La seguridad en torno a Hipólito es súper cerrada

El encuentro político está a punto de comenzar. Hay mucha gente. Una multitud, más bien. Unos gritan consignas que enaltecen las bondades de su proyecto presidencial. Otros, en cambio, esperan ansiosos su llegada, porque quieren saludarlo, ensalzarlo,

El encuentro político está a punto de comenzar. Hay mucha gente. Una multitud, más bien. Unos gritan consignas que enaltecen las bondades de su proyecto presidencial. Otros, en cambio, esperan ansiosos su llegada, porque quieren saludarlo, ensalzarlo, pedirle algo en voz baja… o, al menos, tocarlo.

Pero no todos podrán acercarse, como quisieran. Un escuadrón de militares vestidos de civil tiene instrucciones precisas -e innegociables- de proteger hasta con su vida la integridad física de Mejía, principal oponente del candidato oficialista en las elecciones del próximo año.

Estos hombres no se ríen ni hablan con nadie. Cuando se trata de cuidar al candidato, actúan como fieras paridas. Se miran entre sí e imparten órdenes disimuladas. Saben muy bien lo que tienen que hacer. Estudian el entorno, antes y durante la permanencia del candidato en algún escenario público.

El jefe de la seguridad del candidato presidencial es el mayor general del Ejército Carlos Luciano Díaz Morfa, un oficial callado y con dotes de buen caballero. Su gentiliza no tiene nada que ver, sin embargo, con la responsabilidad de controlar el más mínimo detalle alrededor de su protegido. Siempre está pendiente de todo y de todos. Por algo Mejía lo mantiene como su guardaespaldas y hombre de gran confianza. Le ha demostrado lealtad.

Díaz Morfa está siempre detrás de Mejía. Su misión es protegerlo de que nada le pase, más aun cuando el ex presidente cumple su agenda pública. El trabajo de Díaz Morfa y sus hombres se intensifica según avanza la campaña electoral, pues el candidato está obligado a tener más roces y contactos con sus seguidores.  Los movimientos y visitas del aspirante presidencial se vuelven más frecuentes. Hay que cuidarlo incluso de la picada de un mosquito.

La misión de cuidar a Mejía es compartida por un grupo de altos y veteranos oficiales de las Fuerzas Armadas, bajo coordinación directa de Díaz Morfa. El segundo al mando en esta delicada tarea es el coronel Manuel Antonio Lachapelle de los Santos, al hombre de contextura fornida y pelo canuco que se le ve siempre pisando los talones de Mejía. No se aparta ni un instante.

Otros militares que escoltan y protegen celosamente al candidato del PRD son, el coronel Celín Rubio y sus colegas conocidos entre ellos solo como coroneles Adames y Bueno y el mayor Morel.

Pepe Goico. El otrora influyente coronel  Pedro Julio Goico Guerrero (Pepe), famoso por sus extremismos como guardián de Mejía, quedó relegado a servir de “franqueador” en medio de gentíos.

Ahora, quien fuera un poderoso coronel limita su trabajo a limpiar el paso del candidato presidencial, cuando éste se ve aclamado por miles de simpatizantes que lo arropan con abrazos y efusivas salutaciones.  Ya al coronel retirado no está, como antes, detrás, al lado ni cerca del candidato. Está donde esté Mejía, pero a una distancia prudente. Con todo, sigue gozando de su agrado, cariño y confianza.
El señor Gaspar Polanco y Fausto Mejía, primo de Mejía, también forman parte de la seguridad no militar del candidato. Polanco es el segundo después de Goico Guerrero en las funciones de despejar el camino para que el ex mandatario pueda conducirse sin miedos ni temores entre multitudes.

Los turnos de trabajo de este escuadrón de seguridad varían de acuerdo al momento. No todos laboran el mismo día, aunque si la ocasión lo exige el grupo completo estará disponible para cumplir con las funciones, dentro de la estructura de seguridad diseñada y comandada por Díaz Morfa para garantizar la integridad del candidato.

Los hombres de la seguridad del aspirante del PRD

Carlos L. Díaz Morfa
Jefe de Seguridad

Con el decreto 627-02, el entonces presidente Mejía (2000-2004) nombró al mayor general  Díaz Morfa como jefe del Ejército, en sustitución del mayor general Manuel Ernesto Salvador Polanco. Díaz Morfa duró seis meses en el cargo y luego volvió a su posición de Jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares.

Manuel A. Lachapelle
Sub Jefe Seguridad

Fue ascendido a coronel en agosto del 2002, mediante el decreto 629-02. En su gobierno, Mejía también lo designó como sub jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares, en sustitución del general de brigada Manuel de Jesús Figuereo. En esta última función, también estuvo comandado por Díaz Morfa.

Pepe Goico
Seguridad civil

Fue el jefe de la avanzada presidencial de Mejía, en su calidad de coronel del Ejército. Cobró fama nacional e internacional por la pasión que impregnaba a su rol de protector especial del ex presidente. Fue puesto en retiro por el presidente Leonel Fernández, el 30 de agosto del 2004, con el rango de general.

Cautos con los celulares

Los que integran el equipo de seguridad de Mejía son cautelosos inclusive para usar celulares. Los utilizan más como guías telefónicas que para realizar llamadas.

Es que, por la naturaleza de su trabajo, los militares que custodian al candidato conocen como nadie la mala práctica de grabar conversaciones privadas. Se cuidan tanto, que prefieren llamar de otros teléfonos que manipular los suyos. Tienen su propio código de comunicación.

Estudian las rutas por donde pasará la caravana vehicular que siempre acompaña al candidato. Averiguan la conveniencia de transitar por determinadas avenidas o calles. Esto es ya rutina dentro del gran compromiso de cuidar al hombre que pretende retornar a la Presidencia.

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