Hace unos días Bloomberg, una de las más prestigiosas agencias noticiosas sobre finanzas y negocios, informaba que las grandes tiendas escandinavas de muebles IKEA habían vendido más por internet que en sus múltiples establecimientos comerciales alrededor del mundo.
Esto dio motivo a que nuestro querido amigo Alejandro Fernández W. divulgara la noticia y advirtiera al comercio local en su cuenta de twitter sobre este fenómeno, que ha revolucionado la forma de vender de esta enorme cadena y que podría afectar las ventas de los comercios locales.
Posiblemente quien no vive el día a día de un comercio o de una industria entendería que estamos ajenos a este fenómeno. Pero si alguien ignora esta realidad y no le da un giro a sus negocios, sin duda se quedará atrás o, peor, sin empresa.
La gran revolución empezó con el fax, el cual representó una enorme facilidad para los negocios, ya que hizo más fluido el intercambio comercial de una forma nunca esperada. Recuerdo que comprar materias primas podía tomar meses, pero con la llegada del fax el tiempo se redujo a días y con los correos electrónicos, a minutos.
Entiendo que los efectos de las compras por internet hay que segmentarlos por mercado para determinar su impacto en cada negocio específico. Es lógico y mucho más cómodo comprar los muebles de IKEA por internet que caminar sus enormes tiendas que parecen canchas de fútbol. En muchos países no tienen el servicio de entrega que ofrecen las compras por internet, lo cual hará, sin dudas, que cada vez más la tendencia sea a comprar en línea y esperar que los muebles muy bien diseñados y de bajo precio de esta cadena sean entregados directamente a los compradores.
Sin embargo, de acuerdo con Bloomberg, ante la caída de los precios de las boletas de los cines como resultado del aumento de salas, estos han buscado mecanismos de mejores sillones, salas VIP, días especiales de venta, afiliación de clientes, etc. Esta expansión de salas de cine es un indicativo claro de que el cable, la parábola, el Apple TV y muchas otras formas de ver películas en la casa, solo afectaron los negocios de alquiler de películas. La asistencia a las salas de cine se ha mantenido porque hay una necesidad de socializar, de salir de la casa, que no la ofrecen las tiendas de video.
Lo mismo va sucediendo con los libros. Las tabletas han cambiado la forma de comprarlos y leerlos, lo cual ha obligado a las antiguas cadenas de librerías a venderlos por internet, que indudablemente ofrece grandes facilidades. Solo pensar que en una tableta se puede tener una biblioteca completa y consultarla al mismo tiempo, es una de las grandes ventajas de los cambios en la tecnología.
Ahora bien ¿Qué pasará con las tiendas y las plazas comerciales? Las compras por internet indudablemente las obligará a cambiar de modelo. Incluso, este tema ya es motivo de preocupación de muchos gobiernos. Pero las plazas son lugares de esparcimiento, donde no sólo se ofrecen mercancías al consumidor, sino una gama adicional de servicios, como las salas de juegos para los niños, los mismos cines, variedades de comidas, exhibiciones interesantes, que nos permiten compartir con la familia y amigos. En ese sentido, las plazas comerciales tienen garantizados largos años de vida, pero deben reinventarse.
Debo decir a Alejandro que el Internet obliga a los comercios y plazas a ser más competitivos e ingeniosos. Pero de esto escribiré la próxima semana. Mientras tanto, está claro, nada sustituirá la atención personalizada, la oportunidad de caminar por las plazas y saludar a los admiradores. Tampoco es sustituible el valor de una sonrisa cada vez que entra un cliente, aun cuando no compre y solo esté de paseo. Nada que ver con la frialdad de la pantalla de una computadora.