“Me siento muy orgulloso de ser nieto de Ramón Cáceres”

Rodeado del verdor que exhibe la extensa plantación de rubros, a los cuales no parece haber afectado la sequía imperante en el país, nos dio la bienvenida. Un lugar, que para él es más que un espacio físico, allí se encuentra la vivienda donde&#823

Rodeado del verdor que exhibe la extensa plantación de rubros, a los cuales no parece haber afectado la sequía imperante en el país, nos dio la bienvenida. Un lugar, que para él es más que un espacio físico, allí se encuentra la vivienda donde nacieron sus padres, él, sus hijos y sus nietos.En Estancia Nueva, Moca, allí Mario Cáceres Rodríguez habló de aquellas cosas que ha vivido, de las personas importantes en su vida, aun de aquellas a las que solo conoció a través de las historias de sus abuelos. Aunque no conoció personalmente a su abuelo paterno, los relatos de su abuela y las páginas de ilustres historiadores, le hicieron amar y respetar a Mon Cáceres, quien fuera presidente de la República Dominicana, un vínculo que le llena de orgullo y satisfacción.

Mario recuerda que en su época de juventud la vida era sencilla y la gente respetaba a las personas mayores.

Como a otros de su generación, le tocó cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, un tiempo durante el cual pudo constatar los abusos que se cometían contra los detenidos en la fortaleza. Una forma muy dramática de descubrir el terrible régimen de opresión que padecían los dominicanos en la llamada Era de Trujillo.

1. De Moca
Nací en Moca, el 26 de octubre de 1938. En esta casa donde hoy tengo mis oficinas. No en la misma casa, porque entonces se usaba el sistema de parteras, pero inmediatamente nacíamos nos traían a la casa; así fue con cada uno de los cuatro hermanos que somos. Mis padres, Ramón Arturo Cáceres y María Rodríguez de Cáceres.

2. Los primeros años
Tenemos muy gratos recuerdos de nuestra infancia, porque aquí convivió la familia Cáceres, los 10 hijos del presidente Ramón Cáceres vivieron aquí, a excepción de Marino Cáceres que se fue a estudiar a Santo Domingo, pero sus hijos venían con frecuencia y se criaron prácticamente aquí en Estancia Nueva. Tenemos muy buenos y gratos recuerdos de travesuras y de cosas alegres, como los cumpleaños, la primera comunión, los días de vacaciones, de la abuela, la viuda de Ramón Cáceres, que era la líder de la familia, y eran épocas muy diferentes a la de ahora. Había una educación de hogar muy diferente a la de ahora, uno estudiaba en escuela pública. En el caso nuestro, hicimos la escuela primaria entre Moca y Santiago, yo estudié en el Colegio de La Salle, luego me fui a Santo Domingo. Estudié en la Escuela Agrícola también, no tuve grados académicos, pero en esa época no era tan necesario. La calidad de los maestros era muy diferente a la de ahora, las escuelas públicas eran muy buenas.

3. Formación de hogar
Mis padres los recuerdo de forma muy grata. Fueron personas muy dedicadas a sus hijos en todos los sentidos, pero también empleaban la rigidez, la disciplina, eran muy estrictos, sin asumir actitudes extremas, ninguno de los dos. Mi madre era un poquito más fuerte que mi padre, pero ambos nos condujeron, con la ayuda de la familia también, a que nos encamináramos lo mejor posible. Fueron muy cariñosos, fueron muy consecuentes. Hicieron todo lo posible porque nos superáramos, se esmeraron en la educación doméstica y en la educación escolar. Siempre he dicho que nuestra educación fue en tres puntos claves: en la casa, en las escuelas y en la calle. Cuando uno salía a la calle, eran poblaciones pequeñas, uno veía ese comportamiento de la gente. Una persona mayor iba caminando y si iba a cruzar la calle, o iba a bajar un escalón, siempre aparecían dos o tres personas para ayudarla. Eso para mí era admirable, el respeto que había entre la gente. Otra cosa era que tú te podías sentar en un parque, en la galería de tu casa, te acostabas a dormir con la puerta abierta y no pasaba nada. Las casas amanecían abiertas, había una seguridad sorprendente. Era una época totalmente diferente y el comportamiento y el sentido humano de la gente era otro. Las familias pudientes se desenvolvían con modestia. Eso es algo que agradecemos mucho. Hoy hay mucha competencia.

