“En paz me acuesto y en seguida me duermo, pues tú sólo, Señor, me das seguridad”. Sal. 4, 9.
Nada más placentero que dormir tranquilo. Jesús nos enseñó una nueva cultura: la cultura del amor y de la paz.
Dios mismo es paz y amor. Pablo nos habla mucho al respecto en sus cartas: sigamos lo que contribuye a la paz… que la paz de Dios gobierne nuestros corazones… sigue la justicia, la fe, el amor y la paz… Siempre la paz. Jesús en sus mensajes intranquiliza nuestros corazones para hacernos reflexionar sobre nuestros pecados, sobre esos dioses carnales que nos dominan, de modo que lleguemos a la necesidad de encontrar la paz en su palabra. Buscar de Dios nos hace vivir confiados, asumir su mensaje nos transforma para bien, reconciliarnos con Él, con nuestros hermanos y con nuestra conciencia, nos permite dormir en paz.