Julio Brache Arzeno es el presidente y fundador del Grupo Rica, un nombre del que se siente orgulloso. Asegura que el éxito de esta empresa radica en el trabajo, la dedicación y en mantener la calidad de los productos a través de los años. En esta conversación, cuenta la historia de la marca que comenzó a crear, sin darse cuenta, cuando sin saber por qué compró seis vacas y poco a poco comenzó a involucrase en la ganadería, hasta dar a luz la empresa comercializadora de productos lácteos más importante de la República Dominicana.
En el plano personal, su mayor orgullo es la familia, que junto a su compañera de toda la vida, Elsa Álvarez, ha logrado levantar. Consciente de que nada es eterno, preparó a sus hijos para el relevo, en el entendido de que Rica no es una empresa solo de la familia Brache, sino que es una marca que el pueblo dominicano ha hecho suya a través de los años. Por eso, sin minimizar el éxito en el plano profesional y empresarial, no vacila en afirmar que su mayor legado lo constituyen su esposa, sus cinco hijos y sus once nietos.
1. Mocano
Nací en Moca, en junio de 1927. En esos años, Moca era muy familiar, era un pueblo pequeño. Los vecinos se trataban como familia. Todos los recuerdos de mi infancia son muy agradables. Uno iba a su escuelita particular, luego íbamos a la escuela pública para hacer el bachillerato y luego ir a la universidad. En Moca no había escuela normal y nosotros teníamos un profesor particular, que nos daba clases, que nos preparaba, entonces nos íbamos a La Vega, a la escuela normal de La Vega. Después nos hicieron la normal allá en Moca, y ahí nos graduamos como bachiller y después vinimos a la capital a estudiar Medicina, en el año 1946, y me gradué en el 1952.
2. Ocho hermanos
Mi papá se llamaba José Brache y mi mamá María Arzeno de Brache. Nosotros, a pesar de que no había mucho dinero, nos desarrollamos y nos llevamos muy bien, nunca pasamos hambre y estudiamos. Ellos se ocuparon mucho. Teníamos una familia muy bonita. Éramos ocho hermanos. Yo era el segundo, pero mi hermana, que es la mayor, ahora dice que yo soy el mayor, (jajajaja…). Ahora dicen que al niño que le dan pela se traumatiza, pero a mí me dieron mis buenas pelas y no me he traumatizado. Mi mamá era muy suave, pero mi papá no lo era tanto, papá era más riguroso. Pienso que con el paso del tiempo, uno va madurando, porque yo, como padre, al principio era más riguroso, pero me fui poniendo más suave. Con los años uno se suaviza, aunque nunca he sido peleón.
3. En una pensión
Cuando vine a la capital a estudiar Medicina vivía en una pensión que pagaba 50 pesos, que eran mucho y daba mucho trabajo poder conseguir, pero yo tuve la suerte de que me nombraron en el hospital Juan Pablo Pina, desde el tercer año de Medicina. Me nombraron como practicante ganando 24 pesos, pero yo vivía en el hospital, es decir, que tenía alojamiento y comida, era interno y ahí pasé cuatro años. Me gradué en el 1952.
4. Médico
Trabajé en muchos hospitales; en el Morgan, fui el primer director del hospital Moscoso Puello y también trabajé en el Salvador B. Gautier, como cirujano. Tenía mi consultorio en la clínica Abel González. A mí me gustaba muchísimo la Medicina. Primero trabajé en el hospital de Moca, como practicante, y después en el hospital Pina, que para entonces era uno de los mejores de aquí. Ese hospital lo mantenían muy bien y había muy buenos médicos, como el doctor Francisco Hernández, que era un gran cirujano, y yo era asistente de él, después el doctor Eduardo Álvarez, de quien también fui asistente. Después, yo realizaba cirugías. Luego estuve en el hospital de la Fuerza Aérea, fui teniente médico de la aviación.
