“El que cree en mí, lo dice la escritura: de Él saldrán ríos de agua viva. Jn. 7: 37.
Dios derrama sobre sus hijos cada día, en cualquier momento. Él habita nuestros corazones a través del Espíritu Santo, ese “río de agua viva” que nos sacia de amor, de fe, de plenitud, de paz. A esto se refería Jesús, a nada más.
En este tiempo, conocer la palabra de Dios, leer en la biblia el proceso de padecimiento de nuestro Salvador, el amor infinito de Dios expresado y revelado a través de su hijo, nos renueva la fe y revive la esperanza en la buena nueva de la vida eterna.
Meditar en su palabra, reflexionar sobre nuestra vida a la luz del mensaje bíblico, abre nuevos canales para que corra por cada parte de nuestro ser ese río, ese manantial de agua viva.