó un reconocimiento, por sus aportes al desarrollo del sector de la construcción y al sistema habitacional del país. Una distinción que compartió y dedicó a su familia, ya que para el denominado Padre de la Vivienda Económica, su esposa, hijos y nietos, representan el mayor logro en su vida, la verdadera definición del éxito.

Es por eso, que en su extenso listado de realizaciones y metas alcanzadas, es, su familia, por mucho, la más sólida y mejor construida de todas sus edificaciones.

1. Hijo de Blanco y Cunita

Nací en Navarrete, el 15 de abril de 1936. Soy hijo de Vitelio A. Bisonó Checo, alias don Blanco, y de Fidelia Genao de Bisonó, alias doña Cunita. Doña Cunita y don Blanco, procrearon una familia de siete hijos, dos varones y cinco hembras. Esos siete hijos les dimos 26 nietos y muchísimos biznietos. Mis hijos solos les han dado 22. Todos nacimos en Navarrete. Mi papá era un hombre respetuoso y así mismo era tratado por todos, era ganadero, productor de leche. Era de los principales productores del Cibao. Mi madre, doña Cunita era hija de una familia procedente del pueblecito de Peñuela, un lugar cerca de Esperanza. Era una persona con una muy buena educación. Ella era descendiente de españoles.

2. Tranquilo

No recuerdo ahora, pero me imagino que en algún momento me dieron mi pelita, porque mi papá no era fácil, uno era niño inquieto y en la inocencia uno hace cosas que no están bien y los padres se ven obligados a castigar a uno, pero creo que yo era un niño tranquilo. Mi papá era un hombre con una disciplina rígida y así nos criaron a nosotros. 

3. Vocación

A pesar de que mi papá era ganadero, incursionó en la construcción de acueductos y después trabajó en la construcción de la Autopista Duarte y esas eran obras de ingeniería. Yo tenía 12 años y me involucraba en ese trabajo. Eso fue lo que me motivó a ser ingeniero civil. Te puedo decir que era una vocación nata. A mí me encanta mi profesión y te puedo decir que cuando te gusta lo que haces, resulta fácil. A la persona que se le hace difícil el trabajo es porque no le gusta lo que está haciendo. El trabajo es difícil, para el que no le gusta lo que hace. Cada vez que termino una de mis urbanizaciones y veo a todas esas personas de escasos recursos mudadas en sus casas bien hechas, con agua, luz, calles, áreas verdes, protección, con todo, siento una inmensa satisfacción. Cada proyecto de vivienda es como un hijo. Así lo veo. Y es que la satisfacción personal que uno siente en eso, no tiene comparación con nada. Lo material tiene un valor relativo, hay cosas que puedes tener todo el dinero del mundo y no las puedes comprar. 

4. Educación

Tuvimos la suerte de que llegara un español que tuvo que salir de España, cuando la Guerra Civil Española terminó. Era coronel del ejército socialista y vino al país atraído por la familia Portella, una familia honorable, que principalmente se dedicó al cultivo del café. Tuvimos la suerte de educarnos en el Instituto Iberia, donde se impartía una educación férrea, porque ese español, además de ser tremendo pedagogo, tenía una disciplina extraordinaria. El que tuvo la suerte de educarse en el Instituto Iberia, además de entrar a la secundaria con una formación muy buena, también a la universidad entraba con una buena plataforma. Uno adquiría una serie de conocimientos que en otro sitio no eran posibles. Ahí había que aprender obligado. Fui de los estudiantes más brillantes, porque era consagrado a mis estudios. Después nos fuimos a Santiago, porque el Instituto Iberia se mudó de Navarrete a Santiago y de ahí pasamos a la Universidad de Santo Domingo de 1952-57.

5. Ingeniero civil

Me gradué de ingeniero civil en el año 1957, a la edad de 21 años, gracias a que tuve la suerte de entrar temprano, aunque ahora las cosas no son como antes, antes eran más difíciles. Ahora si eres hijo de una persona pudiente no tienes que hacer tantos sacrificios, como estudiar y trabajar. Recuerdo que siendo estudiante, yo trabajaba en una constructora, trabajaba durante las vacaciones y me ganaba mis chelitos. Después, siendo estudiante, fui profesor de la universidad, profesor de prácticas, porque eso se permitía. Cuando me gradué de ingeniero, ya estaba un poco pulido en materia de construcciones, trabajé en la Autopista Duarte y en otras obras. Es decir, que a la hora de mi graduación, ya yo tenía cierta experiencia.

