En el artículo de la semana pasada hablábamos de nuestra conversación con los estudiantes del Infotep, la cual continuamos hoy.
La escuela tiene también una labor de gran importancia, pero no es esta la de sustituir a la familia sino más bien respaldar y acompañar a las familias en su función vital. Padres y maestros son aliados en la impostergable misión de educar niños y jóvenes capacitados y dispuestos a servir a Dios y su país.
Al Gobierno le toca todo aquello que contribuya a fortalecer las familias: crear fuentes de empleo, mantener un sistema educativo efectivo y actualizado, asegurar servicios básicos, la seguridad, mecanismos de competencia, regulación.
¿A cada de uno en particular qué nos corresponde? Parafraseando a Grinder, la mejor manera de promover los cambios es cambiar uno mismo. Consideremos en nuestro actuar diario esos valores que esperamos en los demás y que deseamos para nuestros hijos. Hagámonos el propósito de servir de luz e inspiración a los demás, es una manera no poco importante de luchar por una patria justa y sostenible.
Aquí contamos con personas que se han destacado justamente por aportar a la creación de una sociedad solidaria, justa y sostenible. Podemos citar al filántropo y reconocido cardiólogo Héctor Mateo, fallecido recientemente. Fue una vida entregada a los demás, a la lucha por la prevención de los males cardiovasculares, que asumió con pasión, sin ponerle precio y salvando muchas vidas.
Cabe resaltar también la labor de Don Manuel Arsenio Ureña que, desde Los Montones, en San José de las Matas, construyó un gran legado a favor del medio ambiente, de la convivencia de la gente con su entorno y de la superación de la miseria abriendo el crédito a los pobres.
En esa misma línea no podemos olvidar a monseñor Roque Adames Rodríguez, arzobispo de Santiago, que contribuyó con esa gran iniciativa creadora de bosques denominada El Plan Sierra. Sin este plan hoy en día el Cibao sería prácticamente un desierto. Segundo Rector de nuestra Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, del 1967 al 1970.
¿Y qué decir del sacerdote Luis Quinn, de San José de Ocoa, y su lucha en busca de inclusión social para los desamparados del sur, los olvidados que se van a la cama sin comer?
Vale la pena citar a otras personas como Freddy Beras Goico, que usó la comunicación y su capacidad de influencia para propiciar el bien común.
Recordamos sus extensos tele maratones en busca de ayuda para las mejores causas sociales, focalizadas a las personas de escasos recursos.
Beras Goico logró ayudas incalculables para la Asociación Dominicana de Rehabilitación, una iniciativa ya con 50 años de vigencia que, como todos saben, fue creada por mi madre Mary Pérez de Marranzini. A mí me resulta difícil hablar de ella. Prefiero que otros lo hagan.
No obstante, tengo que decir que ella es de las personas que han sabido convertir las dificultades y hasta las crisis personales en soluciones sostenibles para todos, como Nelson Mandela, quien tras 27 años de injusta prisión abandonó los barrotes sin rencores ni amarguras para unificar a África del Sur. Por eso decía “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se convierte en tu compañero”.
En estos tiempos vemos también el surgimiento de nuevos talentos solidarios, como la joven productora de televisión Judith Leclerc, una periodista que usa la comunicación para resolver situaciones críticas a personas necesitadas a través de sus reportajes de investigación.
Es un periodismo que conecta, une puntos positivos para construir soluciones, algo muy escaso en estos tiempos. Estos son solo mínimos ejemplos reconocidos, pues este país está lleno de gente buena.
Quiero terminar con tres citas:
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos: atesorando para sí buen fundamento para lo porvenir, que echen mano de la vida eterna”. Timoteo 6:17
“La honradez, la sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad sin esperar nada a cambio, la falta de vanidad, la buena disposición para ayudar al prójimo son la base de la vida espiritual de una persona”. Nelson Mandela.
Por último y esta no diré de quien es, la dejo en suspenso: “Nunca, jamás, nadie, por sí solo, ha sido capaz de materializar grandes obras, podemos soñar muchas cosas, pero, para hacerlas realidad necesitamos de la ayuda y colaboración de todos, en diversas formas”.
Debo agregar que me quedé impresionado por el orden y compromiso del director y los directores de área, pero mucho más de la calidad de los estudiantes, salí entusiasmado de que realmente caminamos firmes hacia la posibilidad de tener mano de obra mejor entrenada, que redundará en mejores condiciones salariales y de vida para nuestros conciudadanos y la posibilidad de ser mucho más competitivos, promoviendo la industria nacional para que se convierta en suplidora del mercado local y logre crecer sus exportaciones.