5. Seis vacas
La carrera de Medicina me apasionaba mucho, pero siempre pasa algo. Recuerdo que compré seis vacas, en la costa norte del país y el abuelo de mi señora tenía un campito en el ocho y medio de la carretera Sánchez, y como tenía yerba le pedimos autorización para llevar las vacas ahí, y así empezamos. Cuando compré esas seis vacas, en realidad no sé de dónde me salió esa idea, porque mis padres se vieron obligados a ser agricultores, porque ellos estudiaron en España y eran gente adinerada. Después que murió mi abuelo, ellos perdieron su herencia, no pagaron los impuestos, entonces el Estado se quedó con la herencia. Luego, ellos se vieron en problemas económicos, mi papá se vio obligado a ser agricultor, porque su papá le había regalado una finquita, donde vivimos mucho tiempo. Era una finquita pequeña, de dos o trecientas tareas y ahí sembrábamos plátanos, luego vendió esa y compró otra más grandecita, en El Mirador, entre Moca y La Vega, entonces teníamos una abuela materna que vivía en Moca. Yo iba de El Mirador, que quedaba a ocho kilómetros de Moca, a La Vega en bicicleta, recorría 22 kilómetros, para ir a la escuela. Una vez, recuerdo que llegué tarde a un examen, pero el director de la escuela me dio el examen.
6. El relevo
Para mí es una maravilla, tengo un gran relevo. Ya los que están trabajando más son ellos: Julio, Pedro, Elsa María, Braulio y Carmen María. Ellos trabajan aquí y hoy en día ellos son los que están llevando la empresa, yo estoy más para cualquier consulta, la experiencia de uno ayuda, uno interviene, pero ellos son los que están al frente, es decir, que ya me puedo retirar para Constanza y ellos seguir. Me siento muy satisfecho con el desempeño de cada uno de ellos. Se están proyectando muy bien en la sociedad y en la empresa. Mi señora y yo estamos muy satisfechos con nuestros hijos y nietos. Nosotros para hacer este relevo hemos hecho un protocolo, en el sentido de que hemos buscado asesores de fuera para que cuando uno desaparezca o se vaya para Constanza, (mejor para Constanza), que no hayan pleitos, como ha pasado en muchas empresas familiares, que cuando la cabeza desaparece entonces se pelean y destruyen la empresa. Aquí esperamos que no pase eso, porque cada quien sabe para qué puesto va, desde ya, y ya lo están ejerciendo, para que ellos sepan lo que van a hacer y lo sigan haciendo bien. Es una ventaja cuando uno se organiza con tiempo, porque uno no sabe…
7. El amor de Elsa
Yo conocí a la que hoy es mi señora por un tío mío, llamado Enrique Arzeno, ya que las hijas de él eran amigas de ella. Ellos me invitaron a un cumpleaños, ahí nos conocimos, comenzamos a tratarnos y las cosas cuajaron (jajajaja…). Nos casamos en 1958, hemos llevado una vida muy armónica. Ella es muy activa, me ayuda mucho, me estimula. Ella ha sido un gran apoyo para mí, se involucra mucho en todo lo que hago. Ella se llama Elsa Álvarez de Brache, al principio no sabía nada de ganadería, pero ahora le gusta más que a mí y sabe más que yo (jajajaja).
8. Cambio de dirección
Yo era muy apasionado con mi profesión, sobre todo con el trabajo en los hospitales, porque ahí uno practica mucho, convive con muchos casos, con muchos pacientes, y es una escuela, la cantidad de casos y pacientes, claro y los estudios, esa es una verdadera escuela. En realidad yo estaba en la Medicina y me involucré en la ganadería, pero cuando yo estoy en una cosa, me gusta estar por completo, yo disfruté la Medicina, pero cuando salí de ella, disfruté mucho la ganadería y la industria. Tengo la satisfacción de que he disfrutado lo que la vida me ha proporcionado o lo que he luchado por hacer y alcanzar. A veces uno tiene momentos difíciles en los cuales debe elegir y una luz divina le muestra el camino a seguir, y entonces, si uno se equivoca, las cosas no van bien, pero si esa luz lo ayuda a uno y uno va por el buen camino, llega al éxito, que es lo que cada uno estamos buscando en cualquier actividad en que estemos involucrados. Es decir, yo siento que he sido dichoso en la vida, porque he trabajado, pero he tenido resultados y esa es una gran satisfacción.