6. Viviendas económicas

Conocí a Balaguer en el 68. Yo tenía interés de trabajar y aportar mi experiencia en la construcción de viviendas para la gente de escasos recursos, que él construía. En ese momento, yo estaba haciendo dos escuelas en Ocoa, que me las había ganado en un concurso, y estando allá, el director del Instituto Agrario de ese entonces, Carlos Ramón Domínguez, que era mi padrino, me contrató para hacer 50 casas en Azua, ahí conocí a Balaguer. A él le gustó la construcción y le gustó el precio. El mismo día que las fue a inaugurar, me dio 200 casas más y así siguió hasta que me concedió la construcción de miles de casas, con escuelas, almacenes, de todo. Me asignaron la construcción de Los Jardines del Norte. Después realicé una serie de proyectos, después Las Caobas, donde hay como seis mil apartamentos. No se ganaba mucho, pero con eso tuve la oportunidad de educar a mis hijos. 

7. Funciones públicas

Nosotros creamos, a través del Presidente Balaguer, la Oficina Coordinadora y Fiscalizadora de las Obras del Estado. Esa oficina trabajó con honestidad y transparencia. Se realizaron trabajos en el país entero, no se le quitó un centavo a nadie. Las exigencias ahí, en ese tiempo, eran cumplimiento y buen ejercicio profesional. Creo que todo el que puede, debe aportar algo a su país. Te puedo decir que Balaguer, si hubo una persona a la cual le tuvo confianza y afecto fue a mí. Me trataba como a un hijo, me tenía confianza, porque nunca le hablé mentiras.

8. Constructora Bisonó

En el año 1961, el ingeniero Luis Alberto Hasbún y yo, estábamos con la firma de ingenieros Noceda y Cambiaso, y después de la muerte de Trujillo, decidimos unirnos y formamos una sociedad que se llamaba Bisonó & Hasbún. En ese entonces, el país recibió una ayuda a través de la Agencia Interamericana de Desarrollo, ellos financiaron una serie de proyectos, como escuelas, mataderos, y casas para personas pobres. Nosotros tuvimos la suerte de ganarnos unos cuantos concursos. En el 1964, cuando le dieron el golpe de Estado a Bosch, nosotros nos habíamos ganado unos sorteos para la construcción de la Villa Libertad y eso se convirtió después en el Liceo Secundario José Dubeau, en Puerto Plata, construimos una serie de mataderos y después, tuvimos una representación máxima en las construcciones de viviendas, edificadas por el Instituto Nacional de la Vivienda en todo el país. Ahí hicimos miles y miles de casas. Ahí comenzó la experiencia que nosotros fuimos adquiriendo en materia de construcción de viviendas económicas. A lo largo de estos años, te puedo decir que para mí la mayor satisfacción es la satisfacción del cliente. Eso no es negociable. Si hay una persona que sabe el sacrificio que hace una familia pobre para adquirir un apartamento es Rafael Bisonó. Yo gozo cuando veo esa gente humilde viviendo en sus apartamentos, barriendo el frente, caminando con seguridad. Eso tiene un valor extraordinario, porque eso no se compra con dinero.

9. Un gran sacrificio

Cuando estaba trabajando en el proyecto de Las Caobas, yo salía de mi casa a las seis de la mañana  y mis hijos, todavía estaban acostados y llegaba a las once de la noche y ya mis hijos estaban acostados. Entonces, mi esposa, me llevaba la comida en una cantina y me llevaba a mis muchachos para que yo los viera. Nosotros no teníamos domingo, el domingo era igual que el lunes, trabajábamos corrido. El único día que teníamos libre, era cuando se pagaba, que era cada cuatro semanas, teníamos libre el sábado y el domingo. En la vida, todo es difícil y fácil, depende de cómo uno lo mire. Al que no le guste su trabajo no estará dispuesto a asumir esos sacrificios, si no te gusta, te lo vas a encontrar difícil. Yo siempre veo mi trabajo fácil.

