Bienvenido es una de esas personas con los cuales es imposible pasar un rato sin sonreír. Inteligente, alegre, y, sobre todo, con una filosofía de vida muy particular.
Para él los planes terminaron cuando pasó de los 30 años, a partir de ese momento vive el día a día, sin prisas, sin esperar nada más que vivir feliz.
Aunque nació en Montecristi, se declara sancarlaño de corazón, pues fue en este sector de la Capital donde transcurrió la mayor parte de su vida.
Desde niño siguió los deportes con pasión, por eso, no le fue difícil dedicarse a esta área del periodismo; y aunque ha sido editor de los más importantes medios de comunicación del país, sigue siendo el mismo reportero de los primeros años.
El rol de padre es el que más le enorgullese, y a pesar de haber nacido para ser libre y de que ninguna ruptura le ha resultado muy dolorosa, no saber preparar café, ni hacer la cama, constituyen “las dos cosas más difíciles de la soltería”.
1. Sancarleño
Desde hace muchos años, yo nací en Montecristi, pero vine de dos años a la Capital y me radiqué en San Carlos. Es decir, que de nacimiento soy montecristeño, pero de corazón soy sancarleño. Parte de mi vida, de mi juventud y mi adolescencia la pase en San Carlos. En la calle 30 de Marzo, donde yo vivía, ya ni quedan vestigios, porque al lado estaba la Funeraria Blandino, en frente estaba el Hotel República y frente a frente a mi casa estaba el Atlas Comercial Company. Ya todo eso desapareció. Las pocas veces que puedo pasar por ahí, me da nostalgia que de eso no queden más recuerdos.
2. Herencia invaluable
Mi papá se llamaba Bienvenido y mi mamá Altagracia, ambos fallecidos. Éramos, una hermana de padre y madre y cinco hermanos de padre, que nos llevamos también muy bien. Mis padres me dieron todo, me dieron buena educación, me enseñaron el amor a la sociedad, al trabajo, sobre todo algo que no tiene precio, sinceridad, decencia y respeto a los demás; respetar lo ajeno y no tratar de escalar posiciones en base a hacerle daño a los otros. Mis consejeros en la vida fueron mis padres, mi abuela, mis tías. Vivíamos en un entorno familiar con buena comunicación, que es algo que yo he mantenido. Yo como con mis hijos y con mis nietos todos los sábados, que es el día que tengo de mayor libertad, y le trazo las políticas que yo entiendo que debe llevar la gente de hoy. No con la rigidez que yo la llevé en mi época, porque, vuelvo y te repito, era una educación tipo militar la que vivimos nosotros.
3. Una etapa muy feliz
Mi adolescencia fue buena, como debió ser la adolescencia de cualquier muchacho normal de la Capital. En esa época, no es como lo que ustedes ahora disfrutan, la vida era muy limitada, la educación era muy rígida. La educación casera era tipo cuartel militar. Cuando te miraban tenías que retirarte de la reunión de tus padres con los mayores. No había televisión como ahora, no había Internet, uno se la pasaba de jugar baloncesto a ir a los plays a jugar béisbol los fines de semana, era una vida muy diferente. Y yo me asombro cuando veo a los nietos míos cómo viven ahora, con relación a cómo vivimos nosotros, pero con la diferencia de que éramos felices. Yo escuché hablar de drogas siendo ya un viejo. En nuestra época de juventud no se escuchaba hablar de eso. Puedo decir que las pelas no traumatizan a nadie porque a mí no me traumatizaron y me dieron muchas, sobre todo cuando me iba a pescar, porque me gustaba la pesca desde chiquito. Todo el litoral del Malecón yo lo conozco como la palma de mi mano. Desde 1955, hasta hoy, me gusta ir a pescar en la costa.
4. Periodista
Cada etapa de mi carrera la he vivido bien, porque el periodismo lo vivo y lo disfruto. Yo soy periodista 24 horas al día. Soy editor deportivo, pero si voy por la calle y veo un accidente, me paro y lo reporto como si yo fuera el periodista de ciudad de ese momento, o cualquier cosa política la hago como si esa fuera mi fuente. Yo disfruto el periodismo y como fui estudiante a tiempo completo en la universidad, soy periodista a tiempo completo también. Vivo la noticia día a día, a cada minuto. No veo el periodismo como un empleado público, que entra a una hora y sale a una hora. No tengo ni hora de entrada, ni de salida. La mujer que anda conmigo tiene que adaptarse a mi horario, pero yo no me puedo adaptar al horario de nadie.
5. ¿Otra carrera?
Siempre seguí y jugué deportes, lo seguí desde chiquito. A mí me gusta criticar las cosas malas y resaltar las cosas buenas, pero lo hago con mucha delicadeza. A veces los peloteros se incomodan cuando yo hago alguna crítica, pero todos me respetan. La principal regla que cumplo y hago cumplir es el horario. De haber pensado en hacer otra carrera, esa era la de guardia, pero mis padres no me dejaron, porque a ellos no les gustaba la guardia; como hubo una época en que las mujeres no les gustaban los peloteros y ahora todas se quieren casar con peloteros. El dinero no es la vida, ni la felicidad, pero te deja a una cuadra y de ahí se puede llegar a pie.
