Hay una Clave Verde para conocer Samaná

Al igual que tú, he ido a Samaná varias veces, a Las Terrenas y la mayoría de las ocasiones a Las Galeras, siempre en busca de…

Al igual que tú, he ido a Samaná varias veces, a Las Terrenas y la mayoría de las ocasiones a Las Galeras, siempre en busca de diversión en sus conocidas playas o tradicionales hoteles. No obstante, justo hace poco me di cuenta que no la había conocido nunca, de hecho, aún me falta mucho por conocerla.

Si de verdad quieres conocer este paraíso criollo, envidia de muchos extranjeros que han dejado todo y se han perdido en sus bosques, entonces toma nota para el próximo viaje.

Lo primero que debes hacer es hospedarte en Clave Verde, un escondite secreto, ubicado en el municipio La Barbacoa, que parece salido de la novela “El paraíso en la otra esquina” de Mario Vargas Llosa, para recrear aquellas cabañas de Tahití en las que Paul Gauguín huía de la aristocrática Gran Bretaña. 

Es simplemente eso, un paraíso en la otra esquina de la isla, con cuatro cabañas rústicas que Noemi Araujo y su esposo construyeron con materiales de la misma zona. Todas están totalmente equipadas con camas, nevera, toallas, utensilios de cocina, estufa, barbacoa, mecedoras, hamacas, mesa de dominó y todo lo necesario para pasarte unos días fuera de estrés. Pero lo que considero su mejor activo es que todas tienen una terraza o pequeño balcón con la mejor vista que puedas imaginarte, kilómetros enteros de un bosque que de solo mirarlo te limpia los pulmones y al fondo, donde la vista comienza a perderse, el inmenso mar.

Como acá todo se trata de estar en armonía con el medio ambiente, sus casitas tienen nombre de los árboles que la rodean, así encuentras “Acaya” con capacidad para seis a ocho personas, con una habitación matrimonial con su baño y dos que disponen de camarotes y comparten baño. Está “Almendro” con una habitación y un mezzanine que podría ser ocupada con cuatro a seis personas; “Arraijan” con dos habitaciones está preparada para recibir de cuatro a seis visitantes y “El cerezo” que es el pequeño estudio para una persona, una pareja con un niño pequeño o tres personas de confianza.

También disponen de un pequeño gimnasio para que no pierdas tu rutina, algunos juegos de mesa y el bono extra con el que te amarrarán, su piscina. Aquí se pararon las aguas o realmente, es aquí donde comienza el agua, 14 metros en forma de “L” sobre esa montaña, con toda la sabana puesta a tus pies y el agua cálida. Olvídate de eso de salir de la piscina a las 6:00 de la tarde porque deben clorificarla, cuando el sol se oculta es cuando sus luces internas te llaman a entrar. Si al igual que yo sufres de sinusitis o tal vez padeces de asma, no te preocupes, a Clave Verde no se le ocurriría dañar al medio ambiente ni a ti con litros de cloro, su sistema de clorinación es natural, basada en sal, pero que no te molesta.

Si como yo, tienen la suerte de que Sandro, el vecino español que dejó un mundo de comodidades para disfrutar las bondades de Samaná, se encuentre allá entonces en buen dominicano “dieron un palo”. Conoce mejor que cualquiera de nosotros nuestra propia tierra y les recomendará los mejores lugares que esconde esta península.

LOS PUNTOS CLAVE
Los mismos viajes siempre, “Salto del Limón”, “Cayo Levantado”, “Las Galeras” o “Las Terrenas”, pero alguna vez te pusiste a pensar que con tanta agua y bosques por los alrededores, de seguro que debe haber otras playas y ríos ¿o no? Sucede que sí, bien ocultos hay muchos otros balnearios, algunos estarán más difíciles que otros, pero la experiencia realmente vale la pena.

Por el momento, les daré tres “vigas” o rincones. Desde que llegues a Clave Verde, pregunta cómo llegar a La Noria, un humedal ideal para observación de aves y en cuya laguna algunas personas se tientan a un chapuzón. Les advierto, no está preparado para esto, sólo que su fría agua llama a hacerlo, sólo que trata de no pisar el fondo, ya que es muy pantanoso.

Ese día, o al siguiente si prefieres, todos los destinos conducen a Playa Morón, que aún se conserva doncella y donde las gaviotas y tú comparten el espacio. Llena de cocoteros y con una alfombra de pasto que te lleva hasta los pocos metros de arena que hay entre éste y el mar. Puedes llevar algo para picar, pero olvídate de la comida, porque los pescadores te prepararán el manjar que desees y bien fresco.

Tu viaje culminará con una visita a La Chorra, un balneario oculto entre las montañas de la comunidad de Palmarito. Debes dejar el vehículo y caminar unos 20 a 30 minutos, el camino es angosto y no muy sencillo, es bueno que lleves buen calzado y mejor si tus piernas van cubiertas, al llegar, ya no recordarás lo que caminaste. Te recomiendo no quedarte una vez bajes, si vas río arriba encontrará lo mejor, la cortina que forma la pequeña caída de agua, no te pierdas la oportunidad de subir y ver la hermosa fauna que hay tras de ella, créeme, te deja con la boca abierta. Luego de la experiencia, la mejor despedida es pasar por donde Santi a comer y disfrutar de un flan de coco.

Para que el viaje quede realmente marcado en tu mente, aunque es RD$450 más caro, opta por tomar el nuevo Corredor del Atlántico, la carretera que lleva a Cosón y detente en el mirador, la vista es una locura, algo que la vista no cree y que es difícil de describir. 

CERTIFICACIÓN
Clave Verde es de los primeros proyectos en ser certificados por Dominican Treasures, una certificación que se otorga  a productos y servicios turísticos dominicanos que cumplen con estándares de calidad y sostenibilidd, basados en criterios de turismo sostenible. Es un sello que garantiza el alto nivel de calidad, servicio al cliente y atención personalizada. 

Este proyecto es auspiciado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ejecutado por el Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT). 

Reservaciones: 809-872-0001 Email: [email protected] Web: www.dominicantreasures.com

 

 

 

 

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