10. El mejor regalo

En 1954, cuando cursaba el tercer año de Ingeniería, yo fui a una fiesta, fui con una muchacha, por cierto. En esa fiesta conocí a la que hoy es mi esposa, Carmen Cambiaso de Bisonó. Al otro día comencé a enamorarla y a los 15 días le mandé a mis hermanas para que fueran haciendo amistad con ella. Nos casamos en 1958, cuando tenía un año y pico de haberme graduado. Ella es un regalo que papá Dios me mandó. Ella, mis hijos y mis nietos son el regalo más grande que Dios me dio. Mi esposa me dio mis seis hijos, juntos les dimos formación y educación, bajo el amparo y protección de Dios, conscientes de que Dios es lo más importante en la vida de todos nosotros, que lo material no es importante, que lo verdaderamente importante es contar con la presencia de Dios en nuestras vidas. Mi esposa es una gran administradora, una mujer muy organizada. Todos mis hijos trabajan conmigo y poco a poco se irán incorporando los nietos porque esta es su empresa. 

La honestidad es un valor incalculable

La gente pudiente cree que puede comprar la felicidad, pero están equivocados, yo he aprendido a decir que no y no soy una persona arbitraria, jamás se me ocurre humillar ni a un hijo, ni a un empleado, ni a un trabajador, porque eso siempre queda, queda el resentimiento. Para darte a respetar, no tienes que humillar a nadie, pero tienes que aprender a decir que no. Cuando un hijo quiere algo y uno sabe que eso que quiere no le conviene, uno se lo niega, al principio se va a sentir molesto, pero al final, lo agradecerá. Cuando un padre, por no lastimar a un hijo, no le dice lo que tiene que hacer, lo condena y ese hijo en el futuro, lo maldecirá. Hay cosas en la vida que son insustituibles, por ejemplo, una cosa a la que mucha gente no le da valor, es a la honestidad. La honestidad es un valor incalculable. Una persona debe estar regida, totalmente por las cosas que su conciencia, su yo interior, le dice que no están bien. Lo importante en la vida es que cuando coloques la cabeza en la almohada lo hagas sintiendo la paz de Dios en tu interior. La honestidad, la integridad, la amistad, el compañerismo, la caridad. Esas son las verdaderas riquezas, el mejor legado que uno puede dejar. No tengo nada de que arrepentirme.  

Calidad

“Construimos miles de viviendas al año. La calidad se garantiza, basados en la experiencia de tantos años y con controles de calidad”.

Supervisión

“Cuando voy a supervisar las obras, no voy a ver lo que está bien, yo voy a ver lo que está mal hecho, porque ellos están obligados a hacer las cosas bien”

Satisfacción

“Cada proyecto de vivienda es como un hijo. Así lo veo. Y es que la satisfacción personal que uno siente en eso, no tiene comparación con nada”

