Profesionales de la psicología moderna coinciden en la tesis de que a menos identidad mayor insatisfacción. Y es que, cada ser humano precisa pertenecer a alguien y satisfacer sus intereses plenamente. Esta búsqueda puede tomar años a algunos, a otros toda la vida, y esa sensación de estar incompletos o vacíos nos acosa como sombra.
Al contrario, tener sólidas raíces, amar nuestros orígenes, estar orgullosos de lo que somos y hacemos crea balance y empuje en nuestro vivir. Pero somos más de lo que hacemos y podemos, más de lo que obtenemos y poseemos, somos hijos de un Dios Omnipotente y amoroso que nos ha asegurado: “…separados de mí, nada podéis hacer”. Dios, que se identifica con nosotros, se hizo hombre. Y la rama, ¿se identifica con el árbol?