“El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación”. Is. 12: 2.
La biblia nos presenta diferentes interpretaciones de la justicia y la infinitud de Dios; me refiero a que nos muestra al Dios que repudia el pecado en el Antiguo Testamento, al Dios que perdona, al Dios que se desvive en amor por sus hijos, al Dios que es capaz de hacerse hombre para limpiar nuestros pecados, al Dios que nos da otra oportunidad, al Dios que nos salva… Pero algo queda claro: Dios es eterno, su amor es eterno, su fidelidad es eterna, su misericordia es eterna. Esto no cambia, no se transforma, se mantiene inalterable a través de las generaciones. Esa es una de las mejores noticias que se puedan dar a cada persona que por primera vez llega a los pies de nuestro Señor.