Evelyn Irizarrifoto: Pedro BazilRafael Vitelio Bisonó, a quien todos los que le conocen le llaman “Don Tato”, es un hombre exitoso, que sin embargo, conserva la humildad de los primeros años en los que comenzó a hacer camino en el mundo de la construcción de casas para familias de escasos recursos.Esta semana, el Senado de la República le otorgó un reconocimiento, por sus aportes al desarrollo del sector de la construcción y al sistema habitacional del país. Una distinción que compartió y dedicó a su familia, ya que para el denominado Padre de la Vivienda Económica, su esposa, hijos y nietos, representan el mayor logro en su vida, la verdadera definición del éxito.Es por eso, que en su extenso listado de realizaciones y metas alcanzadas, es, su familia, por mucho, la más sólida y mejor construida de todas sus edificaciones.1. Hijo de Blanco y CunitaNací en Navarrete, el 15 de abril de 1936. Soy hijo de Vitelio A. Bisonó Checo, alias don Blanco, y de Fidelia Genao de Bisonó, alias doña Cunita. Doña Cunita y don Blanco, procrearon una familia de siete hijos, dos varones y cinco hembras. Esos siete hijos les dimos 26 nietos y muchísimos biznietos. Mis hijos solos les han dado 22. Todos nacimos en Navarrete. Mi papá era un hombre respetuoso y así mismo era tratado por todos, era ganadero, productor de leche. Era de los principales productores del Cibao. Mi madre, doña Cunita era hija de una familia procedente del pueblecito de Peñuela, un lugar cerca de Esperanza. Era una persona con una muy buena educación. Ella era descendiente de españoles.2. TranquiloNo recuerdo ahora, pero me imagino que en algún momento me dieron mi pelita, porque mi papá no era fácil, uno era niño inquieto y en la inocencia uno hace cosas que no están bien y los padres se ven obligados a castigar a uno, pero creo que yo era un niño tranquilo. Mi papá era un hombre con una disciplina rígida y así nos criaron a nosotros. 3. VocaciónA pesar de que mi papá era ganadero, incursionó en la construcción de acueductos y después trabajó en la construcción de la Autopista Duarte y esas eran obras de ingeniería. Yo tenía 12 años y me involucraba en ese trabajo. Eso fue lo que me motivó a ser ingeniero civil. Te puedo decir que era una vocación nata. A mí me encanta mi profesión y te puedo decir que cuando te gusta lo que haces, resulta fácil. A la persona que se le hace difícil el trabajo es porque no le gusta lo que está haciendo. El trabajo es difícil, para el que no le gusta lo que hace. Cada vez que termino una de mis urbanizaciones y veo a todas esas personas de escasos recursos mudadas en sus casas bien hechas, con agua, luz, calles, áreas verdes, protección, con todo, siento una inmensa satisfacción. Cada proyecto de vivienda es como un hijo. Así lo veo. Y es que la satisfacción personal que uno siente en eso, no tiene comparación con nada. Lo material tiene un valor relativo, hay cosas que puedes tener todo el dinero del mundo y no las puedes comprar. 4. EducaciónTuvimos la suerte de que llegara un español que tuvo que salir de España, cuando la Guerra Civil Española terminó. Era coronel del ejército socialista y vino al país atraído por la familia Portella, una familia honorable, que principalmente se dedicó al cultivo del café. Tuvimos la suerte de educarnos en el Instituto Iberia, donde se impartía una educación férrea, porque ese español, además de ser tremendo pedagogo, tenía una disciplina extraordinaria. El que tuvo la suerte de educarse en el Instituto Iberia, además de entrar a la secundaria con una formación muy buena, también a la universidad entraba con una buena plataforma. Uno adquiría una serie de conocimientos que en otro sitio no eran posibles. Ahí había que aprender obligado. Fui de los estudiantes más brillantes, porque era consagrado a mis estudios. Después nos fuimos a Santiago, porque el Instituto Iberia se mudó de Navarrete a Santiago y de ahí pasamos a la Universidad de Santo Domingo de 1952-57.5. Ingeniero civilMe gradué de ingeniero civil en el año 1957, a la edad de 21 años, gracias a que tuve la suerte de entrar temprano, aunque ahora las cosas no son como antes, antes eran más difíciles. Ahora si eres hijo de una persona pudiente no tienes que hacer tantos sacrificios, como estudiar y trabajar. Recuerdo que siendo estudiante, yo trabajaba en una constructora, trabajaba durante las vacaciones y me ganaba mis chelitos. Después, siendo estudiante, fui profesor de la universidad, profesor de prácticas, porque eso se permitía. Cuando me gradué de ingeniero, ya estaba un poco pulido en materia de construcciones, trabajé en la Autopista Duarte y en otras obras. Es decir, que a la hora de mi graduación, ya yo tenía cierta experiencia.6. Viviendas económicasConocí