9. Competencia
Originalmente nombramos un administrador de Rica, que hizo muy buen trabajo, pero después de un tiempo, él pensó que lo sabía todo y entonces con un grupo de los mismos ganaderos y los accionistas nuestros, hicieron otra planta, o sea, para competir con la Rica. Cuando me lo informaron, yo llamé al administrador y le pregunté, al principio me dijo que no era cierto, pero le dije: “mira, la planta que ustedes tienen se llama, tal, los accionistas son tantos y ustedes están pidiendo un préstamo de tanto al banco”. Me dijo: ´´Bueno, sí”. Entonces le dije que tenía que renunciar. De ahí pedí un permiso de seis meses en el Gautier, eso fue en abril de 1971, y esos seis meses están corriendo todavía (risas).
10. Mayor orgullo
He tenido resultados en las empresas y en la familia, tengo una gran familia, mis hijos y mi señora. Creo que no se puede pedir más. Me siento exitoso, con fe en el futuro y optimista. De lo que más orgulloso me siento es de mi familia, de mis hijos, de mi señora, de mis nietos y de lo que he hecho, porque yo diría que la Rica es una institución del país. Nosotros representamos, en el negocio de lácteos y de jugos, algo importante para el país y la sociedad, hemos trabajado mucho en el campo, en la ganadería. Creo que el éxito radica en el trabajo, la dedicación y el optimismo. Uno tiene que tener ideales y para llegar a fructificar esos ideales, hay que trabajar, ser persistente, hay que seguir hasta ver el resultado esperado. Creo que el éxito es tener una idea fija y clara y trabajar por ella con entusiasmo y dedicación, y trabajar en equipo. Uno tiene que rodearse de buena gente, de gente que ayuden y de las que puedas aprender. Creo que el empresario no debe meterse en política.
Las raíces de una marca fuerte
Después de comprar las seis vacas, compré una finca con un préstamo del Banco Agrícola y tenía más ganado, pero no sabía cómo iba a vender la leche, se la vendía a la Central Lechera, pero no pagaban a tiempo y en la ganadería es lo comido por lo servido. Seguí comprando más ganado con préstamos del Banco Agrícola. Compré otra finca, pero llegó un momento en el que no podía pagar la deuda y tuve que vender una de las dos, pagué el préstamo, que era de 125 mil pesos, pero por esa deuda no dormía. Ahí comenzamos a producir leche, pero no teníamos cómo mercadearla, mi señora vendía leche en la casa y hacía queso. Entonces, pensamos pasteurizar leche, pensamos en una planta de tres, cuatro o cinco mil litros. En eso, vino un técnico de Puerto Rico, el doctor Otto González y nos dijo que una planta de cinco mil litros no era rentable, que tenía que ser por lo menos de 25 mil. Ellos vendían equipos de plantas procesadoras y me ofrecieron poner el 25 por ciento de la inversión, y a mí, que era un pelao viejo, me gustó la oferta. Nos reunimos con otros ganaderos que tenían la misma inquietud, por ejemplo Marino Cáceres, que fue el primer presidente de Rica, y otros que vendían leche en la casa y querían organizarse.
Entonces, nació la Rica, de la inquietud de ese grupo de ganaderos que querían tener un mercadeo seguro. En el año 1963 comenzamos a organizarnos y el 10 de enero del 1966, iniciamos. El primer día vendimos 500 litros de leche, pero después fue aumentando. Con las complicaciones que se presentaron tuve que dejar el consultorio de la clínica Abel González, porque no tenía tiempo y no quería quedar mal con los pacientes, me quedé en el hospital. El nombre de Rica surgió porque estábamos buscando un nombre que fuera contagioso y corto y Rica tiene cuatro letras y además es un nombre pegajoso y bonito.
Persistente
Uno tiene que tener ideales y para llegar a fructificar esos ideales, hay que trabajar, ser persistente, seguir hasta ver el resultado esperado”.
Calidad
Muchas empresas hacen productos que son muy buenos al principio, pero después… descuidan la calidad y la gente no perdona eso”.