“Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la siguen”.
Lc. 8:21
jesús nos promete un puesto principal en su vida, en su reino.
Nos puede favorecer con un trato VIP. Solo nos plantea una condición: escuchar, conocer su palabra y cumplirla.
No es tan fácil, pero Él nunca dijoque lo sería; todo lo contrario, Jesús nos habló del camino angosto, del ojo de la aguja, del despojarnos de las materialidades que nos arropan, de decidir a quién serviremos, de ser decisivos en nuestra elección.
Sin embargo, nos promete que si obramos con integridad y seguimos su palabra nos hacemos carne y sangre suya, nos hacemos su familia.
De otro modo, seremos simples visitantes.