4. Abuelos
De mis abuelos, por el lado paterno, recuerdo a la abuela, porque mi abuelo Ramón Cáceres fue asesinado en Santo Domingo, en 1911, así que no lo conocí, ninguno de los nietos lo conoció, incluso, su última hija apenas tenía tres meses. La abuela fue muy respetada, muy considerada, fue muy consecuente con toda la familia, muy apoyadora y siempre quiso que viviéramos a su alrededor, por eso mi padre hizo esta casa, otro tío hizo otra, una tía una enfrente y aquí en este recinto de Estancia Nueva, la familia Cáceres vivió por muchos años. Han cambiado las cosas, algunos se fueron a vivir a Santo Domingo, otros al extranjero. Me siento muy orgulloso de ser nieto de Ramón Cáceres, a quien no conocí pero que por lo que se ha escrito, veo que es considerado como uno de los mejores gobernantes del país. El mismo Juan Bosch era uno de sus grandes defensores.

5. El terremoto de 1946
Hay recuerdos de la infancia que a uno se le graban para siempre, uno de ellos fue el terremoto de 1946. A nosotros nos sorprendió en Sosúa. Nuestro padre nos llevaba durante las vacaciones, entre julio y agosto, a Sosúa, íbamos al hotel Garden City. En esa época, Sosúa era la colonia judía. Eso lo recordamos. En ese año, el cuatro de agosto de 1946, eran como la una o una y media de la tarde, ya habíamos almorzado y estábamos en una de las casas del hotel, yo tenía ocho años, la abuela estaba con nosotros en ese momento. Mis padres llamaron a Moca y nos recogieron en la tarde. Recuerdo que esa noche dormimos todos en la galería, por temor a que continuaran las réplicas. Cuando llegamos a Moca, la Iglesia Nuestra Señora del Rosario había sufrido grandes daños y otras edificaciones, como el Ayuntamiento y otras viviendas.

6. Adolescencia
Fue muy importante y de muy gratos recuerdos. La juventud de antes era muy diferente a la de ahora, era una juventud muy sana y que disfrutamos mucho. Aquí convivimos mucho los primos y los amigos de la ciudad. Yo tenía mucho intercambio con Santiago, ya que estudié muchos años en la primaria en el colegio La Salle y eso me ayudó a hacer muchas relaciones y a acercarme mucho a Santiago. Por eso es que mucha gente me ve más como santiaguero, que como mocano. Yo he estado muy vinculado con la Universidad Católica Madre y Maestra.

7. El Servicio Militar
Nosotros hicimos el servicio militar obligatorio, eran dos horas al día, eso estaba bien; pero estar en la fortaleza nos permitía ver los abusos de los detenidos. Para un jovencito, ver eso, fue algo terrible. Estuve detenido en dos o tres ocasiones por incumplir con el servicio militar, falté en dos ocasiones; y en una ocasión, un policía de tránsito me puso una contravención, porque me estacioné mal, habían pocos vehículos. Me llevaron a la fortaleza, porque yo estaba realizando el Servicio Militar Obligatorio, y yo tenía que estar ahí hasta que ellos quisieran, porque nadie podía ir a hablar por ti. Mis padres sabían que yo estaba ahí detenido, pero esperaron a que las cosas se resolvieran como entendiera la autoridad. Ahora, si pasa algo así, van 30 personas a la policía a interceder por uno, y se hacen como 50 llamadas.

8. Fiestas del pasado
En mi juventud se celebraba, en la parte festiva, la carrera de cintas, en bicicleta y a caballo. Nosotros participábamos, principalmente a caballo. Lo hacíamos los domingos y días especiales, sobre todo en la fiesta del Rosario. Aquí se celebra todavía la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario, nuestra principal iglesia tiene el nombre de Nuestra Señora del Rosario. Esas fiestas se celebran siempre entre los días finales de septiembre y los primeros días de octubre, porque el día siete de octubre de cada año, es el Día de Nuestra Señora del Rosario, y aún se celebra, aunque ya no se hace la corrida de cintas. Ahora hacemos reinados, elegimos las reinas y se realizan diversos actos en los diferentes sectores.