6. Aprendizaje
A mí lo que más me gusta es enseñar al que está al lado mío. Mi círculo de amigos es de más de 40 años de amistad. Somos viejos todos, algunos con ciertos defectos, pero somos humanos. Al menos una vez a la semana nos juntamos todos y hablamos y recordamos. Muchos están casados y no pueden ir de parranda, y otros hemos seguido los pasos de la soltería y la disfrutamos al máximo. Soltero y solo son dos cosas muy diferentes. Yo estoy soltero, pero no estoy solo.
7. Tres hijos
Tengo tres hijos, y dentro de mis nietos tengo una de cinco o seis anos, que esa es la que cobra por mí. En mi primer matrimonio tuve un hijo, que es un gran profesional, reside en Miami, se llama Bienvenido, igual que yo. Mis matrimonios fueron una etapa bonita, pero yo nací para ser libre, por eso me llevo bien con todas las que fueron mis esposas, porque yo sabía que el que cometía las fechorías era yo; pero ni me arrepiento, ni tampoco las condeno a ellas por tomar decisiones y decirme: “hasta aquí llegamos”. Nunca me ha dolido mucho una ruptura, sobre todo porque los hijos me defienden, pelean y dicen: “dejen a mi papá como él es”. Lo más difícil de la soltería es no saber preparar el café, ni tender una cama. Definí mi vida para el 2016 en adelante, voy a vivir en un hotel para que me arreglen la cama todos los días y me hagan café. Eso ha sido lo más difícil de ser soltero. Por suerte, llego al canal a las cuatro de la mañana y ahí hay unas muchachas que me hacen una taza de café bien caliente, porque soy un cafetero empedernido.
8. Pasatiempo
Me gusta mucho la pesca y los gallos. Lo que pasa es que la gente no conoce la esencia de un gallo de pelea. Tú no puedes poner a dos gallos en un mismo gallinero, porque se matan. El gallo nació para pelear, quiéralo usted o no. Los gallos de pelea se preparan durante un proceso largo. Cuando tú sueltas un gallo en cualquier gallera, es tu nombre el que está en juego. Los gallos no tienen nombre, lo que la gente menciona es la traba a la cual pertenece el gallo. En este país, hay más galleras que escuelas y que iglesias.
9. Ausencia dolorosa
Aunque suelo no darle mucha importancia a nada. El momento más difícil de mi vida fue cuando murió mi madre. Yo comencé a trabajar muy joven, porque me gustaba el dinero, pienso que a todo el mundo le gusta, y a mi edad más, porque ahora a las mujeres las encanto por la cartera. Yo salía de Telemicro a las ocho o nueve de la mañana, mi mamá vivía en la Bolívar y después en el Mirador, y yo todos los días, esa taza de café, me la iba a tomar con ella, porque todas las noticias y noticieros del mundo, ella los veía, así que conversábamos de toda la actualidad política y social. Yo duraba ahí con ella, todos los días, como una hora. Y cuando ella murió, dejar de ir a tomarme ese café, para mí fue muy duro. De eso ha seis años. Murió bastante mayor, pero con una visión clara de la vida. Esa es la ausencia que más he lamentado en mi vida. Yo voy todos los sábados al cementerio a la tumba de mi mamá. Amé demasiado a mi madre, tanto que eso me afecto, porque ella era muy apoyadora. Mi mamá nunca deshizo mi habitación en su casa. Ella me decía, cuando usted tenga problemas venga a dormir aquí y evítese inconvenientes.
10. Satisfacciones
En el deporte he tenido muchas satisfacciones. Yo he cubierto muchos juegos olímpicos, que es la máxima aspiración; en el 1976 en Montreal, 1980 en Moscú y 84 en Los Ángeles. Copas mundiales, carreras de Fórmula I, y de Grandes Ligas ni hablar, porque el béisbol es mi pasión y yo nada más escribo, todos los días, de béisbol, sobre todo de historias vividas por mí. En estos días me acaba de llamar un señor de 80 y pico de años, llamado Carlos León, para hablarme sobre un artículo que yo escribí en días pasados, y decirme que él estuvo en ese lugar el día que se produjo la acción que yo describía en ese artículo. Esas cosas me hacen sentir feliz, y cuando alguien me dice en las calles que leyó un artículo mío y que le gustó. El final de mi columna dice: “Usted es viejo o vieja de verdad, si bailó en la boîte Montecarlo”, y los sábados mucha gente me ve y me dice: “yo bailé ahí donde tú dices y yo no estoy vieja o viejo”. Trabajo en Diario Libre, en Telemicro y en el equipo del Licey. Eso es a nivel de consejero espiritual de los presidentes y los peloteros. Tantos años tengo metido en el Licey, que algunas veces me siento accionista; y es tan así, que cuando el equipo gana una corona a mí hay que entregarme un anillo igual que a los peloteros. Tengo como siete u ocho anillos. En mi carrera he logrado todo.
Nunca pensé que me condecorarían tantas veces. Me han condecorado, los presidentes, Balaguer, Hipólito y Leonel.