Hace dos semanas, con motivo del 106 aniversario del natalicio del Profesor Juan Bosch, escribimos un artículo con este mismo título referido básicamente a las razones que motivaron que le llamáramos Profesor a Juan Bosch. En esta oportunidad compartimos algunas valoraciones sobre sus concepciones como Educador y Maestro.
Desde muy joven, Juan Bosch tenía bien claro que la educación es un factor clave para que un país como la República Dominicana superara sus condiciones de pobreza y pudiera garantizar un desarrollo económico sostenido. Estaba convencido de que sólo un sistema educativo basado en oportunidades iguales para todos constituía la fuerza motriz para el desarrollo nacional. Por esa razón, uno de sus propósitos principales al llegar a su país, el 20 de octubre de 1961, después de un largo exilio de 23 años, fue educar al pueblo dominicano para que pudiera avanzar en la construcción de su propio destino y su propia identidad, para así poder superar la pobreza y transitar el camino del desarrollo y la democracia, con una conducción política correcta; articulada a un Proyecto de Nación, a través de un ejercicio ciudadano democrático de pleno derecho, en el más amplio sentido de la palabra –económica-social y político- utilizando para ello la educación y la creación de una conciencia colectiva como medios esenciales para el logro de esta meta.
Juan Bosch como Maestro, líder, pensador, escritor, y político, con su conducta pública y privada, dio lecciones de moral, de ética y de admirable intransigencia, fundamentalmente cuando se trataba de la defensa de sus principios y de los mejores intereses del pueblo dominicano. En esa condición mostró con sus acciones y sus palabras que la conciencia moral jugaba en él un papel decisivo como ser humano y como político. En la conciencia moral estuvo su autenticidad más profunda como persona. Sus convicciones morales lo llevaron a actuar siempre con un alto sentido de responsabilidad consigo mismo y con la sociedad; comprendiendo que en el proceso de configuración del sistema de valores que caracteriza a cada ser humano, éste descubre y hace compromiso de vida con los valores morales que asume.
Juan Bosch pensaba que el comportamiento correcto es un ejercicio de respeto a la verdad y de entrega a los demás, sin esperar recompensas, porque aquéllos que abrazan el compromiso y la lucha en defensa del pueblo no deben hacerlo sobre la esperanza de tan sólo cosechar aplausos y vítores. Para él la democracia es inconcebible al margen de un andamiaje moral sobre el que se levante todo ejercicio político y administrativo; llegando a entender que los partidos en el marco del sistema democrático no pueden aspirar a ser seguidos por el pueblo si vivieren de espalda a la moral. Asumiendo esas convicciones mostró con hechos su vocación de Maestro.
Con esas actitudes y comportamientos Juan Bosch nos enseñó con el ejemplo a todos sus discípulos que cada uno de nosotros, con su conducta y con sus acciones, construye su presente y su porvenir. Que somos dueños de nuestro destino. Que cada uno de nosotros debe asumir la firme decisión de trabajar con ahínco, de manera tesonera para construir un mejor futuro para la República Dominicana.
Juan Bosch fue un testimonio permanente de decoro, dignidad, vocación de servicio y patriotismo. Enseñó a todos sus discípulos que su presente y su porvenir son forjados por su conducta y sus acciones; por lo que cada uno de nosotros debe asumir la firme decisión de trabajar con ahínco, de manera tesonera, para construir los valores, actitudes y convicciones que nos proponemos lograr.
Estas reflexiones cobran hoy mayor vigencia frente a la crisis moral que conlleva la crisis política, social, ambiental y económica, que en las últimas décadas han vivido varios países del mundo, generadas precisamente por una pérdida total de valores éticos frente a la ambición desmedida que caracteriza a muchos ciudadanos y ciudadanas del Siglo XXI. El presente que vivimos los dominicanos es una evidencia clara de que tenemos pasado; de que hubo hombres y mujeres que como Juan Bosch pensaron en el presente que estamos transitando; que se preocuparon y entendieron en su tiempo que tenían, al igual que nosotros y nosotras, un compromiso histórico, social y económico con la República Dominicana y los ciudadanos y ciudadanas de nuestra media isla.
En estos tiempos convulsos que viven América Latina y gran parte de los países del mundo, la figura de Juan Bosch se redimensiona cada día porque su conducta patriótica, cívica, honesta y valiente lo reafirman como símbolo de la dignidad y de la libertad.
Podríamos afirmar que en República Dominicana, ninguna organización política podrá dirigir exitosamente los destinos del pueblo dominicano al margen del pensamiento del Profesor Juan Bosch, ya que hoy, más que nunca, su visión resulta de un valor inestimable en la perspectiva de la construcción de partidos fuertes en la República Dominicana, tal como lo hizo el Maestro con el PLD. No debemos olvidar nunca las enseñanzas del Profesor Juan Bosch, quien vivió y murió pensando cada hora de cada día en servir al pueblo, si queremos seguir honrando su memoria histórica.