9. Padre y esposo
Mi esposa, Ida Perdomo de Cáceres, y yo llevamos casados 50 años, gracias a Dios nos hemos mantenido muy unidos. Nos conocimos en corridas de cintas y bicicletas y de fiesta. Tenemos cuatro hijos, y cada vez que nacía uno era un acontecimiento, sobre todo cuando nació la primera, María Isabel, en 1964, por ser la primera. Después nació Ana María, le siguió Mario Tadeo y luego, Rosa María.

10. Recuerdos tristes
Mi padre murió en 1977 y mi madre, en el 1997, murió a los tres meses de cumplir los 100 años. De la Era de Trujillo sí que hay malos recuerdos. Yo fui testigo de esa era. Para mí lo peor de Trujillo fueron los años finales, sobre todo, luego de las invasiones, que se maltrató mucho a los expedicionarios. Bueno, eso trajo como consecuencia su ajusticiamiento. Los accidentes de la época, en fin, el caso de las Mirabal que fue terrible, ese fue un hecho que si la juventud de hoy conociera… Lo de Trujillo no tuvo comparación. Eso fue terrible. 

Servidor público y hombre de fe

Después de la muerte de Trujillo, me involucré en Acción Cívica, porque uno fue contrario al régimen, eso me llevó a participar en la vida pública. Primero, en el Ayuntamiento de Moca, donde fui presidente del Consejo Edilicio y de ahí el presidente Bonnelly me llamó y me pidió que le aceptara la Gobernación de Moca, y yo acepté, con apenas 23 años y medio. Ahí estuve un año y medio. Fue de mucha satisfacción, creo que aporté mucho. Hubo un cambio notable en el país, que acababa de salir de una dictadura. Después formé parte de la Junta Monetaria, luego pasé al Banco Agrícola, después ocupé la Secretaría, ahora Ministerio de Agricultura. Ahora, formo parte del Consejo de la Refinería Dominicana de Petróleo.

Escribí un libro, titulado “Economía Agropecuaria: Las prioridades nacionales”, esa es una de mis grandes satisfacciones. Mi mayor actividad ha estado relacionada con la actividad agropecuaria. Me siento muy satisfecho, con esta edad, no tengo problemas de salud, gracias a Dios, he vivido muy apegado a Dios, siempre le he pedido, me eduqué en colegios católicos. Mi familia entera ha sido muy religiosa, yo estoy muy compenetrado con la religión católica. Eso me ha ayudado mucho. Siempre, cualquier asunto que deseamos se lo hemos pedido al Señor y él ha acudido a nuestro llamado. En esta casa aprendimos que San Juan Bosco y Domingo Sabio, fueron una especie de protectores escolares, porque en el caso nuestro, estudiamos en el Don Bosco casi todos los hermanos, y el más joven en el Domingo Sabio. Nuestra madre nos decía que les pidiéramos a ellos. Tengo fe en el futuro y estoy dispuesto a servirle siempre mi país.

Testigo
Nosotros hicimos el Servicio Militar Obligatorio, eran dos horas al día, eso estaba bien, pero estar en la fortaleza nos permitía ver los abusos contra los detenidos. Para un jovencito, ver eso, fue algo terrible.

Detenido
Estuve detenido en dos o tres ocasiones: por incumplir con el servicio militar, porque falté en dos ocasiones; y en una ocasión, un policía de tránsito me puso una contravención.

Trujillo
De la Era de Trujillo sí que hay malos recuerdos. Yo fui testigo de esa era. Para mí lo peor de Trujillo fueron los años finales”.

Otros tiempos
Antes, una persona mayor iba caminando y si iba a cruzar la calle, o iba a bajar una escalera, siempre aparecían dos o tres personas para ayudarla”.

Formación
Siempre he dicho que nuestra educación fue en tres puntos claves: en la casa, en las escuelas y en la calle”.

Festejo
En mi juventud se celebraba, en la parte festiva, la carrera de cintas, en bicicleta y a caballo. Nosotros participábamos a caballo”.

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