a Balaguer en el 68. Yo tenía interés de trabajar y aportar mi experiencia en la construcción de viviendas para la gente de escasos recursos, que él construía. En ese momento, yo estaba haciendo dos escuelas en Ocoa, que me las había ganado en un concurso, y estando allá, el director del Instituto Agrario de ese entonces, Carlos Ramón Domínguez, que era mi padrino, me contrató para hacer 50 casas en Azua, ahí conocí a Balaguer. A él le gustó la construcción y le gustó el precio. El mismo día que las fue a inaugurar, me dio 200 casas más y así siguió hasta que me concedió la construcción de miles de casas, con escuelas, almacenes, de todo. Me asignaron la construcción de Los Jardines del Norte. Después realicé una serie de proyectos, después Las Caobas, donde hay como seis mil apartamentos. No se ganaba mucho, pero con eso tuve la oportunidad de educar a mis hijos. 7. Funciones públicasNosotros creamos, a través del Presidente Balaguer, la Oficina Coordinadora y Fiscalizadora de las Obras del Estado. Esa oficina trabajó con honestidad y transparencia. Se realizaron trabajos en el país entero, no se le quitó un centavo a nadie. Las exigencias ahí, en ese tiempo, eran cumplimiento y buen ejercicio profesional. Creo que todo el que puede, debe aportar algo a su país. Te puedo decir que Balaguer, si hubo una persona a la cual le tuvo confianza y afecto fue a mí. Me trataba como a un hijo, me tenía confianza, porque nunca le hablé mentiras.8. Constructora BisonóEn el año 1961, el ingeniero Luis Alberto Hasbún y yo, estábamos con la firma de ingenieros Noceda y Cambiaso, y después de la muerte de Trujillo, decidimos unirnos y formamos una sociedad que se llamaba Bisonó & Hasbún. En ese entonces, el país recibió una ayuda a través de la Agencia Interamericana de Desarrollo, ellos financiaron una serie de proyectos, como escuelas, mataderos, y casas para personas pobres. Nosotros tuvimos la suerte de ganarnos unos cuantos concursos. En el 1964, cuando le dieron el golpe de Estado a Bosch, nosotros nos habíamos ganado unos sorteos para la construcción de la Villa Libertad y eso se convirtió después en el Liceo Secundario José Dubeau, en Puerto Plata, construimos una serie de mataderos y después, tuvimos una representación máxima en las construcciones de viviendas, edificadas por el Instituto Nacional de la Vivienda en todo el país. Ahí hicimos miles y miles de casas. Ahí comenzó la experiencia que nosotros fuimos adquiriendo en materia de construcción de viviendas económicas. A lo largo de estos años, te puedo decir que para mí la mayor satisfacción es la satisfacción del cliente. Eso no es negociable. Si hay una persona que sabe el sacrificio que hace una familia pobre para adquirir un apartamento es Rafael Bisonó. Yo gozo cuando veo esa gente humilde viviendo en sus apartamentos, barriendo el frente, caminando con seguridad. Eso tiene un valor extraordinario, porque eso no se compra con dinero.9. Un gran sacrificioCuando estaba trabajando en el proyecto de Las Caobas, yo salía de mi casa a las seis de la mañana  y mis hijos, todavía estaban acostados y llegaba a las once de la noche y ya mis hijos estaban acostados. Entonces, mi esposa, me llevaba la comida en una cantina y me llevaba a mis muchachos para que yo los viera. Nosotros no teníamos domingo, el domingo era igual que el lunes, trabajábamos corrido. El único día que teníamos libre, era cuando se pagaba, que era cada cuatro semanas, teníamos libre el sábado y el domingo. En la vida, todo es difícil y fácil, depende de cómo uno lo mire. Al que no le guste su trabajo no estará dispuesto a asumir esos sacrificios, si no te gusta, te lo vas a encontrar difícil. Yo siempre veo mi trabajo fácil.10. El mejor regaloEn 1954, cuando cursaba el tercer año de Ingeniería, yo fui a una fiesta, fui con una muchacha, por cierto. En esa fiesta conocí a la que hoy es mi esposa, Carmen Cambiaso de Bisonó. Al otro día comencé a enamorarla y a los 15 días le mandé a mis hermanas para que fueran haciendo amistad con ella. Nos casamos en 1958, cuando tenía un año y pico de haberme graduado. Ella es un regalo que papá Dios me mandó. Ella, mis hijos y mis nietos son el regalo más grande que Dios me dio. Mi esposa me dio mis seis hijos, juntos les dimos formación y educación, bajo el amparo y protección de Dios, conscientes de que Dios es lo más importante en la vida de todos nosotros, que lo material no es importante, que lo verdaderamente importante es contar con la presencia de Dios en nuestras vidas. Mi esposa es una gran administradora, una mujer muy organizada. Todos mis hijos trabajan conmigo y poco a poco se irán incorporando los nietos porque esta es su empresa.  l

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